La mañana del día de Acción de Gracias, desperté en el dormitorio de mi infancia donde me llegaba el aroma del pavo y de otras exquisitas delicias que se estaban cocinando. Podía escuchar el sonido de las cacerolas y las conversaciones de nuestros hijos más grandes mientras se desayunaban. Nuestra familia de seis había conducido durante siete horas para compartir este día con los miembros de la familia extendida.
Regularmente, para mí este tiempo juntos es uno de los momentos más relajantes del año. ¡No hay nada como volver al hogar y que tu madre cocine para ti! Pero en lugar de disfrutar de paz y serenidad, mi mente empezó a pensar en todas las tareas que debía realizar en las semanas siguientes hasta el día de Navidad. Tenía pendiente hacer algunas compras (empezar a hacerlas), incluyendo el árbol con el cual decoraría la casa, alimentos para preparar para las fiestas de navidades, tarjetas que debía enviar por correo, galletas que hornear, comprar regalos de las profesoras de mis hijos, preparar la casa para recibir a la familia extendida, mantenerme al día con los escritos, tradiciones de Navidad que los niños estaban esperando que hiciéramos; y un estudio bíblico final que debía preparar.
Empecé a llenarme de ansiedad mientras hacía un calendario mental de lo que necesitaba ser hecho y cuándo. La época más maravillosa del año puede convertirse en la más estresante. Por eso me pregunto si hacer largas filas en las tiendas que nos dejan exhaustas, es la manera como Dios quiere que celebremos el nacimiento de Su Hijo. En medio de la locura de la Navidad, podemos olvidar a menudo la misma razón por la cual estamos comprando los regalos y celebrando con la familia.
Así que decidí en esta época navideña que ¡voy a echar la pelea! Voy a luchar para no ahogarme en el caos de la Navidad y mantener a Cristo en el centro. Pero no supongas que ya tengo esto dominado ni que lo estoy haciendo perfectamente. Es una batalla, una lucha contra el deseo de que todo quede perfecto para mi familia y los invitados en lugar de elegir algo mejor.
La historia de dos hermanas
Quizás estas dos hermanas de la Biblia te resulten familiares, Marta y María. Ellas tenían el privilegio de ser las anfitrionas del Invitado más importante que jamás podrías tener en tu casa. ¿Te imaginas la presión que sentían de servir la mejor comida, usar la vajilla más fina, y que todo quedara perfecto? Si hubiera existido Pinterest, Marta habría buscado allí las mejores ideas para decorar su casa y poner su mesa. Pero las hermanas eligieron dos maneras diferentes de servirle a su Señor. Marta estaba ocupada con la preparación física de la cena, lo cual era importante. Pero María, se nos dice, eligió la mejor parte. María eligió sentarse a los pies de Jesús y escuchar Sus enseñanzas.
Mientras iban ellos de camino, El entró en cierta aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Y ella tenía una hermana que se llamaba María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Pero Marta se preocupaba con todos los preparativos; y acercándose a Él, le dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo el Señor, le dijo: Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada. Lucas 10:38-42
¿Te identificas con Marta y toda su frenética preparación? Sé que cuando tengo invitados en mi casa resulta tan fácil ser consumida con las preparaciones que pierdo de vista el propósito. ¡Iban a disfrutar una cena y conversación con el Señor del universo! Pero Marta se había distraído con su servicio. Además, se sintió indignada de que su hermana María no la estaba ayudando, y hasta le demandó a Jesús que ordenara a María ayudarla.
Cuando estamos ocupadas sirviendo somos propensas a mirar a otros alrededor nuestro que parecen no estar haciendo nada. ¿Por qué no están sirviendo como voluntarias en este ministerio? ¿Por qué no se ofrecen a ayudarme? ¿No se dan cuenta que estoy estresada?¡ Soy muy buena creando en mi mente una agenda para los demás!
Pero Jesús reprendió a Marta por su desesperación y ansiedad “Marta, Marta, tú estás preocupada y molesta por tantas cosas; pero una sola cosa es necesaria, y María ha escogido la parte buena, la cual no le será quitada”.
María eligió la buena parte. ¿Qué estaba haciendo ella? Sentada a los pies del Señor escuchando Sus enseñanzas. Pasaba tiempo con Jesús. Estaba adorándole.
Cinco maneras de batallar con las ocupaciones
No te dejes engañar con la idea de que Dios quiere que vivas en el afán de servir en múltiples maneras diferentes durante estas fiestas mientras tu corazón se enfría y vuelve indiferente ante Dios. Es verdad que Él ha creado buenas obras para nosotras, pero necesitamos discernir acerca de cuáles son esas buenas obras. Debemos ser cuidadosas en no perder nuestro enfoque en Cristo ni Su corazón en medio de la locura de las navidades. A continuación, cinco maneras sencillas que te ayudarán en tu lucha de no dejarte ahogar con las ocupaciones de esta época, buscando seguir Su patrón de amor y humildad.
