Hay tanta tristeza en nuestro mundo,
Pero el gozo es más abundante.
Eso es lo que una mujer sabia me dijo hoy,
¿Y no es así que todas necesitamos ese recordatorio?
Cuando la desesperación amenaza grandemente y los sufrimientos permanecen,
Nuestros corazones necesitan recordatorios constantes
De la esperanza que se extiende antes, durante y más allá de nuestra tristeza.
El gozo que se encuentra en los brazos abiertos de nuestro Salvador, siempre esperando.
¿No es eso lo que hace la primavera?
Sus retoños y capullos suavemente cambian nuestro mirar
De la severidad del gris invierno,
Hacia la anticipación de un nuevo crecimiento y vida abundante.
Como el alba colisiona con la oscuridad del cielo,
Algunas veces el gozo irrumpe a través de nuestros más profundos momentos de dolor.
En otras ocasiones brota tan calladamente, justo allí en medio de la nieve que ha quedado,
Un pequeño retoño que nos reta a recibir la promesa que el gozo puede ser encontrado, aún justo ahora.
Jesús mismo sabe esto mejor,
Quien, por el gozo delante de Él sufrió la cruz.
Él conoció el sufrimiento. Él conoció la aflicción.
Aún así, Él sabía que el gozo era más abundante.
La esperanza del cielo,
La libertad de nuestro pecado,
El firme amor del Señor.
Todas las aflicciones de este mundo palidecen en comparación con este tipo de gozo.
Así que, tú, que vas por el enésimo pañuelo,
Está bien sentir tristeza y sentarse sobre la angustia de hoy.
Puedes tener gozo en tu duelo
Porque Su gozo viene en la mañana.
¡Levanta la mirada y mira!
El árbol que yacía estéril en el sofocante invierno, ahora comienza a retoñar.
Qué belleza para el ojo y consuelo para el corazón.
El gozo es siempre más abundante.
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