¡Cuenta tus bendiciones!

Sin importar las circunstancias en las que te encuentres, seguramente alguna vez te has preguntado: «¿Y ahora qué?». Piensas que has orado suficiente y que has esperado mucho tiempo, pero sigues sin ver realizadas las metas que te propusiste.

Hoy, mientras meditaba en mi devocional, me di cuenta que, de principio a fin, la Biblia nos llama a ESPERAR. Sin embargo, mientras esperas, puedes adoptar una nueva perspectiva al aceptar un reto: ¡cuenta tus bendiciones! No podemos imaginar la paz y el gozo en Cristo que nos da el recordar las bondades de Dios a pesar de nuestras circunstancias. 

Hace unos días una amiga me comentó sobre la decisión que había tomado de escribir en un diario las bendiciones que experimentaba cada día, asegurándose de que ante el más mínimo detalle tuviera una actitud de agradecimiento.

Pero, ¿sabes qué? Por momentos será muy fácil recordar y anotar las bendiciones en el transcurrir del día, mientras que en otras ocasiones podremos sentir que no hemos recibido ninguna bendición. En ese momento debemos recordar: «Las misericordias del Señor jamás terminan, pues nunca fallan Sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es Tu fidelidad!“El Señor es mi porción”, dice mi alma, “Por tanto en Él espero”» (Lamentaciones 3:22-24.

Mientras oramos y esperamos la voluntad de Dios, la mejor respuesta que recibiremos es la transformación de nuestra vida en el proceso de espera. Seremos refinadas como el oro mientras nos rendimos a confiar en Su voluntad. ¡Esta es una gran bendición! Aun cuando las circunstancias del momento vayan en contra de nuestros deseos, recordemos a Daniel y a sus amigos en el horno de fuego. Ellos resistieron la prueba porque su esperanza no descansaba en sus circunstancias, sino en Aquel que tenía control absoluto de ellas y de todo a su alrededor.

Así que, anímate a contar las bendiciones de tu día para que en medio de la situación que atraviesas hoy puedas palpar la presencia de Dios acompañándote.