- Haz de tu tiempo en la Palabra una prioridad. Antes de salir corriendo a comprar el mejor regalo, considera si has abierto el regalo de la Palabra de Dios. Tal como ocurre con toda buena relación, nuestra relación con Dios requiere tiempo y esfuerzo. Hacer espacio para abrir tu Biblia y sumergirte en las verdades de la Palabra de Dios calmarán tu corazón ansioso y te dará perspectiva para la vida. Leer uno de los Evangelios durante esta época es una gran manera de enfocarte en la vida de Cristo. Saca el tiempo de sentarte a los pies del Señor, aunque signifique perderte las rebajas de precios en las ventas del día. Bien vale la pena que sacrifiques tu tiempo.
- Invierte tiempo en orar. Así como abrimos la verdad de la Palabra de Dios para que nos guíe en nuestra vida, Dios está deseoso de escuchar nuestro clamor a Él para que nos muestre Su misericordia, verdad y sabiduría. Pídele que te ayude a mantenerte enfocada en Cristo durante esta época. Arrepiéntete por los días que has estado muy ocupada haciendo galletas o compartiendo con los niños sin dejar tiempo para Él. Ruégale por sabiduría para saber aprovechar sabiamente tu tiempo. (Ef. 5:15-17)
- Sé sabia y actúa con discernimiento respecto a tus compromisos. Es fácil sobrecargar nuestras agendas durante la época navideña, ¡aun con las cosas buenas! Pide sabiduría al Señor para decidir en cuáles cosas te vas a involucrar. Y experimenta la libertad de la trampa de la culpa por no estar como voluntaria en cada evento. Hace un par de años decidí que a pesar de que disfruto involucrarme en el colegio de mis hijos, la organización de la fiesta de Navidad del curso no era más que añadir más carga a una agenda que de por sí ya estaba cargada. Por eso al inicio de año en mi formulario de voluntaria solamente marco aquellas fiestas en que puedo ayudar y confío que otras madres se encargarán de la fiesta de Navidad sin mi ayuda.
- No seas esclava de la tradición. Amo las tradiciones. Nuestra familia disfruta ir al centro de la ciudad cada año para ver una hermosa exposición de casitas de jengibre, visitar una divertida tienda de juguetes de tres pisos y ver los nacimientos. Pero si un año parece imposible incluir algo más en la agenda (como podría ocurrir este año), necesito aceptar que no podremos hacerlo. Te prometo que tus hijos van a sobrevivir. Hace dos años nuestra familia viajó a Texas para estar con mis suegros durante las fiestas. Debido a que nos íbamos una semana completa antes de Navidad, me di cuenta de que no iba a ser posible hacer la mayoría de nuestras tradiciones. En lugar de colocar el árbol, pusimos algunas luces verdes sobre el piano. Compramos regalos más sencillos y pequeños que no cargaran mucho las maletas. No hubo tiempo de hacer las galletas con la receta de mi abuela. ¿Sabes qué? ¡Tuvimos una Navidad grandiosa! La simplicidad me dejó libre para enfocarme en otras cosas más importantes, como adorar al Señor y pasar tiempo con mi familia. Los niños ni siquiera mencionaron que extrañaran esas tradiciones. A veces nosotras las madres nos ponemos mucha presión a nosotras mismas por no soltar algunas cosas. Disfruta la libertad de enfocarte en Cristo.
- Busca contagiarte de entusiasmo con las cosas correctas. Nuestros hijos se dan cuenta si estamos más entusiasmadas con el último juguete que compramos en especial o si lo estamos con la Persona y la historia de Jesús. Pide a Dios por una pasión fresca mientras consideras el milagro del nacimiento virginal y la encarnación de Cristo. Ten entusiasmo cuando leas tu devocional por las noches o cuando estés actuando la historia del nacimiento de Jesús el día de Navidad. Aunque los papeles han cambiado en la medida que nuestros hijos han ido creciendo, siempre esperamos la mañana del día de Navidad con entusiasmo para decidir quién va a representar al posadero, o quién va a tocar los villancicos en el piano; o, quién va a montar el asno como María. Al envejeciente asno (¡mi esposo!). Pero espero y oro que estas memorias de celebración del nacimiento de Jesús permanezcan en nuestros hijos por siempre.
¿Cómo luchas con el caos de las navidades? ¿Cuáles cosas necesitas soltar para mantener tu enfoque en Cristo?
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