Todas queremos una fórmula que funcione en breve tiempo y resuelva el problema que nos acoge. Cuando a una pila de agua se le va la zapatilla y gotea, o una tubería oxidada estalla, buscamos un plomero o ponemos una liga que detenga el salidero. Cuando se nos rompe un equipo electrodoméstico, podemos compramos otro o reparamos. Cuando aparece una cosa rara en nuestro cuerpo, buscamos remedios rápidos; cuando nuestros hijos actúan contrario a lo acostumbrado o cuando nuestros esposos demoran en responder un pedido de hace tiempo, pensamos en alguna fórmula que haga que las cosas cambien y así conseguir la tranquilidad que anhelamos. En un mundo donde se busca hacer la vida más fácil, cómoda y rápida, nos resistimos a cualquier camino que implique una espera o prolongación de la dificultad. Siempre queremos el atajo, el camino más fácil y más corto, pero qué engañoso puede ser dejar el camino por veredas.
«Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte». -Proverbios 14:12
En Proverbios 28:25-26 leemos: «El hombre arrogante provoca rencillas, pero el que confía en el Señor prosperará. El que confía en su propio corazón es un necio, pero el que anda con sabiduría será librado».
Casi en las conclusiones de este libro que trata el tema de la sabiduría, cuán importante es responder al llamado de caminar en sabiduría. Cuán contraria es la altivez de espíritu a la sabiduría.
Me pregunto cuántas veces mis contiendas en casa han surgido de la altivez de mi propio corazón. Engañada por mi propio orgullo, pienso que no es mi culpa, sino de los demás que están equivocados y la razón que está bien es la mía. Mientras más me aferro a ella, más propensa soy a enojarme y continuar la contienda.
Por eso el oportuno consejo de este texto y muchos más como en Proverbios 3:5-6:
«Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas».
Es un consejo de alerta antes de actuar, pero de esperanza después de fallar: reconócelo…. Él enderezará….
Un llamado a caminar en sabiduría y no en necedad
Confiar y aferrarme a mí misma y a mi modo de pensar sin renovar y rendir mi mente, sin ponerlos a prueba a la luz del consejo y las verdades de la Palabra de Dios, solo traerán desdichas, lamentos y fracasos.
Por lo general no tenemos un lente amplio y sano ante las situaciones, puesto que están dañados por los temores y pecados que combaten dentro de nosotras, y reflejan la vieja herencia que traemos en las venas de querer tomar el control y construir el paraíso perdido.
No hace mucho me sentí así. Me encontré frente a mi fregadero, al tiempo que lavaba los platos de la cena, formando en mi mente la próxima escena de cómo mejoraría una situación determinada en mi matrimonio. Mi mente como un velero subía y bajaba con las olas de pensamientos de cómo respondería a lo que interpretaba de la conducta de mi esposo, queriendo dirigir el barco a donde creía que debía ir; me sentí agotada. Bajé los brazos de mi razón y recordé el sabio consejo de soltar el control a Dios. Aquel que ve y conoce cada corazón. No tenía que seguir la corriente de mi propia razón, podía elegir otra fórmula:
Rendición + Mansedumbre + Confianza en el Señor = Sabiduría. Efectivamente, ¡funcionó! ¡fui librada!
El que confía en su propio corazón es necio, más el que camina en sabiduría será librado.
¿Cómo caminar en sabiduría? Es como una escalera ascendente. ¡Subamos juntas!
- Temamos a Dios.
- Contemos con Él
- Confiemos en Él.
- Encomendemos todo a Él.
- Consideremos Su opinión antes de actuar.
- Esperemos confiadas.
«Encomienda al Señor tu camino y confía en Él, que Él actuará». -Salmos 37:5
«El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción». -Proverbios 1:7
Dios no está pasivo, trabaja para quienes demuestran su confianza por medio de la obediencia a Su Palabra.
Gracias Señor por Tu consejo y paciencia. Que al aplicar esta fórmula eficaz, sumando rendición con mansedumbre y confianza en Ti, pueda obtener sabiduría y protección, que como luz del semáforo a tiempo avisa y disminuye mi velocidad ante el peligro, así Tus palabras enciendan mis veloces pensamientos y sea librada. Pero cuando tropiece y falle, que no me aleje de ti; que te pueda reconocer desde cualquier lugar, porque Tú sabrás siempre enderezar mis veredas.
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Mujer Verdadera?
Donar $3
Únete a la conversación