El amor que sirve

Desde el inicio de mi caminar con el Señor he anhelado ser guiada por Él para servirle, y aunque al principio no tenía claro todo lo que implica el servicio al que Él nos llama, aun así ese ha sido mi anhelo desde entonces. Ha sido por Su gracia que me ha dado la oportunidad de ir comprendiendo por Su Palabra y en la práctica lo que significa realmente el servicio. 

¿Puedes percibir ese anhelo en tu corazón como cristiana? ¿Conoces las implicaciones y retos que requiere servir como Cristo nos llama a hacerlo? Te invito a leer Juan 13:1-20, y que Dios ilumine tu corazón para que Él mismo te guíe por el camino bueno.

El apóstol Juan es quien nos narra cómo Jesús decidió entrenar a sus discípulos, a puertas de su muerte sacrificial, y de una manera en que nadie lo vio venir, para que ellos conocieran lo relacionado con el servicio. En los versículos 4 y 5, Juan nos permite ver cómo Jesús amó a todos sus discípulos «lavando sus pies»

¿Qué significa lavar los pies?

Jesús y Sus discípulos se encuentran en la celebración de la cena, y podemos inferir que no contaban con alguien que lavara sus pies y que al parecer ninguno de los discípulos manifestó tener la intención de hacerlo.

En aquel tiempo era costumbre que los anfitriones contaran en sus casas con un siervo de menor posición que lavara los pies de sus invitados. Así que, podemos imaginar lo que podría estar pasando por la cabeza de los discípulos y lo que pasaría por la nuestra si estuviéramos allí: «¿Cómo es que nuestro Maestro y Señor se puso en un lugar tan bajo?».

Realmente fue algo sorprendente en ese tiempo y aún lo es para nosotras hoy. Una acción CONTRACULTURAL. Los discípulos estaban acostumbrados a escuchar a Jesús enseñar usando parábolas, pero ahora ven al Verbo hecho carne, por medio de quien fueron hechas todas las cosas, actuándoles una parábola, les muestra cómo luce el amor.

Jesucristo, en cuyas manos el Padre había puesto todas las cosas, usó esas mismas manos para lavar los pies sucios de Sus discípulos orgullosos, que unas horas más tarde lo iban a abandonar. 

«El cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz». -Filipenses 2:6-8

¿Eres tú de las primeras que se levanta a servir aunque otros no lo hagan o no lo merezcan, o solo esperas a que otros te sirvan?

Simón Pedro le dijo: «“Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, puesestá todo limpio; y ustedes están limpios, pero no todos”» (vv. 9-10).

Pedro no comprendía aún el significado de que Jesús les lavara los pies, y Jesús le indica que algunos ya han sido bañados y que no necesitan bañarse otra vez, porque ya están limpios. Pero, deja muy claro que es necesario lavarles los pies a todos.

Todos los que están bañados son aquellos que han sido limpiados con la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, aquellos que han nacido de nuevo por la fe en Jesús. ¿Eres tú una de las que ya están bañadas?

Todos los cristianos luchamos con el pecado. Somos orgullosas, nos cuesta amarnos, perdonarnos, pasar por alto las faltas de los demás, nos cuesta ver a los demás como superiores a nosotras, velar por los intereses de los demás, ser pacientes o pensar lo mejor del otro.

Mientras andemos por el camino angosto, nos ensuciaremos los pies (vamos a pecar), por eso necesitamos correr a Cristo (lavarnos) en todo tiempo, sabiendo que, «si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad» (1 Jn. 1:9).

Por tanto, que Cristo lave nuestros pies significa que podemos acudir a Él para ser limpiadas, santificadas en Su presencia.¿Percibes tu necesidad de lavarte los pies?

¿Qué significa que Jesús me mande a lavar los pies de otros?

Jesús les pregunta a Sus discípulos: «¿Saben lo que les he hecho?... Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan» (vv. 12-15).

Era necesario que Jesús les lavara los pies a Sus discípulos para que comprendieran cómo debían relacionarse entre ellos mientras estuvieran en este mundo.El ejemplo del servicio salvador y santificador de nuestro Señor es nuestro modelo a seguir. Jesús nos manda a lavarnos los pies unos a otros y ese «lavamiento» representa la santificación que sucede cuando nos servimos unos a otros como Cristo nos dio ejemplo.

Jesús nos dice: «Si saben esto, serán felices si lo practican» (v. 17). Podemos experimentar felicidad cuando imitamos el amor, el servicio y la humildad de Cristo. Por el poder de Su Espíritu podemos disfrutar vivir de tal forma que podamos ser las manos de Jesús limpiando los pies de otros al servirles con amor.

Y si tú no has puesto tu fe en Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo puede limpiarte hoy si te arrepientes de tus pecados y crees en Él. Ese es el propósito de las palabras de Juan: «Que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que al creer, tengan vida en Su nombre». Cree en Él y vive.

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Sobre el autor

Yuliana Fragozo Bermúdez

Yuliana Fragozo Bermúdez

La gracia y la misericordia de Dios la alcanzó cuando se encontraba sedienta buscando agua en un pozo. Esa misma gracia inmerecida le permitió casarse con Andrés Aguilar, quien es uno de los pastores fundadores de la Iglesia Cristiana Vida … leer más …


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