El corazón del agradecimiento

Escrito por Courtney Reissig

En el mes de noviembre celebramos el Día de Acción de Gracias, es fácil perderse en el ajetreo de visitar a la familia, preparar comidas, ver fútbol y mantener las tradiciones. Y si bien deberíamos cultivar el agradecimiento todo el año, el Día de Acción de Gracias brinda una oportunidad única para concentrarnos en las muchas razones por las que tenemos que estar agradecidas.

En la cruz, Dios mismo resolvió nuestro mayor problema. Esta es la razón suficiente para celebrar y estar agradecidas por el resto de nuestras vidas.

La Biblia no carece de discusión sobre el agradecimiento, especialmente en el Libro de los Salmos. Cuando los salmos expresan gratitud, siempre se dirigen a Dios y Su obra de gracia para Su pueblo. Como cristianos, debemos seguir las señales del salmista no sólo en el día de Acción de Gracias, sino todos los días. Por supuesto, podemos estar agradecidas por las posesiones materiales, los miembros de la familia y otras cosas terrenales. Pero cuando expresamos nuestro agradecimiento por estas cosas, siempre debe estar dirigido hacia el Dador, el Dios que nos da todas las bendiciones terrenales, pero también una abundancia de bendiciones celestiales.

Agradecimiento desbordante

El Salmo 103 es una hermosa expresión de un agradecimiento desbordante a Dios. En el versículo 1, David dice: «Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser Su santo nombre». Cada fibra del ser de David derrama bendición, alabanza y honor a Dios. Celebra la bondad de Dios para con Su pueblo, pero no termina ahí, continúa explicando con más detalle cómo es esta bondad.

En el versículo 2, David se insta a sí mismo (y a nosotras) a no olvidar ninguno de Sus beneficios. Nos está diciendo que recordemos lo que Dios ha hecho por nosotras. En esencia, está diciendo que recuerdes para que puedas ver cómo Dios ha obrado por ti. Es difícil alabar al Señor cuando no puedes recordar lo que ha hecho por ti. Así que recuerda. Recuerda las grandes cosas que Él ha obrado en tu favor. Me imagino que provocará el mismo elogio gozoso que David exhibe aquí. Y aunque David hablaba desde su experiencia, estos beneficios también se aplican a nosotras. 

Los siguientes versículos nos muestran cinco formas en que los beneficios de Dios se manifiestan en nuestras vidas: 

  1. Él perdona toda nuestra iniquidad (v. 3)

Esta es la base de nuestra alabanza. Todos los demás beneficios no significan nada si nuestros pecados no son perdonados. En la cruz, Dios mismo resolvió nuestro mayor problema. Tan solo esto nos da una razón para celebrar y estar agradecidas por el resto de nuestras vidas. Nuestros pecados han sido perdonados.

  1. Él sana todas nuestras enfermedades (v. 3)

Dios es el gran sanador. La medicina moderna es un regalo asombroso para nosotras, pero Dios finalmente nos cura de nuestras enfermedades. Algunas de ustedes hoy podrían preguntarse cuándo serán sanadas. Quizás has enfrentado una enfermedad toda tu vida y no hay esperanza de cura. Este versículo no parece aplicarse a ti. Oh, ¡pero lo hace! Incluso si no recibes la cura en esta vida, habrá una gran sanidad para ti. El cuerpo que tienes ahora mismo no lo tendrás para siempre. Un día tendrás un nuevo cuerpo libre de enfermedades y descomposición. Espera ese último día y confía en el Dios que un día finalmente sanará todas tus enfermedades.

  1. Él rescata nuestra vida de la fosa (v. 4)

Antes de que Dios nos salvara, vivíamos en un pozo de pecado, desesperación y desesperanza. No teníamos forma de escapar. Pero Dios, en Su gran misericordia nos redimió de ese pozo. Él no solo perdona nuestros pecados, sino que nos saca de esa vida pecaminosa y nos redime. Él nos hace nuevas creaciones por la obra expiatoria de Jesús.

  1. Él nos corona con bondad y compasión (v. 4)

A la realeza se le da una corona. Cuando somos perdonadas y redimidas, somos llevadas a la familia real de Dios y recibimos los beneficios de ser Sus hijas. Esta es la aplicación de Su obra de sanidad, salvación, perdón y expiación: recibimos bondad y compasión sin límites de nuestro Padre celestial. ¡Los beneficios siguen llegando!

  1. Nos colma con el bien, renovando nuestra juventud como la del águila (v. 5)

Todos los beneficios mencionados en los versículos anteriores son cosas buenas que satisfacen nuestras almas. Él nos satisface con abundancia de bien, es decir, la bondad de Él mismo. Él es la fuente suprema del bien y es el único bueno. Esta bondad hacia nosotras nos renueva y nos da nueva vida. Yo derroché mi juventud. Este versículo, como los que lo preceden, me recuerda que Dios es un Dios perdonador y redentor. Él redime nuestro vagar en la juventud y nos da un nuevo vigor para servirle y honrarle todos nuestros días.

Una palabra final de alabanza

El resto del salmo es una exposición adicional de Su bondad para con nosotras. Estos versículos son ricos en evidencias de Su obra en nuestro favor y nos dan muchas más razones para estar agradecidas en esta temporada festiva. En el versículo 10, David nos recuerda que Dios no nos trata de acuerdo con nuestros pecados, ni nos paga mal por mal. Su trato con nosotras es solo bueno y misericordioso, aunque solo merecemos condenación e ira. Y nuevamente en los versículos 11 y 12, vemos que no solo nos da misericordia, sino que también quita nuestro pecado de nosotras y nos mira con compasión.

Todas estas grandes realidades sobre la obra de Dios a nuestro favor culminan en una palabra final de alabanza y acción de gracias por todo lo que Él ha hecho. En los versículos 20–22, David dice que todo el cielo y la tierra cantarán Sus alabanzas por las cosas buenas que ha hecho. Los cielos y la tierra no pueden guardar silencio sobre las maravillosas obras de Dios para con nosotras, y nosotras tampoco deberíamos hacerlo. Si estamos en Cristo, tenemos mucho que agradecer el último jueves de noviembre, y todos los días antes y después de ese. Dios ha quitado la mancha del pecado, nos ha dado la justicia de Cristo y nos ha prometido un gran futuro con él. ¡Unámonos al canto eterno y alabemos Su nombre por siempre! Él ha hecho grandes cosas por nosotras.

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