Un llamado a la gratitud
Esdras 3: 8-13
“8Y en el segundo año de su llegada a la casa de Dios en Jerusalén, en el mes segundo, Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, y los demás de sus hermanos los sacerdotes y los levitas, y todos los que habían venido de la cautividad a Jerusalén, comenzaron la obra y designaron a los levitas de veinte años arriba para dirigir la obra de la casa del SEÑOR.
9Entonces Jesúa con sus hijos y sus hermanos, Cadmiel con sus hijos, los hijos de Judá y los hijos de Henadad con sus hijos y sus hermanos los levitas, se presentaron todos a una para dirigir a los obreros en la casa de Dios.
10Cuando los albañiles habían echado los cimientos del templo del SEÑOR, se presentaron los sacerdotes en sus vestiduras, con trompetas, y los levitas, hijos de Asaf, con címbalos, para alabar al SEÑOR conforme a las instrucciones del rey David de Israel.
11Y cantaban, alabando y dando gracias al SEÑOR: Porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba a gran voz alabando al SEÑOR porque se habían echado los cimientos de la casa del SEÑOR.
12Pero muchos de los sacerdotes y levitas y jefes de casas paternas, los ancianos que habían visto el primer templo, cuando se echaban los cimientos de este templo delante de sus ojos, lloraban en alta voz mientras muchos daban gritos de alegría;
13y el pueblo no podía distinguir el clamor de los gritos de alegría del clamor del llanto del pueblo, porque el pueblo gritaba en voz alta, y se oía el clamor desde lejos.”
El 3 de octubre de 1863 en la cúspide de la Guerra Civil en Estados Unidos, el Presidente Abraham Lincoln emitió la Declaración de Acción de Gracias, llamando a la nación a un “Día de Acción de Gracias y Alabanza”. Esta declaración eventualmente dio lugar al establecimiento del feriado nacional estadounidense de Acción de Gracias.
El documento iniciaba listando las múltiples bendiciones que la nación había recibido a lo largo de ese año, aun en medio de un conflicto tan severo. Llamaba al pueblo norteamericano a reconocer la Fuente de todas esas bendiciones y a responder colectivamente al Dador de ellas en gratitud, arrepentimiento e intercesión.
Para el día de hoy, trata de redactar tu propia declaración de acción de gracias. Usa algunas de las cosas que el Señor te ha hecho entender en estas últimas semanas. Incorpora pasajes de las Escrituras que han tocado tu vida de manera particular. Consagra tu vida a lo que tus propias palabras están diciendo.
Luego comparte lo que has escrito con tus familiares o amigos cercanos; inclúyelo en Facebook, Twitter usando #RetoDeGratitudANC o envía correos electrónicos. Enciende la gratitud en otros animando a los que amas a que cultiven un corazón agradecido.
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