Empecé el Año Nuevo como un automóvil con el tanque vacío. Cada tanque que impulsa mi vida: mi tanque espiritual, mi tanque emocional, mi tanque físico, mi tanque relacional. Cada uno de estos estaba vacío por un año lleno de luchas y estrés. Pero hoy me encuentro navegando por las calles del 2022 con el tanque lleno. ¿Qué cambió? Descubrí el sorprendente poder del deleite.
Deleite. Pareciera ser una palabra tierna. Tal vez pinta una imagen de una niña riéndose alegremente o un helado con chocolate derretido encima; pero abre tu Biblia y verás que el deleite no es una emoción agradable, sino una acción que tiene el poder de una bomba atómica.
Tu devocio-medidor
La Biblia está llena de la palabra «deleite» y enseña que, como muchas de nuestras emociones, el deleite es una espada de doble filo.
Por un lado, es muy fácil deleitarse en Dios y Su Palabra, y cuando lo disfrutamos, nuestro afecto se transforma. El salmista declara:
«Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón (Sal. 37:4).
Y…
«Me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; Tu ley está dentro de mi corazón» (Sal. 40:8).
Y…
«Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las riquezas. Meditaré en Tus preceptos, y consideraré Tus caminos» (Sal. 119:14-15).
El patrón es claro. Primero nos deleitamos en Dios, y luego Él expande ese deleite, y nos ayuda a desear más y más de Él.
Pero , por otro lado, deleitarnos en las cosas equivocadas nos lleva a toda clase de decisiones y patrones pecaminosos. Al fin y al cabo, fue el deleite de Eva que la llevó a tomar el fruto que su Creador había prohibido: «Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió. También dio a su marido que estaba con ella, y él comió» (Génesis 3:6, énfasis añadido).
El salmista también sabía unas cuantas cosas acerca de esto.
«Porque Tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el mal no mora en Ti» (Salmo 5:4).
Para bien o para mal, moramos en lo que nos deleitamos. En el 2021, mis deleites eran incoherentes en el mejor de los casos y erróneos la mayor parte del tiempo. Un nuevo año me daba la oportunidad de evaluar lo que más disfruto y de pensar en cómo el gozo fundamentado en las cosas equivocadas evita que experimente las promesas de las Escrituras.
Una forma de orar con deleite
Permíteme mostrarte el lado práctico de todo esto.
- En vez de orar para que Dios nos ayude a leer más la Biblia, podemos orar para que Él nos ayude a deleitarnos en Su palabra hasta que experimentemos lo que dice el salmista: «Sino que en la ley del Señor está su deleite, y en Su ley medita de día y de noche!» (Sal. 1:2).
- En vez de orar a Dios para que nos ayude a dejar de gritarle a nuestros hijos o aferrarnos a la amargura que sentimos hacia nuestro esposo o a alguna amiga, podemos orar para que Dios nos dé un deleite genuino por ellos. Estoy aprendiendo que es mucho más difícil pecar en contra de aquellos en los que nos deleitamos.
- En vez de orar para que Dios nos ayude a terminar nuestro trabajo, podemos orar para que Dios nos enseñe a deleitarnos en el trabajo que Él nos ha dado. Si nos deleitamos en el trabajo, seremos más productivas.
El pastor John Piper describe a la perfección el poder del deleite con estas palabras: «El cristianismo en América ha sido devastado por la enseñanza de que las decisiones son más básicas para definir a un cristiano que el deleite»1.
Piensa en eso por unos minutos. Dios no se preocupa principalmente por nuestro comportamiento: Él siempre se interesa más en nuestro corazón (1 Sam. 16:7). El corazón es donde crece el deleite. Pregúntate: «¿Mi relación con Jesús y con otros se define más por las decisiones que tomo o por el deleite que tengo en ellos?».El cansancio de tomar decisiones lleva al desánimo. El deleite es una reserva sin fin de gozo e inspiración.
Cada año está lleno de gozo y tristeza, y de pruebas y triunfos que en su mayoría no controlamos. Así es la condición del ser humano. Pero existe un área a la que tenemos acceso: podemos escoger en quién o en qué nos deleitamos. Cuando pasamos nuestros días disfrutando a Dios y Sus muchas bendiciones, veremos que el tanque de nuestra vida se llena del poder único que viene de deleitarse en conocer a Jesús.
1 John Piper, «The Problem with American 'Christianity'», Desiring God. February 10, 2022.
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