Si escuchaste al pastor John Piper la conferencia True Woman '08 (Mujer Verdadera 2008), recordarás que introdujo su mensaje diciendo que quería sentar bases para el Manifiesto de la Mujer Verdadera, el cual describió como “un documento fiel, claro, verdadero, sabio; en fin, un magnifico documento”. Guarda esas palabras en mente.
En el punto 3 del Manifiesto se indica que debido a nuestro deseo e intención de ser “mujeres verdaderas” de Dios, nosotras:
“Seremos mujeres de la Palabra, buscando crecer en nuestro conocimiento de las Escrituras y vivir de acuerdo a la sana doctrina en cada área de nuestras vidas”1
¿Qué piensas que significa ser “mujeres de la Palabra”? ¿Suena bien, verdad? ¿Cuál es el significado detrás de esa frase?
En Hechos 17:11 leemos una descripción de los bereanos “Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así.”
Me imagino estas personas amadas desenrollando los escritos de los profetas del Antiguo Testamento para verificar las declaraciones de Pablo cuando éste compartía las Buenas Nuevas sobre el tan largamente esperado Mesías. Ellos recibieron la Palabra con toda solicitud; querían conocer la verdad. No querían perderse de nada que Dios tuviera para ellos.
Ser “mujeres de la Palabra” comienza con un corazón que recibe la Palabra de Dios con solicitud. ¿Deseas escuchar lo que Dios quiere decirte? Si has perdido interés en leer la Palabra, o si tu tiempo devocional luce seco y sin vida, quizás te ayude el recordar el valor incalculable de la Palabra.
Dios ha decidido revelarse a Sí mismo a la humanidad de dos maneras. Una es a través de la impresionante belleza y complejidades de Su creación (Salmo 19, Romanos 1:19-20). La otra es a través de Su maravilloso libro que llamamos la Palabra de Dios. ¿Por qué crees que lo llamamos así, la “Palabra de Dios”?
Según 2ª Timoteo 3:16 “Toda Escritura es inspirada (soplada) por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia”. Cuando leemos la Palabra de Dios, estamos leyendo ¡el mensaje personal de Dios a nosotras! Si quieres un mayor respeto y amor por Su Palabra, pasa algún tiempo reflexionando en Salmo 119:9-18, 24-48.
¿Tienes idea de cómo puedes crecer en tu disposición a recibir la Palabra de Dios? En una escala del 1 al 10 donde 10 es “muy dispuesta” ¿cuál es tu “nivel de disposición” a recibir la Palabra de Dios?
1Hch. 17:11; 1 P. 1:15; 2 P. 3:17–18; Tit. 2:1, 3–5, 7
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