Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isaías 9:6
En el último mes del año ocurre algo que no sucede en los demás: la gente está más alegre, se muestran más complacientes y bondadosos, las casas son más adornadas, hay más luces en las calles, los colores de las fiestas navideñas no se hacen esperar en las vitrinas, los balcones o los jardines; todo es un festejo de principio a fin.
Y muchas veces nos vemos contagiadas con tal algarabía: colocando adornos, comprando regalos, planificando cenas, decoraciones, un detalle aquí, otro allá y aunque es bueno que en esta época usemos nuestra imaginación para poner más linda la casa haciendo de nuestro hogar un lugar más acogedor, para sorprender a otros con detalles, creo que debemos detenernos un momento y meditar en lo que realmente mueve mi alegría: ¿los colores de la navidad son los que influyen en mi estado de ánimo o es el motivo de la celebración? Quiero animarte a usar este tiempo para pensar en el magnífico nacimiento de nuestro Señor Jesús, que debe ser la primera razón para nuestra alegría.
Esta es una época para hablarles más a nuestros hijos del Evangelio; es la mejor excusa para presentarle a Cristo al vecino; es el mejor motivo para que rebose mi corazón de alegría y gratitud. Seamos intencionales en transmitir la verdad del Salvador a los que nos rodean, que nuestro gozo sea la consecuencia de la magnitud del motivo de celebración: Dios el Hijo se encarnó y nació en un pesebre para dar lugar a la salvación del hombre ¡Alabado sea Su nombre!
Aprovecha estos días para mostrar una algarabía diferente, habla constantemente del gozo de la salvación, de la esperanza en Jesús. ¡Qué oportunidad tenemos de mostrar a Cristo en Su hermosura en este tiempo! Celebra al Salvador, celebra su nacimiento, y sí, tenemos razón para estar contentas, pues a través de ese nacimiento hoy gozamos de la vida eterna. ¿Te parece poco? ¡Es para saltar de felicidad y alabarle!
¿Qué cosas específicas puedes planificar para que Cristo esté presente en tu hogar en estas navidades? ¿Cómo podrías hacer de esta, una celebración Cristo-céntrica?
“Señor ayúdame a dar pasos concretos para que Tú seas el centro de estas fiestas en mi hogar; perdóname por las veces que me he dejado influenciar por la corriente de este mundo y me he apartado de Tu verdad. Dame sabiduría para llevar Tu Evangelio a otros; permíteme celebrarte a Ti y contagiar a otros con Tu verdad. ¡Amén!
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