Hace unos días vi una imagen en internet de una muñeca Barbie con canas y pensé «¡Uao! ¡Espero lucir así de bien cuando sea mayor!»
Además de su largo peinado plateado, esta «Barbie anciana» tenía bolsas en los ojos y arrugas en la frente, cuello…y algunas encantadoras «líneas de la sonrisa» (creo que es bueno el hecho de que no muestran a la «Barbie anciana» por debajo de sus hombros)
En estos tiempos en que abunda la publicidad sobre cremas anti-envejecimiento; otras, que eliminan la doble barbilla, y removedores de arrugas «garantizados», el enfoque parece estar en preservar una apariencia juvenil. Esto puede resultar difícil en la medida en que envejezco. Ya tengo más arrugas que un cachorro Shar pei.
Me pregunto si nosotras como cristianas, ¿alguna vez pensamos en envejecer con gracia…o en prepararnos para vivir en la eternidad con Dios? Gracias que todo (cuerpo, alma y espíritu) será perfeccionado para quienes estamos en Cristo (1 Ts. 5:23-24). ¡Oh, cuánto espero por ese día!
Mi mentora espiritual, Nancy Leigh DeMoss, dice, «Desde que era una niña, tenía como meta llegar a ser una anciana piadosa. Siempre he tenido la imagen de cómo luce esta anciana piadosa». No conozco muchas mujeres que hayan tenido esa perspectiva siendo niñas, pero yo también tenía una imagen en mi mente sobre envejecer piadosamente e incluye mucho más que simple apariencia física. Al observar las amorosas abuelitas en mi vida así como a mujeres a quienes respeto, he entendido lo siguiente:
Para envejecer bien se requiere ser intencionales
Eleanor Roosevelt dijo en una ocasión «Personas jóvenes hermosas son un accidente de la naturaleza, pero ancianos hermosos son una obra de arte». Las obras de arte requieren habilidades, inversión de tiempo y esfuerzo creativo.
Hace un buen tiempo decidí invertir en mi «vida como adulta mayor». Lo primero que hice fue orar por sabiduría. Luego le pedí a Dios que formara a la «anciana Dawn» que Él quería que yo fuera. De mi parte, cooperar con Dios era un asunto de elecciones. Al transcurrir de los años he aprendido a abrazar y aplicar la Palabra que me hará más como el Hijo de Dios.
A continuación, algunas de mis elecciones para envejecer con gracia:
- Elijo ser una mujer amorosa y que perdona-no amargada (Ef. 4:32; Col. 3:13-14).
- Elijo ser una mujer fiel a Dios y a mi esposo (1 Sam. 12:24;1 Co. 15:58;Heb. 10:23;Ef. 5:22-24)-una mujer de propósito piadoso ( Tito 2:3-5).
- Elijo representar a Cristo con un carácter piadoso-entrenamiento de mi vida en El (2 Co. 5:20a; Ro. 12:9-13).
- Elijo la verdad siempre y enfrentaré lo falso (Ef. 6:14a; 2 Ts. 2:15) - aún se trate de una «batalla» contra el mall (Ef. 6:12).
- Elijo servir a otros y no enfocarme en persecuciones egoístas (1 P. 4:10;Mc. 10:44-45; Flp. 2:5)-buscar maneras de motivar a las mujeres a vivir para el Señor (Heb. 10:24).
- Elijo prioridades bíblicas, en lugar de los cambiantes caprichos de mi cultura (Dt. 6:5;Mt. 6:33;Ro. 12:1-2; 2 Co. 4:4).
- Elijo ser una buena administradora de mi tiempo, talentos y «tesoros» (Jn 17:4;Sal. 90:12;Col. 4:5;1 P. 4:10;Mt. 6:20-21;Dt. 8:17-18; Ef. 2:10).
- Elijo vivir a la luz de la eternidad en lugar de lo temporal (2 Co. 4:18;Col. 3:1-4; Jn 15:16).
- Elijo dejar un legado a mis hijos y nietos (Sal 78:4; 103:17).
Quiero que entiendan que no soy perfecta al elegir estas cosas. Para nada. Pero al menos tengo un patrón bíblico para mis elecciones, y sobre todo, mi elección es ser colaboradora con Dios en mi santificación, en la medida en que sigo a Jesús-para decidir rendirme, confiar y obedecer-para triunfar, al final, con una madurez piadosa.
Hay un viejo dicho judío que se refiere precisamente a la manera cómo siento acerca de envejecer: «Para quien no ha aprendido, la vejez es un invierno; para quien aprendió, es el tiempo de cosecha». Cada etapa de la vida es especial, pero esta época de cosecha es tan satisfactoria- un tiempo precioso con oportunidades de derramarnos en las vidas de otras mujeres así como oportunidades únicas para bendecir a nuestros hijos y nietos, procurando transmitirles hambre por Dios.
Si el Señor no regresa antes de que muera, llegará el día en que las personas se sienten en mi funeral para analizar mi vida relativamente corta (en comparación con la eternidad). Espero que puedan decir que vieron algo de Jesús en mí. Espero que digan que supe contar mis días y traer a mi corazón, sabiduría. Espero que digan que viví para un Reino más grande que cualquiera que hubiera podido construir aquí en la tierra.
Eso haría muy feliz a «la vieja Dawn». Mejor aún, pienso que ese testimonio complacería a mi Padre Dios. ¡Valdrá la pena la inversión!
¿Y tú? Sin importar tu edad física en este momento ¿cómo estás invirtiendo en tu vejez? ¿Tus inversiones cuentan para la eternidad?
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