Una de las preguntas que más frecuentemente me hacen mis amigas adolescentes y jóvenes adultas es “¿cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?” Realmente es una buena pregunta para hacernos a cualquier edad.
Cuando era una mujer joven, uno de mis mayores miedos era “no vivir la voluntad de Dios para mi vida”. ¡Creo que vivía con la presión de que una movida errada implicaría desastre, y que los planes de Dios para mi podían de algún modo ser frustrados!
Ahora, varias décadas después de haber tomado decisiones de juventud, me he dado cuenta de que Dios es más grande de lo que pensaba, y de que mis elecciones equivocadas no podrán hacer que Su plan grandioso colapse.
Por favor, no me mal interpretes. Verdaderamente pienso que debe ser una prioridad importante el que persigamos conocer y obedecer Su voluntad. Pero debo admitir que a través de los años no siempre hice las mejores elecciones y Él todavía me asombra, arreglando las cosas que he estropeado y trayendo gloria a Sí mismo.
He visto algunas cosas que han sido de ayuda al momento de tomar decisiones importantes, pero lo más trascendental es conocer cuál es la mente de Dios sobre un asunto.
Básicamente, se nos dice que observemos cómo Dios opera. En lugar de depender de nuestro conocimiento limitado, tratemos de alinear cada uno de nuestras más pequeñas elecciones y decisiones a Su manera de hacer las cosas… y luego confiemos que Él va a dirigir nuestra vida. (Pr. 3:5-7)
- ¡Háblale! Exprésale todo lo que sientas y déjale saber que necesitas que Él te provea dirección obvia ya que sólo anhelas hacer Su voluntad. (Jer 10:23).
- Investiga todo lo que Dios ha dicho sobre el tipo de decisión que estás considerando y si la Escritura no habla específicamente de tu pregunta particular, busca cuatro principios que puedan encajar con tu situación. (Sal. 119:24).
- Mantente abierta y dispuesta a la opinión de otros. No esperes que Oprah o Dr. Phil te provean una respuesta. Dirígete a amigos cristianos piadosos que tienen una perspectiva sólida de las cosas. (Pr. 11:14; 24:6).
- Considera cómo esta decisión puede afectar tu habilidad para darle a Dios la mayor gloria posible. Su plan mayor es Su mayor determinación, que es traer gloria a Sí mismo a través de tu vida. Deja que esa verdad dirija tus decisiones momento a momento. (Nm. 14:21; Is. 43:6-7).
- DESCANSA en Su soberanía. Él es un Dios redentor. No te preocupes tanto por perder de vista Su voluntad, ¡ya que podrías perder de vista el permanecer en Él! Él puede manejar todas las cosas. Muchas veces terminamos dándole más valor a nuestras decisiones que a Su habilidad para llevar a cabo Su voluntad. (Is 26:12; Ro. 8:28)
¿Quieres compartir un ejemplo de cómo Dios se ha glorificado a Sí mismo a través de algo que echaste a perder?
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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