"Cuando te disciplinas en orar la Palabra y meditar en ella, nunca más desearás métodos extraños de disciplina". Esa fue la frase que más me marcó en las 18 horas de clases del curso "especial e intensivo" que tomé hace unas semanas impartido por el Dr. Donald Whitney.
En varios de mis escritos he compartido mi lucha con la disciplina; por eso cuando el profesor indicó que las disciplinas que nos había compartido eran "suficientes" para disciplinar mi vida espiritual, tuve un sobresalto en mi corazón. Comencé a argumentar conmigo misma sobre los métodos de disciplina que he utilizado creyendo que son óptimos. Les cuento: he intentado perder peso (controlar mi alimentación y hacer ejercicios), leer la Biblia en un año; decidí siempre tener un libro, un cuaderno y un lápiz a mano para utilizar bien el tiempo. He dejado de ver ciertas páginas, películas y series. Inclusive he dejado de hablar con ciertas personas o lo he limitado a ciertas horas… Todo esto con el propósito de lograr una vida disciplinada.
Cuando escuché la frase con que se inicia esta reflexión, no se trató simplemente de tomar notas, como venía haciendo por aproximadamente 8 horas de sesiones de clases. Sino que entendí que debía escribir, memorizar y poner en práctica estas palabras.
Por mucho tiempo he luchado por una vida disciplinada; pero lo que no sabía es que estaba luchando por las disciplinas equivocadas.
Lo más divertido (en tono sarcástico) es que además de darme cuenta de que luchaba por causas equivocadas, Donald Whitney utilizó mi versículo favorito que uso para el tema de la disciplina. Se trata de 1ª Corintios 9:27 "sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado." ¡Cuántas veces utilicé ese versículo para mis propios deseos!
Antes de comer algo "que pudiera engordarme" me decía "golpeo mi cuerpo para que habiendo yo predicado, no sea descalificado".
Antes de ponerme mis pijamas en lugar de la ropa de ejercicios, me repetía "golpea tu cuerpo".
Antes de rendirme y convencerme de que tenía que cumplir con el plan de lectura bíblica que me había propuesto, con el único propósito de terminarlo y no persiguiendo meditar en la Biblia me decía "no puedo ser descalificada".
Pero el profesor expuso claramente cómo nuestro llamado principal es a ejercitarnos para la piedad. Ejercitarnos para formar la imagen de Cristo en nosotros.
¡¿Cómo pude estar tan equivocada?!
Puede ser que yo no sea la única que luche de esta manera, por eso, si hay alguien que como yo, lucha con la indisciplina en su vida, te aconsejo que dejes de luchar practicando métodos extraños, y en su lugar utiliza las disciplinas que la Biblia misma presenta, los cuales sí son suficientes.
Por eso a manera de exhortación y estímulo les comparto la lista de disciplinas espirituales que el profesor nos enseñó:
1. Consumo de la Palabra
- Escuchar
- Leer
- Estudiar
- Meditar
- Memorizar
2. Oración
3. Ayuno
4. Adoración familiar
5. Mantener un diario
Mi error consistía en el propósito por el cual iniciaba los diferentes métodos de disciplina.Ahora entiendo que lo único que traerá satisfacción a mi vida, y formará la imagen de Cristo en mí, son las disciplinas espirituales bíblicas y nada más.
1 Timoteo 4:7 "Pero nada tengas que ver con las fábulas profanas propias de viejas. Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad."
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