Por Elisha Gallotti
Recientemente hablaba con una querida amiga cuyo esposo, un hombre de 91 años, se había ido con el Señor solo el día anterior. Mientras hablamos sobre la vida y muerte de su esposo, ella dijo estas palabras: “Todo pasa tan rápido, la vida es solo un soplo”.
Cada día que pasa, tu historia se está escribiendo. Ahora mismo, mientras lees estas palabras, tu historia se está desenrollando quietamente. Los minutos de nuestra vida vuelan y se convierten en horas, las horas en días y más rápido de lo que podemos imaginar, nos encontramos mirando toda una vida en retrospectiva.
Una decisión a la vez
El año pasado, se publicó una serie de maravillosas biografías aquí en el blog. Mientras leíamos sobre esas mujeres, fuimos inspiradas en nuestra fe. Estas mujeres, cuyas biografías se han escrito y que han servido de ejemplo aún mucho después de su muerte, se fueron convirtiendo en quienes fueron, un día a la vez, una hora a la vez, y hasta una pequeña decisión a la vez.
En estos días estoy leyendo la biografía de Hannah More escrita por Karen Swallow Prior. Hannah More, aunque no es muy conocida, fue una mujer ejemplar, descrita apropiadamente por el título del libro Convicciones Extremas: La extraordinaria vida de Hannah More, poeta, reformadora y abolicionista. En las primeras páginas de su biografía hay una descripción que cautivó mi corazón: “Aunque nunca lo conoció, George Whitefield influyó mucho en su vida”.
Es una descripción simple pero que mueve a la reflexión: ¿Y qué de mí? Si un biógrafo fuera a observar mi vida, prestando estrecha atención a los detalles en la manera que los buenos historiadores hacen, ¿cuál historia escribiría? ¿Cuáles detalles llamarían su atención? ¿Sería una historia de fe en medio de las pruebas? ¿Sería una historia de una mujer que supo redimir el tiempo y vivir para Cristo? O, ¿sería una historia de un tiempo desperdiciado, de oportunidades malgastadas, o persecuciones vanas?
¿Quién está llenando tu mente?
Estas preguntas pueden darnos convicción de pecado pues la mayoría de nosotras, tenemos idea de cómo quisiéramos vivir mejor, usar nuestro tiempo sabiamente, amar a otros por completo y finalmente seguir a Jesús con más entrega.
En los tiempos de quietud de la vida ¿quién está llenando tu mente? ¿influenciándote a través de sus patrones y moldeándote en quién te vas a convertir?
Literalmente, al alcance de la mano, tenemos miles y miles de imágenes y artículos y fotografías y episodios de Netflix y podcasts al igual que historias. En cierta forma, son más engañosos que los medios de comunicación tradicionales (como la televisión), los nuevos a los cuales tenemos acceso a través de Internet pueden aquietarnos con un feliz y calmado consumismo (un video que nos lleva al siguiente . . . la publicidad de un artículo que nos lleva a otro) y nos vuelve olvidadizas. Seamos lo suficientemente sabias como para reconocer que lo que leemos, escuchamos y miramos con seguridad nos moldea.
¿Y tú? si un biógrafo estuviera escribiendo tu historia, ¿acerca de qué escribiría? ¿Sería una historia de una mujer que redimió el tiempo y vivió para Cristo? O, ¿sería una historia de un tiempo desperdiciado, de oportunidades malgastadas, o persecuciones vanas?
Cuando estas preguntas nos pongan el deseo de redimir el tiempo y hacer que nuestra vida cuente, dejemos que estas palabras de Moisés nos moldeen: Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. Salmo 90:12
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