La decepción tiene infinitas formas, que Satanás adapta a nuestras inclinaciones naturales. Al igual que un pescador experimentado, selecciona la carnada que sabe que es más probable que atraiga a su presa, la que es menos probable que consideremos dañina. No le importa lo que creamos, mientras no creamos la verdad. La verdad es lo único que no puede soportar; hace que su reino y su control se desmoronen.
La progresión hacia la esclavitud
Si no rechazamos inmediatamente las formas de pensar que nos engañan, tarde o temprano empezaremos a creerlas.
La progresión hacia la esclavitud comienza cuando escuchamos las mentiras de Satanás. Una vez que permitimos que las mentiras de Satanás ganen una entrada en nuestras mentes, la progresión continúa a medida que moramos en esas mentiras. Si no rechazamos inmediatamente las formas de pensar engañosas, sino que nos permitimos entretenerlas en nuestra mente, tarde o temprano comenzaremos a creerlas. Y lo que creemos inevitablemente es lo que actuaremos.
Cuando actuamos sobre la base de las mentiras que hemos creído, comenzamos a establecer patrones en nuestras vidas que finalmente nos llevan a la esclavitud.
El camino hacia la libertad
El camino de la esclavitud a la libertad implica al menos tres pasos:
- Identifica la(s) área(s) de esclavitud o comportamiento pecaminoso.
- Identifica las mentiras que están en la raíz de esa esclavitud o comportamiento.
- Sustituye las mentiras por la verdad.
La verdad tiene el poder de vencer toda mentira. Eso es lo que el enemigo no quiere que te des cuenta. Mientras creas sus mentiras, él puede mantenerte en la esclavitud. Pero una vez que conozcas la verdad y comiences a creer y actuar sobre la base de ella, las puertas de la prisión se abrirán y serás una persona libre.
La verdad tiene el poder de hacernos libres (Juan 8:32) y de proteger nuestras mentes y corazones de pensamientos y sentimientos engañosos. Hay momentos en los que me siento acorralada por emociones o pensamientos que sé que no son de Dios: pensamientos de ira, irracionales, temerosos, controladores o resentidos. Es entonces cuando necesito correr a la verdad para refugiarme. La Palabra de Dios promete: «Con Sus plumas te cubre, y bajo Sus alas hallas refugio; escudo y baluarte es Su fidelidad» (Sal. 91:4).
La verdad tiene el poder de santificarnos, de purificar nuestras mentes, nuestros corazones y nuestros espíritus. Justo antes de ir a la cruz, Jesús recordó a Sus discípulos el poder limpiador de su Palabra (Juan 15:3). Dos capítulos más tarde, oró: «Padre... santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad» (Juan 17:17). A menudo, cuando me acerco a las Escrituras, oro: «Padre, por favor, lávame con Tu Palabra. Tu Palabra es la verdad. Usa la verdad para limpiar mi corazón, purificar mi mente, sumérgeme en Tu Palabra».
¿Progresas hacia la esclavitud o caminas por el sendero de la libertad? ¿Qué pasos puedes dar en dirección a la verdad?
Recursos recomendados:
- Serie, «Discierne la verdad en un mundo de engaños»
- Serie, «La verdad que nos hace libres»
- Episodio, «El poder de la verdad»
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