La gratitud que comienza de cero
Salmo 43:1-5
“1Hazme justicia, oh Dios, y defiende mi causa contra una nación impía;
líbrame del hombre engañoso e injusto.
2Ya que tú eres el Dios de mi fortaleza, ¿por qué me has rechazado?
¿Por qué ando sombrío por la opresión del enemigo?
3Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen,
que me lleven a tu santo monte,
y a tus moradas.
4Entonces llegaré al altar de Dios,
a Dios, mi supremo gozo;
y al son de la lira te alabaré, oh Dios, Dios mío.
5¿Por qué te abates, alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez.
¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios!”
Los salmos son un buen lugar donde acampar si el deseo de tu corazón es ser agradecida-no necesariamente porque estén llenos de notas de felicidad. Ellos vibran con todo tipo de emociones humanas. Hablan de presiones abrumadoras, profundos valles de depresión, y de momentos donde te preguntas si vale la pena vivir. Y sin embargo, los Salmos revelan que la única respuesta a los problemas, a la tristeza, dolor y pérdidas es un regreso constante a Dios en adoración y gratitud.
Aún en la noche más oscura, puedes experimentar paz y descanso, sabiendo que el gozo de la mañana está por delante. Decídete a no dejar que el nivel de tu gozo esté determinado por la presencia o ausencia de tormentas, sino por la presencia de Dios. Elige hoy gozarte en El.
Escoge unos salmos para leer a lo largo del día (en voz alta si es posible). Cuéntanos si no hacen que brote alabanza y gratitud de tu corazón.
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