El evangelio y mis hermanas en Cristo

Tengo dos hermanas en Cristo muy especiales. Ellas, por la gracia de Dios, aman a las hermanas a su alrededor. Al observarlas, somos retadas a imitarlas. A Lina el amor pareciera salirle por los poros. Ella ama de palabra y de hecho, con los gestos y con sus brazos. Eris, aunque a veces no dice mucho, demuestra todo en silencio y anonimato, sirviendo a sus hermanas sacrificando tiempo, recursos y fuerzas. ¿Cuentas con hermanas así en tú iglesia? Dale gracias a Dios por ellas.

Ellas son un reto para mí, y oro frecuentemente que Dios me ayude a amar a los demás todos los días como ellas lo hacen. Este tipo de amor es como el amor de Jesús. Él murió por nuestros pecados sin nosotras merecerlo, y ha establecido un estándar de amor sinigual en la salvación que ganó para todo aquel que cree en Su nombre.

  • «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros» (Juan. 13:34, RV60, énfasis añadido).
  • «En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos» (1 Jn 3:16, RV60, énfasis añadido).
  • «En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros» (1 Jn 4:9, 11, RV60, énfasis añadido).

El evangelio nos ofreció vida y tiene el poder para salvar a aquellos que viven aún en tinieblas. Es esta luz de Dios que nos capacita para amar a otros. Si el amor de Cristo fue derramado en la cruz a favor nuestro, ¿cómo debería esto afectar nuestras relaciones con nuestras hermanas en Cristo?

Para meditar en esto, busquemos el consejo de Dios en Su Palabra y aceptemos el reto de llevarlo la práctica:

El amor sacrificial es una característica distintiva de una discípula verdadera de Dios.

Reto: Así como Cristo entregó Su vida por nosotras, debemos amar a nuestras hermanas (Fil. 2:5-8).

El amor de Cristo hacia nosotras nos capacita para amar a otras, incluso las que no nos muestran amor.

Reto: Debemos amar a las hermanas que nunca nos han expresado amor (Mt. 5:46).

El amor de una mujer cristiana no se ve limitado por el pecado de sus hermanas.

Reto: Podemos amar a quien nos causa dolor (Mat. 18:21-35). Nadie podrá pecar más contra nosotras de lo que nosotras hemos pecado contra Dios. Si fuimos perdonadas por Dios por una ofensa tan grande, ¿cómo no perdonaremos una ofensa menor? Si nuestras hermanas fueron perdonadas por Dios, ¡¿cómo no perdonarlas?! No somos mejores que Dios.

El amor no es solo de palabra; también se muestra en hechos.

Reto: No dejemos de ayudar a nuestras hermanas cuando estén en necesidad (1 Jn 3:17-18).

Confieso que debo aprender a amar mucho más como Dios me ama a mí, pero confío en el poder del Espíritu Santo que vive en mí. Él, por gracia, un día me convenció de mi pecado. y esa misma gracia está disponible en abundancia para ayudarme.

Si te sientes retada como yo, te invito a reflexionar. No merecemos nada, pero Cristo lo dio todo por nosotras. Nos amó. ¿Cómo no amar a nuestras hermanas?

El amor cristiano lleva al sacrificio y a la entrega de uno mismo por los demás. Cristo renunció a su propia vida por el bien de los creyentes, y ese sacrificio perfecto es la esencia del amor cristiano. Dios nos llama a amarnos unos a otros y a vivir conforme al mismo parámetro de amor que Él tuvo por nosotros.

¿Ya sabes a quién debes amar? Pues no pierdas el tiempo y dispón en tu corazón el hacerlo.

1Tomado de La Biblia de Estudio del Pastor John MacArthur

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Sobre el autor

Yuliana Fragozo Bermúdez

La gracia y la misericordia de Dios la alcanzó cuando se encontraba sedienta buscando agua en un pozo. Esa misma gracia inmerecida le permitió casarse con Andrés Aguilar, quien es uno de los pastores fundadores de la Iglesia Cristiana Vida … leer más …


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