By Jenna Fleming
Era un típico lunes por la mañana -6 A.M. llegó demasiado rápido. Mis párpados medio abiertos (o medio cerrados) y mi hija de dos años y medio de edad, que ama la mañana, estaba gritando valientemente, "¡Mami, mami! ¡Es el día de la coronación!" (Si no has visto la película Frozen, entonces esto no te hará ningún sentido.) Mi otra vivaz hija, que tiene cuatro años pero que pareciera tener catorce, también llegó corriendo por el pasillo.
Yo estaba tratando de pasar un momento en la Palabra, garabateando algo en mi diario de oración, haciendo algunas pausas de vez en cuando para volver a llenar sus vasitos plásticos, limpiar jugo de mora derramado, y enviar a una de las chicas castigada a su habitación. Luego me tomé un tiempo para una ducha. Y comenzó el día. . .
¿Estoy hecha para esto?
A veces me pregunto si realmente estoy hecha para "manejar" un hogar. Quiero decir, como realmente debe ser hecho-no perfectamente, de ningún modo, pero que funcione de manera ordenada y pacífica.
En mi mente, una casa bien manejada sería algo como esto:
Tener un buen comienzo en las mañanas, adelantarme a los niños. Tener mi tiempo de quietud, tomar mi café, poner la ropa en la lavadora, y ducharme ya habrían sido tildadas serían las cosas que ya estarían chequeadas en mi lista. Yo estaría descansada y alegre, lista para comenzar el nuevo día y cocinar un buen desayuno para la familia-algo que no sea el habitual "tirar una tostada en la tostadora". Entonces, me gustaría peinar correctamente el cabello de mis niñas. Encontraríamos los pares de calcetines con facilidad. Todos los elementos necesarios para el día, como el almuerzo para llevar, toallitas húmedas, desinfectante de manos, etc., no se nos olvidarían mientras nos dirigimos hacia la puerta. Ah, absoluta serenidad.
Pero, realmente para mí un día típico no luce así para nada. Es frenético e impredecible. No creo que esto sea únicamente para mí o para las mujeres de mi generación. Si Susana Wesley se tenía que poner un delantal sobre su cabeza que sirviera de límite a sus hijos a fin de tener un momento de paz y de oración, entonces el caos no es un fenómeno moderno en el hogar. Aunque, Susana Wesley tenía diecinueve hijos. . . pero me estoy desviando del tema.
El hogar es un lugar para ser administrado, no dominado.
Lo que he aprendido es que el manejo de la casa no es para nada como el escenario que había construido en mi mente. Hay dos pasajes específicos de las Escrituras que abordan cómo las mujeres deben administrar sus hogares-1 Timoteo 5:14 y Tito 2: 4-5.
En 1ª de Timoteo se da una declaración directa a las viudas jóvenes (y a las esposas, por lo general) de cómo administrar la casa. Tito 2: 4-5 aborda cómo las mujeres mayores deben enseñar a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos, a que amen a sus hijos, a ser amas de casa, etc. Muchas personas tienen diversas opiniones sobre estos versículos, y algunas se han tomado mucha libertad para explicar simplemente lo que "manejar la casa" significa. Aunque quiero tener cuidado de no añadir a las Escrituras, en mi conocimiento limitado, nada más de lo que Pablo quiso decir exactamente, lo que sí sé es esto: administrar no es controlar.
La vida es impredecible. Cada día trae su propio conjunto de desafíos y alegrías. He aprendido que el hogar no es un lugar para ser dominado, sino para ser administrado.
Las camisas de mi marido pudieran estar planchadas y colgadas, pero ¿lo trato a él con amabilidad y respeto? ¿Se siente amado y apreciado?
Pudiera darle a mis hijos el almuerzo al estilo Martha Stewart, pero ¿se sienten tomados en cuenta y valorados?, o ¿más bien cómo interrupciones en mi día?
Atesora tu Familia
Estoy aprendiendo que manejar el hogar no es un desfile, es más bien como arar un cultivo. Es un proceso que ocurre tras bastidores. Es duro, es sucio y el fruto de nuestro trabajo no se ve inmediatamente, pero al final valdrá la pena. Glorificar a Dios a través del amor a los nuestros es el corazón del manejo del hogar, aunque a menudo esté desordenado y lleno de errores. Creo que esto es lo que Pablo quiso decir. No dirigimos nuestra familia como piezas de ajedrez, pero les servimos como regalos que Dios nos ha dado para ser atesorados y amados.
De manera que, un día cualquiera verás que hago algunos progresos en el manejo del hogar, tropezando aquí y allá-con algunas alegrías a lo largo del camino. Como diría Elsa en Frozen: "Estoy aprendiendo a 'dejar ir'". Este tiempo, al igual que todas las etapas de la vida, es finito. Espero hacer la mayor parte de las cosas, tratando de no controlarlo todo. En su lugar, voy a confiarle todo a Aquél que está en control de todo. ¿Vas a confiarle hoy tu hogar a Él?
---¡Déjanos tu comentario y únete a la conversación!----
Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
El material publicado en esta página se encuentra disponible para ser compartido gratuitamente, en cuyo caso, agradecemos su integridad al citar la fuente en respeto a nuestros derechos de autor.
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Mujer Verdadera?
Donar $3
Únete a la conversación