¡Qué maravilloso tiempo tuvimos este pasado fin de semana en Mujer Verdadera 2015! ¡Qué banquete espiritual!
Nuestros corazones han sido llenos por Su Espíritu y Su Palabra que sobreabundó, como dice el salmista "Mi copa está rebosando".
Pero ayer fue lunes, hoy martes… Las conferencistas retornan a sus casas, el equipo de alabanzas ya no está; nuestras hermanas y amigas se encuentran en sus hogares… el auditorio está vacío.
Debemos regresar a nuestras rutinas diarias, a lo que dejamos antes de venir, nuestros hogares con las mismas circunstancias que dejamos, nuestro trabajo es el mismo, nuestras luchas y problemas siguen ahí.
La conferencia Mujer Verdadera ha terminado pero el movimiento apenas ha comenzado a dar sus primeros pasos, así que… ¿y ahora qué? ¿Cómo responder a ese llamado que escuchamos tan claramente en nuestro corazón? ¿Cómo lo echamos a andar? ¿Cómo aplicar lo que hemos aprendido? ¿Cómo nos convertimos en reales mujeres verdaderas en la vida cotidiana?
La palabra eterna de Dios está a la mano en nuestras mesitas de noche o en
nuestros teléfonos celulares, lista para producir el fruto en todos los que la reciben, "así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié”. (Isaías 55:11 LBLA).
La gloria de Su Presencia está a la distancia de una humilde y desesperada oración de un corazón que tiene hambre de Él, " Porque así dice el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: Habito en lo alto y santo, y también con el contrito y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los contritos". (Isaías 57:15 LBLA)
Estamos todas unidas por esta red de corazones que laten por El y Su causa, que laten por todas las mujeres que necesitan escuchar este mensaje de libertad, plenitud y abundancia en Cristo.
Así que vengamos confiadamente a la audiencia del Rey de reyes y Señor de señores y sentémonos a Su mesa día tras día “ He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. (Apocalipsis 3:20 LBLA)
Tomemos el reto de pasar 30 días en la Palabra del Señor, busquemos Su rostro de todo corazón (Jeremías 29:13).
Así que confiemos y esperemos en Su promesa "estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. (Filipenses 1:6 LBLA)
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