Cuando no sé... ¡Mi Padre Celestial sí sabe!

Hay un famoso poema escrito por Robert Frost: «El camino no tomado». Cito su párrafo introductorio: 

«Dos caminos se bifurcaban en un bosque otoñal, y apenado por no poder los dos transitar y ser el único viajero, largo tiempo me detuve y contemplé uno hasta donde la vista alcanzaba, allí donde se curvaba la maleza».

Hace unos meses me encontraba en ese bosque, tenía dos caminos frente a mí entre los cuales debía escoger. Ambos tenían sus luces y sus sombras. Estaba sin idea alguna de cuál era el próximo paso. Sentía que necesitaba saber qué hacer; quería tener respuestas para poder seguir avanzando. 

La respuesta tardó en llegar… 

Esto sucedió justo antes de tomar las vacaciones de verano. En mi mente se generó una batalla muy fuerte con el anhelo de saber, al fin, el desenlace final e irme tranquila a las vacaciones de verano junto a mi familia. Pero la respuesta de Dios fue… espera. 

Pasaron los días y estos se convirtieron en semanas. El tiempo de espera fue mucho más largo de lo que pensaba. Fue en medio de la incógnita que Dios trajo este pensamiento a mi mente: No necesito saber la respuesta final para tener un corazón en calma. ¡Él ya sabe lo que viene! ¡Puedo estar tranquila!

Esta situación fue un entrenamiento intenso de aprender el difícil arte de confiar aunque no sepa todo, confiar aunque no tenga respuestas. Y no solo fue un reto confiar, sino también poder estar gozosa disfrutando lo que el Señor ponía en mi plato de día a día. Fue un gimnasio espiritual para ejercitar mi mente y aceptar que Su gracia es suficiente momento a momento. Como dice Su palabra: «Mi gracia es todo lo que necesitas» (2.ª Corintios 12:9a, parafraseado).

Fue un tiempo de oraciones constantes y poner en práctica todo lo que sabía y conocía acerca de Dios y sus propósitos. 

El compás de espera puede ser incómodo y difícil, y pone a prueba nuestro corazón. Pone en evidencia si verdaderamente confiamos plenamente en el control absoluto de nuestro Dios y en Su carácter.

Dios es digno de toda nuestra confianza. Aun cuando pensamos que sabemos el camino o que tenemos la respuesta correcta, Él puede cambiar en un instante el curso y rumbo de nuestras vidas. En realidad, no sabemos qué sucederá en el próximo instante. Pero Él ha prometido que todo obrará para nuestro bien si le amamos (Romanos 8:28).

El Señor es bueno, infinitamente bueno. Esto trae descanso y paz. Entender que no cae un cabello en tierra sin que Él así lo ordene es un ancla segura para nuestra mente y nuestro corazón en cualquier circunstancia. Por lo tanto, puedo seguir adelante confiada aun cuando no sé qué será el día de mañana. 

Como mujeres de Dios es nuestro deber buscar diariamente el rostro de nuestro Padre. Encomendar nuestros caminos de forma que nuestros pasos sean afirmados. El Señor conoce cada uno de nuestros días y no solo los conoce, sino que permite y ordena buscando Su gloria y nuestro bien.

Recuerda, no necesitas saber qué viene, no necesitas saber todas las cosas. Tu guardador vela mientras duermes y bajo Sus alas puedes descansar segura. 

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Sobre el autor

Elisa Michelén de Ramírez

Elisa Michelén de Ramírez está casada con Alejandro Ramírez. Tiene 3 varones: Rodrigo de 14 años, Kalil de 11 y Andres de 7. Estudió Educación Inicial dedicándose al ejercicio de su carrera hasta su primer embarazo cuando hizo una pausa … leer más …


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