Día cinco
Habla lo bueno
“no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones”
(Efesios 1:16)
A pesar de que sucedió hace más de dos décadas, parece que fue ayer. Fui injustamente calumniada; mi reputación y orgullo fueron heridos. A pesar de que en su momento me devastó, puedo ver atrás cómo ese incidente fue usado por Dios para hacerme madurar en varias áreas. Una valiosa lección que aprendí fue el daño que hacemos cuando divulgamos lo malo de otra persona.
En muchas ocasiones he dejado a otros siervos del Señor mal parados al repetir innecesariamente información que no contribuía a nada. Como resultado de eso, he tenido que escribir cartas y hacer llamadas telefónicas pidiendo perdón. El tener que humillarme y lidiar con esos asuntos ha provocado que yo sea más cuidadosa de lo que digo acerca de otros.
Si nos acercamos a Dios en humildad, Él nos trae convicción cuando nuestras palabras no le complacen. Pregúntate: “¿Esto es un comentario bueno acerca de esta persona? ¿He verificado los hechos? ¿Son mis palabras bondadosas y necesarias?”
He aquí una buena prueba para nuestros pensamientos y palabras: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad.” (Filipenses 4:8)
- Alguien dijo que la adulación es decir cosas de otros que no diríamos a sus espaldas y que la calumnia es decir cosas a espaldas de las personas que no las diríamos frente a ellas. ¿Por qué odia Dios la adulación y la calumnia?
- Explica las palabras de Jesús en Mateo 7:5 “¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano”
- Un testigo fidedigno reporta la verdad de los hechos. ¿Puedes recordar alguna ocasión en que no fuiste un testigo fidedigno?
- ¿Han sido tus palabras esta semana verdaderas, dignas, justas, puras, amables, honorables? ¿Estas inclinada a enfocarte en las cosas con alguna virtud o que merecen elogio o te enfocas en las cosas negativas de las que te puedes quejar?
ORACIÓN DE CIERRE DE SEMANA
Misericordioso Señor, revélame cuán dañinas e hirientes son mis palabras. Muéstrame cómo hablar palabras que dispensen gracia, bendiciones y esperanza.
Confieso que frecuentemente quiero justificar y trivializar las cosas que digo cuando realmente ellas reflejan un problema del corazón. Dame un corazón arrepentido. Llena mi corazón de un modo que sobreabunde el fruto del Espíritu Santo. Cambia mi corazón- y que mis palabras te traigan honor y gloria a ti.
Amén
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