Quizás puedas atravesar un momento en que te encuentres decepcionada, atribulada, confundida, insatisfecha, con temor, en medio de muchas dudas o tal vez experimentando un intenso dolor. Cualquiera sea tu necesidad, a pesar de tus heridas o desaciertos, el consuelo siempre lo encontrarás al mirar Su cruz.
Al leer las letras de este himno te invito a que puedas verte al pie al pie de ella, contemplando Su inmenso amor por ti:
“Oh al ver aquel negro amanecer,
Cristo entregado a morir
El juzgado fue, siendo justo y fiel,
Clavado a una cruz.
El poder de la cruz, pecado Él se hizo por mí.
Ira y culpa cargó
Fui perdonada en la cruz.
Oh aquel dolor que tu rostro mostró
Cargando el peso de mi maldad.
Toda corrupción, todo mal pensar
Tu sangre allí cubrió
El poder de la cruz, pecado Él se hizo por mí.
Ira y culpa cargó
Fui perdonada en la cruz.’’
Nuestras vidas están saturadas de situaciones dolorosas por la realidad de que vivimos en un mundo caído. Cada día enfrentamos los efectos de una creación que gime dolores de parto por ésta causa y nosotros con ella (Ro. 8:22-23).
Aunque tus luchas pueden ser incontables, el consuelo es uno solo: Cristo, el Varón de dolores cargó en el madero todo el sufrimiento que merecías ante el Padre, para que por Sus llagas pudieras tener paz con Dios. Sus heridas han dado vida a tu alma y sanan todo dolor que el mundo te causa.
"Mas Él fue herido por nuestras transgresiones,
molido por nuestras iniquidades.
El castigo, por nuestra paz, cayó sobre El,
y por sus heridas hemos sido sanados." (Is. 53:5)
El consuelo en todo lo que puedas atravesar está en la certeza de que tus pecados han sido pagados en esa cruz, el justo murió por ti que no lo merecías, para llevarte a Dios (1ª Pe. 3:18).
"Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios".
Meditar en esta verdad da propósito y consuelo a tu vida en cada situación. Porque Sus planes para ti son de bien y no de mal como Él promete. Por tanto, ninguna lucha que pases tendrá desperdicio en la economía de Dios, sino que te hará más parecida a Jesús.
Por eso debes mirar no a tu interior para buscar respuestas en la aflicción, sino a mirar a Cristo. Poner tus ojos en Él. En Su cruz Cristo aplacó la ira de Dios y tú fuiste hecha hija, amada, bendecida, y Dios te ve con la justicia de su Hijo. Dios te ve con amor.
"Debido a la angustia de su alma, Él lo verá y quedará satisfecho. Por su conocimiento, el Justo, mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de ellos." Is. 53:11
Así que el lugar de tu perdón es también el lugar de tu consuelo, de tu refugio, de tu paz y de tu bendición.
¿Qué puedes atravesar que no tenga consuelo en Sus brazos que se extienden abiertos para ti? Te animamos a que compartas con nosotras cómo cambia esto tu manera de ver la vida. ¿Deseas ser intencional en vivir una vida centrada en la cruz?
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