¡Cuánto amo tu ley! - Salmos 119:41-48

Hace unos días inicié un recorrido por el Salmo 119, un capítulo dedicado completamente a la Palabra de Dios, y en el camino he sido grandemente confrontada acerca de mi actitud ante ella. 

Es mi oración que Dios me de un corazón que pueda atesorarla, meditarla y deleitarse en ella. 

Hoy veremos del versículo 41 al 48:

41 Venga también a mí tu misericordia, oh Señor,
tu salvación, conforme a tu palabra.
42 Y tendré respuesta para el que me afrenta,
pues confío en tu palabra.
43 No quites jamás de mi boca la palabra de verdad,
porque yo espero en tus ordenanzas.
44 Y guardaré continuamente tu ley,
para siempre y eternamente.
45 Y andaré en libertad,
porque busco tus preceptos.
46 Hablaré también de tus testimonios delante de reyes,
y no me avergonzaré.
47 Y me deleitaré en tus mandamientos,
los cuales amo.
48 Levantaré mis manos a tus mandamientos,
los cuales amo,
y meditaré en tus estatutos.

El salmista pide a Dios por misericordia, por salvación pero conforme a Su Palabra; él no quería ser salvado por métodos o filosofías humanas, su petición se trataba del rescate que sólo Dios puede ofrecer. 

¿En medio de dificultades a dónde acudes? ¿En quién o qué buscas tu salvación?

¿Es la Palabra de Dios tu primera opción en la hora de la prueba?

Él podía encontrar respuesta para responder a su problema, él tenia su confianza en el lugar indicado y mientras espera en Sus ordenanzas le pide a Dios que no quite de su boca la palabra de verdad con el propósito de guardarla, no un día sino para siempre. 

Aquí surgen varias preguntas:

¿Tengo toda mi confianza puesta en las promesas de la Palabra de Dios?

¿Mientras espero respuesta de Dios espero meditando en sus promesas?

¿Soy diligente para guardar su ley sin importar las circunstancias?

En el versículo 45 él declara que "andará en libertad" porque busca Sus preceptos. Me encanta que esta declaración preceda el verso anterior donde dice que él pone su confianza y espera en Su palabra para guardarla, porque nos da a entender que lejos de él sentirse esclavo por todos estos mandatos, o preso por tener que cumplir todos estos estatutos, él afirma que ¡andará en libertad! 

¡Esa es la obra de Cristo para quienes ponen su confianza en Él! ¡Que glorioso Salvador!

Él fue llevado cautivo, murió en una cruz para que tú y yo podamos caminar en libertad, para que sus mandamientos no sean un yugo sino un deleite. 

¡No hay mayor bien para el hombre que caminar en los estatutos del Señor, sólo así puede correr en libertad hasta su Salvador!

Esa libertad de la cual habla el salmista es la que lo impulsa a presentarse ante reyes y autoridades para hablarles de las maravillas de Sus testimonios; no hay vergüenza alguna solo hay seguridad y confianza en Su Palabra.

¡Te invito que juntas podamos deleitarnos en sus mandamientos, que los amemos y meditemos en ellos!

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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com

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Sobre el autor

Betsy Gómez

Betsy Gómez tiene una gran pasión por inspirar a otras mujeres a atesorar a Cristo en lo ordinario de la vida. Nació en la República Dominicana, y ahora vive en Irving, Texas, donde su esposo, Moisés, sirve como pastor hispano … leer más …


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