¿Alguna vez te has preguntado cómo tu vida ordinaria puede ser usada para lograr obras extraordinarias para el Señor? Si es así, prepárate para ser inspirada por dos de mis heroínas de oración de la vida real que están muy lejos de ser famosas. Se dice que estas mujeres que eran poco conocidas por los hombres, pero muy conocidas por Dios.
Dos hermanas
Les presento a Peggy y Christine Smith.
Las hermanas Smith rara vez salían de su cabaña a un costado del camino en Barvas en la Isla de Lewis en la costa de Escocia. Si les hubieras conocido, sentirías compasión por estas dos ancianas de más de ochenta años. Peggy la mayor de las dos, era ciega. Christine padecía artritis y estaba severamente paralizada. Podrías suponer que su tiempo de servir al Señor ya había pasado. Pero a pesar de su apariencia, Dios tenía una tarea para estas dos hermanas enfermas quienes eran particularmente receptivas y sensibles al mover de Su Espíritu.
Al igual que otros aldeanos en 1949, Peggy y Christine reconocieron que la iglesia no estaba floreciendo como alguna vez había sido. Dios les dio una carga por la indiferencia de los cristianos. Se sentían atribuladas por el aumento de la población joven que amaba la mundanalidad. Era evidente que la única esperanza de revertir esta situación era un avivamiento producido por el derramamiento del Espíritu de Dios.
Diez años antes se había experimentado en Barvas, el fuego del avivamiento. Hombres y mujeres cuyas vidas habían sido cambiadas para siempre eran conscientes del estado espiritual tan deplorable de la isla y estaban dispuestos a enfocarse en la labor de oración.
Nadie tan dispuesto como las hermanas Smith.
Creyendo la promesa de Dios
Peggy y Christine creían que Dios les había dado la promesa de Isaías 44:3:
“Derramaré agua sobre la tierra sedienta, y torrentes sobre la tierra seca,”
En fe, ellas dirigieron sus corazones a orar y creer que Dios sería fiel a Su Palabra. Se acercaron a su pastor, Rev. James MacKay urgiéndole a llamar a los líderes de la iglesia para dedicarse especialmente a buscar al Señor. Se tomó la decisión de orar toda la noche, dos veces a la semana. Peggy y Christine se levantaban de sus camas para orar fervientemente durante las mismas horas en que los líderes de la iglesia se juntaban en un establo de paja.
Pasaron dieciocho meses sin que hubiera evidencia alguna de que Dios oyese o contestase sus peticiones, hasta que una noche, uno de los hombres se levantó a leer el Salmo 24:3-4:
¿Quién subirá al monte del SEÑOR? ¿Y quién podrá estar en su lugar santo? El de manos limpias y corazón puro.
Con angustia se dirigió a sus compañeros, los líderes de la iglesia, “Hermanos, me parece un disparate estar esperando y orando como lo hacemos, si nosotros mismos no estamos bien delante del Señor.” Levantando sus manos al cielo, Él clamó, “¿Están limpias mis manos y puro mi corazón?”
Cuando estos hombres se humillaron delante de Dios y expresaron su necesidad de Él, el Señor desplegó Su santidad y llenó con Su maravillosa presencia el establo donde oraban. Temblando, estos hombres cayeron en adoración con sus rostros sobre la paja. Era la chispa por la que los aldeanos habían estado orando … un adelanto del Avivamiento de Hébridas, que duró dos años en la Isla de Lewis.
¿Estás lista?
Imagina cómo respondería Dios si uniéramos nuestros corazones y manos con nuestras hermanas para clamar a Dios en oración ferviente.
La Transmisión Simultánea ¡Clama! que se llevará a cabo el viernes, 23 de septiembre en Aviva Nuestros Corazones es tu invitación a levantarte con tus hermanas como poderosas guerreras de oración, como Peggy y Christine Smith. El evento es gratis y diseñado para acomodar grupos de todos los tamaños –desde reuniones íntimas en casa, pasando por edificios de iglesias llenos, hasta estadios repletos.
Nancy DeMoss Wolgemuth compartirá su carga porque se reúnan 100,000 mujeres para ¡Clama! El Evento de Oración Nacional de transmisión radiofónica de Aviva Nuestros Corazones. Escucha la asombrosa historia de cómo Dios está orquestando este evento. O si estás lista para averiguar más ahora, visita Clama16.com.
Peggy y Christine Smith no tenían ningún don o talento exclusivo. Este dúo de siervas simplemente estaba alerta y disponible para la obra del Señor cuando Él las llamó. ¿Y tú? ¿Estás lista?
No hay tarea más grande que la tarea de orar. No hay asunto más urgente que el de la oración. No hay inversión más valiosa que podamos hacer para que avance el reino. No hay privilegio más alto que involucrarse en la obra del Señor a través de la oración.
Peggy y Christine Smith movieron el cielo desde su cabaña en la aldea; y donde sea que tú vivas, donde trabajes, donde Dios te haya puesto… ¡tú también puedes!
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