Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. Hechos 4:12
El nombre Jesús era común en Sus días, pero este nombre ordinario se convirtió en extraordinario, y a través de la historia se ha convertido en exclusivo. La razón para esto se revela en lo que el ángel dijo a José “Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. Mateo 1:21.
Nunca ha habido otro Jesús como éste. Su Nombre revela por qué Él vino a la tierra. Resume Su misión, Su propósito y Su destino.
Jesús es el equivalente en griego del nombre judío del Antiguo Testamento Josué, que significa “El SEÑOR salva. En el Antiguo Testamento encontramos a dos Josués. El primero condujo a los hijos de Israel a la Tierra Prometida. Era un prototipo de Jesús: un salvador, defensor, libertador.
Nuestro Josué -Jesús- pelea nuestras batallas. Ha conquistado todo enemigo, incluyendo la muerte y nos capacita para vencer toda tentación y pecado. Nuestro Josué nos conduce a la herencia espiritual que Dios nos ha prometido, superando la obra del primer Josué.
El otro Josué del Antiguo Testamento fue un sumo sacerdote. Dios le dijo al profeta Zacarías que hiciera una corona de plata y oro y que la pusiera en la cabeza de Josué (Zac. 6:11). Las instrucciones de Dios eran un símbolo de realeza. Antes, los roles de rey y sacerdote siempre habían estado separados. Aquí, sin embargo, están simbólicamente combinados en una persona. Este es un maravilloso retrato de nuestro Jesús, Quien es Rey y Sacerdote.
No hay otro nombre como el nombre de Jesús. Hay perdón en Su Nombre. Al llevar nuestros pecados como si fueran Suyos, en la cruz y negarse a salvarse a Sí mismo, Jesús nos salvó “del castigo del pecado y de la ira de Dios” que tan justamente nos merecíamos. Él nos salva diariamente del poder del pecado. Jesús vino no solo para salvarnos de la culpa y condena de nuestro pecado, sino también a quitarnos nuestro amor al pecado. Y un día, seremos completamente liberados de la misma presencia del pecado.
Hay poder en Su Nombre. Este nombre es el que nos da acceso a los más grandes tesoros de Dios. Por supuesto, sabemos que el poder no está en el nombre por sí mismo sino en la Persona a Quien pertenece.
El Nombre de Jesús es precioso. Tiene infinito valor. De hecho, este nombre ordinario es “nombre sobre todo nombre” (Flp.2:9), y debe ser tratado con gran reverencia.
“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.”
¡Jesús! ¡Nombre del amor maravilloso, el nombre humano del Dios celestial! Rogando en éste, nos acercamos, necesitados a Ti, nuestro Dios. ~ William W. How (1823–1897)
“Más que un gran maestro, más que un hombre iluminado, más que un obrador de milagros, más que una fuente de significado en la vida…más que un amigo que nos ama, más que un transformador de la cultura, más que un propósito para los que no tienen propósito, Jesús es el Salvador de los pecadores” Kevin De Young
¡Todos proclaman el poder del nombre de Jesús! Que los ángeles se postren; traigan la diadema real, y corónenlo Señor de todo. ~ Edward Perronet (1726–1792)
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