El Evangelio y las filosofías humanistas

"Mirad que nadie os haga cautivos por medio de su filosofía y vanas sutilezas, según la tradición de los hombres, conforme a los principios elementales del mundo y no según Cristo.”  Colosenses 2:8

En tiempos de cosecha los agricultores secan el trigo y lo someten a un proceso de zarandeo procurando separar las pajas del trigo. De igual forma debemos aprender a “separar la paja del trigo” cuando necesitamos diferenciar lo inservible de lo que si tiene valor. Nunca ha sido más importante poner en práctica esta metáfora que en los tiempos que estamos viviendo.

Estamos en medio de una batalla. Una de las luchas más fuertes se libra en el mercado de ideas que compiten por encontrar lugar en nuestro pensamiento. El discernimiento es la habilidad que Dios nos da para diferenciar la verdad del error, lo bueno de lo malo, e incluso lo bueno de lo más excelente. Como mujeres, debemos aprender a discernir correctamente para poder vivir de acuerdo a los principios bíblicos y no en base a filosofías humanas y pragmáticas.

Una batalla particularmente difícil es la que existe entre el humanismo y el cristianismo. Nuestra sociedad está deteriorándose rápidamente debido a la gran influencia que ejerce sobre ella este sistema de pensamiento; una influencia muchas veces mayor que la que ejerce la Iglesia. Muchas somos negligentes en transformar nuestra mente con las Escrituras, y fracasamos a la hora de saber reconocer las ideas humanistas. Terminamos sucumbiendo ante la cultura.

¿Qué es el humanismo?

El humanismo es una corriente de pensamiento que rechaza la existencia de Dios y considera al hombre inherentemente bueno, y el ser supremo del universo. Esta filosofía no abraza los valores absolutos que sostienen la fe cristiana, sino que considera estos valores como relativos; variando de persona a persona, situación a situación, cultura a cultura.

Este concepto es totalmente opuesto al cristianismo. Se trata de dos sistemas de pensamiento incompatibles y mutuamente excluyentes, y sus efectos en la sociedad son totalmente discrepantes.

Dos puntos de vista contrastantes

El humanismo y el evangelio contrastan en 5 áreas principales:

  1. El concepto de Dios: el pensamiento humanista niega la existencia de Dios.
  2. El origen del mundo:  evolución vs. Creación.
  3. La naturaleza del hombre:  de acuerdo a los humanistas el hombre es inherentemente bueno, no es pecador.
  4. La moralidad y los valores: la ética y los valores son situacionales y circunstanciales; relativos.
  5. La vida después de la muerte y el juicio divino: No existe vida después de la muerte; no hay cielo ni infierno.

Este marco de ideas es antropocéntrico y es responsable del deterioro en la cultura. El conflicto entre el humanismo y el evangelio es de amplio alcance. Impacta los estándares de conducta (vivimos en una sociedad altamente permisiva y tolerante, que promueve el YO), el valor de la vida humana (abortos, infanticidios, eutanasia), y las ideas sobre la sexualidad (libertad sexual, homosexualismo, lesbianismo, fluidez de género), cosas que la Biblia expresamente prohíbe, entre otras cosas.

El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. Proverbios 1:7

El cristianismo enseña conceptos totalmente contrarios. Creemos en la existencia de un Dios eterno que ha creado el mundo de la nada y está llevando a cabo Su plan de salvación a través del sacrificio, muerte y resurrección de Jesucristo. Creemos que la Palabra de Dios es Su revelación, es inerrante, autoritativa y es la Verdad absoluta, la piedra angular sobre la cual se fundamenta todo lo que existe.  La sabiduría humana, tan alabada por los hombres, es rechazada por Dios (1 Corintios 3:19-21; 2:6; 1:19-21). 

¿Cómo navegamos en estas aguas?

Es sumamente importante que como cristianas aprendamos a discernir las formas sutiles como el pensamiento humanista se ha infiltrado en la conciencia colectiva. Ha influenciado la forma como nos vemos a nosotras mismas; cómo vemos la familia, el matrimonio, y cada ámbito de nuestra vida. La única forma cómo podemos vivir de acuerdo a la voluntad expresa de Dios es si día a día transformamos nuestro entendimiento (Ro. 12:2), saturándolo de las Escrituras, pasando cada idea, concepto, decisión, opinión, por el filtro de esta plomada perfecta, para no ser seducidas por esta filosofía tan seductora que exalta el YO.

Cristo dijo: Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mateo 5:13-16)

El evangelio nos invita a vivir contraculturalmente. Haciendo esto, estaremos siendo luz para los que observan.

Te animo a transformar tu mente con la Palabra y derribar todo argumento que se levanta contra el conocimiento de Dios (2 Co. 10:5), confiada en que “su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,  por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia. (2 Pe. 1:3-4)

¿De qué forma sientes que ha afectado el pensamiento humanista tu vida personal? ¿Tu matrimonio? ¿Tus decisiones?

¿Estás saturando tu mente con la Palabra de Dios o estás llenándola del pensamiento del mundo?

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Sobre el autor

Laura González-De-Chávez

Laura vive en Illinois, Estados Unidos. Es esposa de Fausto. Su pasión es discipular a las mujeres de todas las edades con el fundamento sólido de la Palabra de Dios y ayudarlas a vivir de acuerdo a la fe que … leer más …


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