Confianza en medio de la tormenta

«Con Sus plumas te cubre, y bajo Sus alas hallas refugio…». - Salmo 91:4

En cierta oportunidad, una institución que se dedicaba a cultivar las Bellas Artes organizó un concurso de pintura con el tema «La Paz». Convocó a los grandes maestros del pincel, y lógicamente, se presentaron obras excelentísimas.

Algunos exhibieron serenos atardeceres; otros, mares en calma, universos en quietud, vientos suaves, palomas en reposo; es decir, toda una gama de composiciones hermosas de una gran sensibilidad artística. Sin embargo, lo que sorprendió a todos fue el cuadro al cual el jurado le otorgó el premio.

Representaba una furiosa tormenta que torcía los árboles fuertemente bajo una lluvia torrencial. En medio de aquella turbulencia, una avecilla, posada en una ramita de uno de los árboles, cobijaba a sus pichones bajo sus alas, esperando tranquila a que pasara la tormenta.

Esta estampa, tan sencilla pero tan significativa, puede ser un buen ejemplo para muchas de nosotras. Hoy en día bien podría decirse que estamos en medio de una gran tormenta. Por todos lados nos azotan vientos de huracán: problemas políticos, económicos, sociales…y se siente en el ambiente cada vez más el peso de la turbulencia. No se habla de otra cosa que no sea de precios altos, desempleo, robos, engaños e inmoralidad. Y a esto se le suma una enorme lluvia de rencillas y odio…tornando el panorama más denso a medida que pasa el tiempo. La gente ha ido perdiendo la motivación y hay momentos en que quisiera gritar: «¡Ya basta!».

El pueblo de Dios no se escapa de nada de esto. No por ser cristianas estamos exentas de ser atrapadas bajo el peso de esa avalancha. Es como si el gigante de la desesperación quisiera tragarnos. Pero, ¿cuál es la realidad?

La realidad es que le hemos cedido el control de nuestras vidas a un gigante mayor que se llama desconfianza. No confiamos en nada, no confiamos en nadie, pero mucho menos confiamos en Dios. Decimos que tenemos fe, cuando la verdad es que nos sentimos inseguras; atravesamos por una gran angustia; y justo ahora, en estos momentos vienen a mi mente unas palabras de Juan Bunyan que dicen: «Tengo en mi pecho guardada una llave llamada Promesa, que estoy seguro abrirá cualquier puerta».Es la promesa de Dios para Sus hijas que dice: «Estén quietos, y sepan que yo soy Dios» (Salmo 46:10).

Entonces, ¿por qué no esperar a que Él abra la puerta? ¿Por qué no esperar a que pase la tormenta?

Hagamos como la avecilla del relato. Estemos quietas, cobijémonos bajo Sus alas. Confianza en medio de la crisis es lo que necesitamos, pero confianza en el único y real Creador del universo, que todo lo tiene bajo Su control. Su paz, aquella que sobrepasa todo entendimiento, reinará en nuestros corazones aún en medio de la tormenta.

¿Cuál es tu refugio en medio de la tempestad? ¿A dónde corres? ¿A la televisión, Facebook, al teléfono, a las tiendas, a la comida?

Te invito a que pongamos nuestra mirada en la Palabra de Dios. El mundo puede tambalear, pero las hijas de Dios pueden estar firmes sobre la roca que es Cristo Jesús. 

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Sobre el autor

Viola Núñez

Viola nació en Santo Domingo donde reside. Está casada con Jorge López desde hace 55 años, con quien procreó cuatro hijos, de los cuales Dios le ha regalado una larga y hermosa descendencia de 14 nietos  y tres biznietos. Su … leer más …


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