«Por la igualdad. Por el derecho a decidir libremente su maternidad. Para frenar la discriminación. En España, Bélgica, Polonia, Ucrania, Turquía, Japón, han cesado de trabajar y de participar en los cuidados domésticos durante un buen rato, han salido a la calle para mostrar qué ocurriría si se parara la mitad de la humanidad.
¡Si se paran las mujeres, se para el mundo!»
Este es el primer párrafo de un reconocido periódico Internacional, el cual detalla cómo se celebró el Día Internacional de la Mujer el 08 de Marzo del 2017. Diario el País, Madrid España.1
Un día como hoy cientos de mujeres alrededor del mundo celebran el Día de la Mujer. Algunas tienen bastante claro el objetivo de la celebración y otras no. El punto clave de esta celebración es la lucha que se ha generado desde siglos atrás, a partir de eventos como la Revolución Francesa y la Revolución Industrial, que cambiaron el rumbo de la historia política, social y cultural en todo el mundo. Las mujeres empezaron a tener conciencia sobre sus derechos y han estado luchando por obtener equidad de género.
La influencia del feminismo
A simple vista esta lucha parece justo y razonable. Sin embargo ha sido mayor el impacto negativo que los logros positivos. La influencia que ha generado este movimiento ha sido una lucha interminable de poderes entre ambos géneros, hombre y mujer, sin mencionar los miles de hogares desintegrados, abortos legalizados, y niños criados fuera del seno del hogar, entre otras consecuencias.
Bajo esta consigna nace el feminismo, desde dónde se gestan la mayoría de ideales que hoy en día muchas mujeres están abrazando. Me atrevo a decir que lo que antes era una ideología, hoy es un estilo de vida. Su influencia ha impactado las nuevas generaciones de manera que se han minimizado los conceptos tradicionales y bíblicos como el matrimonio, familia, y crianza, y han devaluado el valioso rol de la mujer como esposa y madre.
Aunque tradicionalmente las mujeres hemos cumplido papeles de apoyo al servir a la iglesia, y muchas hemos soñado con convertirnos en esposas y madres, el movimiento feminista ha influenciado con éxito a muchas mujeres para que menosprecien o abandonen estos roles. Desafortunadamente, estos movimientos se ha infiltrado aún en la iglesia, creando caos y confusión con respecto al papel de las mujeres tanto en el ministerio como en el hogar.
El origen de la lucha
Sólo en la Escritura se encuentra el diseño de Dios establecido para las mujeres. En la descripción de la creación en Génesis 1, la primera palabra de Dios acerca del tema de los hombres y las mujeres es que fuimos creados igualmente a la imagen de Dios (v. 27). Ninguno de los dos recibió más de la imagen de Dios que el otro. Así la Biblia comienza con la igualdad de los sexos. Como personas, como seres espirituales delante de Dios, los hombres y las mujeres somos absolutamente iguales.
En Génesis 2, hay una descripción más detallada de la creación de los dos seres humanos en igualdad que revela diferencias en sus funciones y responsabilidades dadas por Dios. Los hombres y las mujeres están al mismo nivel delante de Dios, y ambos llevan la imagen de Dios mismo. No obstante, sin hacer uno inferior al otro, Dios llama tanto a los hombres como a las mujeres a cumplir los roles y responsabilidades diseñados para ellos. Vemos un modelo de esto en la Trinidad (1 Co. 11:3).
Pese a todo esto, la serpiente fue muy astuta con Eva. La hizo dudar de Dios y creer que podía obtener un mayor conocimiento (Gn. 3:1-5). La acción de Eva muestra lo vulnerables que somos a creer mentiras. La primera mujer codició en su corazón el ser igual a Dios. La Serpiente le ofreció el poder llegar a ser como Dios y tener conocimiento tanto del bien como del mal.
Es cierto que la lucha de poderes entre hombre y mujer ha venido como consecuencia del pecado original, pero la Palabra nos enseña que la primera mujer escuchó al tentador y quiso ser como Dios. Debemos analizarnos profundamente y ser sinceraos delante del Señor ¿Acaso hemos estado librando una lucha interna o externa en contra del diseño de Dios?
El patrón correcto
En Romanos 12:2-3 Pablo nos aconseja de la siguiente manera:
«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.»
Los pensamientos contrarios a la Palabra en nuestra mente y razonamiento, nos dan a elegir si vamos a expresar nuestra nueva naturaleza con una vida santa, o permitir que nuestra humanidad carnal actúe en contra de la santidad de Dios. El mandato afable pero firme de Pablo es que no nos permitamos ser conformadas a este mundo.
Todas estas corrientes, ideologías, y luchas de poderes nos acercan más a los deseos del mundo que a los deseos de Dios. Pablo nos manda a no conformarnos a las filosofías del mundo que han existido desde siempre, sino a someternos completamente a la Palabra para comprobar y encontrar la perfecta voluntad de Dios.
Nuestra naturaleza interna redimida debe manifestarse en lo externo de una manera tan completa y continua como sea posible en nuestra vida diaria. Nuestras voluntades imperfectas siempre deben someterse a su voluntad perfecta.
La Palabra de Dios es el instrumento que su propio Espíritu Santo usa para renovar nuestras mentes, las cuales a su vez Él utiliza para transformar nuestra manera de vivir.
Tanto el feminismo como el machismo son ideologías anti-bíblicas, que han sido consecuencias de un mundo caído. La autocomplacencia, la búsqueda de poder, el orgullo, y la insatisfacción son frutos de nuestra naturaleza pecaminosa. Debemos tener la disposición de reconocer estos pecados y buscar continuamente cumplir la voluntad de nuestro Señor.
La verdadera libertad
Al cumplir los papeles divinamente dados y enseñados en la Palabra, las mujeres somos capaces de alcanzar nuestro potencial pleno porque estamos siguiendo el plan de nuestro Creador y Diseñador. Sólo en obediencia a Él y Su diseño podemos ser verdaderamente capaces, en el sentido más amplio, de dar gloria a Dios.
Hoy es un buen día para abandonar voluntariamente cualquier lucha de poder que estés obrando. No se trata de empoderarnos para obtener una posición de igualdad o de cumplir logros. Se trata de permitir que el Espíritu Santo nos empodere para rendir nuestra voluntad a Él, honrar el diseño de Dios para nosotras y accionar el evangelio. Celebremos este día y la esencia de nuestro diseño como esposas, ayudas idóneas, dadoras de vida, y cuidadoras del hogar (Tito 2:3-5), y contribuyamos a la iglesia de Cristo a través de nuestros dones y talentos. Abracemos nuestro diseño y seamos mujeres contraculturales. Así cumpliremos con gozo el más alto llamado para una mujer: glorificar a nuestro Creador.
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Mujer Verdadera?
Donar $3
Únete a la conversación