Una niña huye por el pasillo hacia su habitación. Da un portazo, se tira en la cama y grita entre lágrimas: «¡Estoy sola! ¡Nadie se preocupa por mí! ¡Ojalá no hubiera nacido!».
Esta es la situación a la que a menudo se enfrentaron unos amigos míos después de recibir en su casa a su hija adoptiva. Cuando mi amiga recordó la intensidad de esos primeros meses de prueba, no pude evitar preguntarle cómo había enfrentado esos momentos.
«¿Qué hiciste? Debió haber sido muy duro».
«Fue duro, pero hicimos lo único que podíamos hacer», respondió mi amiga. «Combatimos las mentiras con la verdad. Luego de calmarse, nos sentábamos con ella y repasábamos todas las cosas que eran una realidad en ese momento. Y eventualmente, la verdad se hacía más fuerte que las mentiras».
Puede que este haya sido el mejor consejo para padres que he escuchado. En realidad, puede que este sea el mejor consejo para la vida que he escuchado. ¿Cuántas de nosotras necesitamos detenernos y practicar lo que es verdad ahora mismo? ¿Cuántas de nosotras necesitamos superar las mentiras poderosas con la verdad? Conociendo lo ágil que es el diablo en su trabajo, supongo que esto es útil para la mayoría de nosotras.
La verdad es un salvavidas
Desde aquella conversación, me he hecho esa misma pregunta en varias ocasiones: «¿Qué es verdad ahora mismo?». Al utilizar esta táctica, el resultado equivale a que me lancen un salvavidas en un mar de pensamientos que me ahogan. Mis luchas no desaparecen. La tristeza, la ansiedad o la ira siguen intentando hundirme, pero la verdad siempre sale a flote.
Te preguntarás: «¿Y qué es cierto ahora?».
Dios me ama. Por lo tanto…
- No estoy sola — Soy oveja del Buen Pastor
- No soy rechazada — Soy hija de Dios.
- No soy un fracaso — Soy una nueva creación en Cristo Jesús.
No importa cuál sea la situación, la Palabra de Dios es verdadera sin importar la intensidad de la tormenta. Por eso el apóstol Pablo nos dice en Filipenses 4:8: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero…en esto mediten». Fija tus ojos en Jesús porque Él es la verdad, y cuando tus ojos se cansen y tu visión se vuelva borrosa, envuelve tus brazos alrededor del cuello del Salvador y aférrate a Él.
Hagas lo que hagas, no te separes de la verdad.
Si tu matrimonio parece una zona de guerra, si atraviesas un territorio desconocido, si el médico te da malas noticias, si tu hijo es testarudo, si tus hijos adultos te están rompiendo el corazón, si tu iglesia está sanando, si estás pasando por una temporada de sufrimiento, si no sabes qué decisión tomar, si estás cansada por tus circunstancias actuales, hay verdades alentadoras en las Escrituras que te mantendrán a flote.
La verdad está presente aun en lo desconocido
La mayoría de las veces no tenemos idea de cómo se van a desarrollar las circunstancias. Aun en medio de las incertidumbres de la vida, hay cosas que puedo saber.
- Dios es bueno, bondadoso, amable y fiel.
- Dios es soberano y confiable.
- Nada sucede que no esté bajo Su atenta mirada.
- Dios tiene planes buenos y los lleva a cabo, y dentro de ese conocimiento, sé que el plan de Dios es lo mejor para mí.
Puedo caminar hacia adelante en fe a través de lo desconocido debido a lo que es cierto en este momento.
- Aunque camine por el valle de la sombra de la muerte, es verdad que Dios está conmigo.
- Aunque me sienta débil, es verdad que Dios es mi fortaleza.
- Aunque piense que ya no pueda amar, es verdad que puedo amar a través de Cristo.
- Aunque la vida se esté desmoronando, es verdad que Dios está en control.
- Aunque no tenga nada, es verdad que tengo todo lo que necesito en Cristo.
- Aunque tenga un mal día, es verdad que Dios es bueno.
Luchamos contra las mentiras recordando la verdad hasta que la verdad sea más fuerte que las mentiras. Es fácil dejarse llevar por todas las cosas que no son verdad, pero cuando nos tomamos el tiempo para detenernos y pensar en la verdad basada en la Palabra de Dios, nos aferramos a un ancla incluso cuando no estemos seguras de cómo va a terminar la historia.
El enemigo odia todo lo que es verdad
¿Sabes lo que el diablo quiere hacer más que cualquier otra cosa? Engañarte. Su prioridad es torcer tu pensamiento. Empezó con Eva, y lo ha estado haciendo desde entonces. Nada le gustaría más que todas nosotras seamos esa niña triste que llora amargamente en su cama, diciéndose a sí misma que está sola y que nadie la ama.
Amadas, por eso llevamos cautivo todo pensamiento y combatimos las mentiras con la verdad. Toma esfuerzo luchar contra las mentiras con la verdad. Necesitamos saber lo que es verdad, necesitamos entrenarnos para reconocer las mentiras, y debemos tomar el tiempo para hablar lo que es verdad sobre las mentiras, reconociendo el engaño cuando lo veamos.
Hay una razón por la que se llama engaño: nos resulta difícil verlo. La mayoría de nosotras no tenemos idea de cuándo atravesamos una puerta falsa porque la red del engaño es muy convincente, y estamos demasiado abrumadas, ocupadas o somos demasiado orgullosas para analizar cada declaración bajo el microscopio de la Palabra de Dios. Pero cuando sabemos que algo es mentira, tenemos más posibilidades de eludir las artimañas del diablo.
Fija tu mente en todo lo que sea verdadero
Meditar en lo que es verdad en lugar de obsesionarte en lo que podría ser o debería ser, permite que nuestros pies vuelvan a encontrar tierra firme. Isaías 26:3 dice: «Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en Ti confía». Una mente llena de paz no es un objetivo imposible. Es el resultado de pensar en todas las cosas que son verdad de Dios en este momento, por muy accidentada que sea la vida.
Cada vez que intencionalmente fijamos nuestra mente en las cosas de arriba en lugar de en las de la tierra (Col. 3:2), invitamos a Dios a nuestra situación, y cuando invitamos a Dios, invitamos a la verdad, a la confianza, a la fe, a la entrega, y encontramos paz.
Hermana, andamos por la fe cuando nos arraigamos a lo que es verdadero acerca de Dios. Puede que no tengas deseos de adorar a Dios en tu situación actual. Puede que ni siquiera tengas ánimo de salir de tu cama. Pero si puedes reflexionar en lo que sigue siendo verdad, encontrarás una razón para tener esperanza junto con muchos motivos para adorar al Señor.
Empieza por memorizar un versículo. No tienes que recitar una larga oración para combatir las mentiras con la verdad. Uno de mis versículos favoritos es Salmo 107:1 «Den gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es Su misericordia». Cada vez que recito ese versículo, me recuerda que Dios sigue siendo bueno, amoroso y fiel, aunque mi situación actual no lo refleje. Pongo fin de inmediato a cualquier tentación de pensar lo contrario y me aferro a mi salvavidas antes de que cualquier pensamiento contrario pueda hundirme.
No esperes hasta el domingo para meditar en las verdades eternas que se encuentran en la Palabra de Dios. Piensa en ellas hoy. Piensa en ellas ahora mismo, y eventualmente escucharás la verdad más fuerte que las mentiras.
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