Jesús es mi todo. Mi satisfacción. Aprendí a caminar en una verdadera relación con Jesús en medio de una intensa prueba y tragedia en mi vida. Fue a través de esos momentos difíciles que Dios me enseñó a confiar en Él para cada uno de mis días, y ahí fue donde Él se volvió mi todo –más que suficiente para todo lo que la vida trajera.
Deseo esta misma satisfacción para mis hijos; sin embargo, por mucho que lo desee, sé que no basta con solo hablarles de ello. La fe es algo personal que posees. Vive profundamente dentro de nosotras y es parte de nosotras. De la fe fuerte no se platica simplemente, se vive y debe crecer. Sé que, al igual que crece en mí, así debe crecer en mis hijos.
Las pruebas más difíciles producen fe fuerte
Algunas pruebas no nos llegan debido a nuestro pecado, sino para que la verdad bíblica pueda entrar en nosotras, y se convierta por siempre en parte nuestra, y así fortalecernos por el resto de nuestra vida. Y aunque mi carne y mi corazón de madre quisieran que fuese diferente, sé que son las pruebas más difíciles las que hacen crecer la fe mucho más profunda y fuerte que durante los días fáciles.
Rescatar a mis hijos de cada problema puede impedir que adquieran una fuerte fe personal.
Sé de muy pocas personas, que, por sus bendiciones, se enamoraron profundamente del Salvador, pero sé de muchos que encontraron que Jesús era su ‘fiel todo’ durante tragedias y dolores reales y devastadores. En lo más profundo de mí, sé que así será también en la vida de mis hijos.
La realidad es que, si quiero que mis bebés, a quienes amo con todo mi corazón, crezcan en una fe real, que trae esperanza y vida, entonces sé que mi trabajo no es rescatar a mis hijos de cada problema que enfrenten. No, mi trabajo es hacer todo lo que pueda para guiarlos a la Roca que será la dirección y la fortaleza de la cual dependan todos los días de su vida y aún mucho tiempo después de que yo haya partido
"Oraciones de mamá por seguridad” frente a oraciones difíciles
Esta dura verdad ha cambiado mis oraciones por mis hijos. Yo solía orar “oraciones de mamá por seguridad”. “Mantenlos a salvo… ayúdales a salir bien en la escuela… ayúdales a llevarse bien con otros…” Sin embargo, mi deseo inspirado por el Espíritu Santo, de que ellos amen a Dios más que a nada y sean bendecidos por todo lo que ese amor traiga, ha provocado que Le pida que los lleve a través de lo que sea necesario para que conozcan que Él es suficiente cuando todo lo demás falle.
Esa es una oración difícil de hacer, y es especialmente difícil cuando veo a Dios contestándola. Sin embargo, sé que, si mis hijos aprenden a una edad temprana que Él es su Roca, tendrán una fe inalterable que no será fácilmente conmovida por las penas, sufrimientos o altibajos de la vida. Tendrán paz, esperanza y gozo que no depende de sus circunstancias. Descansarán en la libertad que viene de vivir su vida para agradar a Dios en lugar de perseguir todas las cosas vacías que esta vida ofrece.
Descansando a los pies del Salvador
Una cosa es decirlo –¡y otra completamente distinta es vivirlo! Cada fibra de mi corazón de madre quiere rescatar a mis hijos del dolor. En ocasiones me dispongo a hacer justamente eso, pero en otras, mi trabajo es mantenerme alejada y orar. Y la única manera de conocer la diferencia es manteniéndome a los pies de mi Salvador Quien ama a mis hijos mucho más de lo que yo podría amarlos jamás. Confío mucho más en Él de lo que confío en mí, no solo con mi vida, sino con la de ellos.
ORACIÓN: Oh Jesús, Tú eres la Roca, Tu Palabra es verdad. Tu presencia es paz. Más que nada, lo que deseo es que mis hijos te amen por encima de todo lo demás. Ruego que te den la gloria todos los días de su vida. Sé que Tú puedes sostenerlos cuando todo lo demás parece fallar. Sé que solo Tú puedes darles verdadera paz, verdadero gozo y esperanza verdadera. Que pueda mantenerme conectada a Ti de tal manera que pueda saber cómo guiarlos a la verdad en cada momento. Y dame el valor para pedirte que lleves a mis hijos a través de cualquier cosa que sea necesaria para que te amen a ti primero… porque Tú eres quien más les ama. Tus planes para ellos son mucho más abundantes de los que (incluida su mamá) pudiera pedir o imaginar (Ef. 3:20). Por favor, que Tú seas su satisfacción perdurable. Gracias Señor. Amén.
“El temor del SEÑOR conduce a la vida, para dormir satisfecho sin ser tocado por el mal.” Proverbios 19:23.
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