El gozo en medio de la desilusión

«Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre.»

Salmos 73:26

El gozo en medio de la desilusión

 No somos capaces de entender todas las razones del pecado, aflicción, heridas y dolor de nuestro mundo, pero sabemos que Dios es Dios y eso es todo lo que necesitamos saber. Probablemente hay anhelos insatisfechos en tu vida, ya sea porque has esperado por mucho tiempo y aún sigues soltera, porque estás luchando con infertilidad en tu matrimonio, porque tus hijos no son lo que esperabas o tu esposo te ha abandonado, quizá estás luchando con la pérdida de un ser querido o cualquiera que sea tu desilusión. Cuando nuestro corazón está a punto de desfallecer debemos confiar y deleitarnos en que nuestro Dios es soberano, Él hace lo que es sabio y bueno con sus hijos. 

El hecho de que seamos hijas de Dios no nos hace exentas de estas luchas en la fe, por lo que quiero compartirte lo que la palabra de Dios me ha mostrado cuando las batallas llegan a mi mente e intentan robarme el gozo. 

¿Cómo podemos lidiar con la desilusión, anhelos o deseos insatisfechos? 

  • Conoce personalmente a Cristo

Es necesario que conozcamos y entendamos quién es Dios «mas el que se gloríe, gloríese de esto: de que me entiende y me conoce,..» (Jeremías 9:24a) y la única forma de conocerle es a través de su hijo Jesucristo. Así que si verdaderamente conocemos a Jesús, nos veremos obligados a adorarle a Él y deleitarnos en Él por sobre todas las cosas. 

Es necesario tener una experiencia personal con el amor increíble de Dios y confesar que Él es Dios y salvador. La salvación es un don de Dios (Efesios 2:8-9). Cuando nos unimos a Cristo a través del nuevo nacimiento, podemos descansar en que cada momento y situación que atravesamos, compartimos con Él nuestra vida y esto nos lleva a tener una pasión por glorificar a Dios en todo lo que hacemos. Puesto que Cristo pagó el precio por nuestro pecado, tenemos todo lo necesario para satisfacer nuestras necesidades y no perder el gozo. 

  • Permanece en Cristo

Jesús le dijo a sus discípulos que debían estar unidos a Él como los pámpanos están unidos a la vid. Esto nos demuestra la dependencia y la constante comunión entre Cristo y nosotros, debido a que es Él mismo quien produce el fruto en nuestras vidas. (Juan 15:4) Cuando experimentamos ese tipo de conexión con Jesús tendremos frutos visibles, nuestro corazón producirá adoración y descanso en lugar de deseos insatisfechos. Vivir constantemente en la presencia del Señor Jesús traerá gozo a nuestras vidas.

  • Vive en la Palabra y mantente en oración

Cada ocasión que voy a comenzar mi tiempo en la Palabra, me gusta citar el pasaje del Salmo 119:18 «Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley». Dios es el autor principal de la Biblia y solo Él puede abrir nuestros ojos para que podamos aplicar y entender su bendita Palabra en nuestras vidas. Ella debe ser nuestro alimento espiritual, el que nos ayuda a recordar las verdades bíblicas y a mantener una refrescante relación con Cristo. También es importante que nuestra oración se someta a la voluntad de Dios (Mateo 6:10), confesando nuestros pecados, dando gracias en todo, glorificando a Dios en adoración, lo cual nos producirá gozo.

  • Deposita tus anhelos en Cristo y regocíjate en Él

Pablo dice en la carta a los Filipenses «Regocijaos en el Señor siempre» No está diciendo «Regocíjate cuando todo esté saliendo bien» Él dice: «siempre», esto incluye situaciones de todo tipo. «Cuando pasa el tiempo y todas tus amigas se han casado y tu aún sigues soltera, cuando ves a otras mujeres con hijos y a ti, Dios todavía no te ha concedido la maternidad, cuando tu esposo se ha ido de casa y te ha dejado con tus hijos, cuando tus hijos no son lo que esperabas, cuando has perdido a un ser querido, etc.» Cualquiera que sea esa desilusión o anhelo insatisfecho, recuerda «Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos!» (Filipenses 4:4).

Cada una de nosotras enfrentamos desilusiones distintas en cada etapa de nuestras vidas pero podemos descansar en las promesas de nuestro Padre celestial, que él obrará en todas las cosas para nuestro bien, sabiendo que es amoroso y soberano (Romanos 8:28). Para poder descansar en esas promesas debemos: conocerle personalmente, permanecer en Él y vivir en la palabra, en constante oración, suplicando que se haga su voluntad en nuestra vida y reconociendo que su voluntad nos dará profundo gozo.

Querida amiga, me gustaría compartirte algunas preguntas que me han ayudado a evaluar mi vida y andar en Cristo.

Preguntas 

  1. ¿Conoces verdaderamente a Dios? ¿Entiendes sus propósitos? (Jeremías 9:24)
  2. ¿Has buscado hacer de Jesucristo la preeminencia en tu vida? Recuerda que no podemos hacer nada en nuestras fuerzas, y al permanecer en Cristo, Él se convierte en nuestro todo. (Juan 15:4)
  3. ¿Estás orando que se haga su voluntad en tu vida? (Mateo 6:10)
  4. ¿Estás contenta con lo que Dios te ha dado? ¿Podrías decir como Pablo «…he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación».? (Filipenses 4:11)

Oremos para que lleguemos a afirmar las palabras de Pablo. Él aprendió a reconocer que sólo Dios es su satisfacción y gozo en cualquier circunstancia, de tal manera que su mayor anhelo era estar en la presencia de Cristo. «Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia». (Filipenses 1:21)

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