Cómo orar por un futuro esposo con la perspectiva correcta

Una lectora me pidió una guía para orar un futuro esposo. Responderle resultó más difícil de lo que pensaba…Quizás se debió a que no oré de manera específica por un esposo cuando me casé con Steve. O quizás se deba al hecho de que reconozco que, aunque la mayoría de las personas se casan, no todo el que quiera casarse, lo hará. Sin embargo, estamos llamadas a orar por todo. Entonces ¿cómo serían las oraciones por un esposo?  

Dar gracias por todo

Mi mamá acostumbra a estimularme con Mateo 6:33 cuando la llamaba para quejarme de estar todavía sola (por lo menos 1 vez a la semana). Siempre me recordaba este versículo “Buscad primero el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas os serán añadidas”. Y hasta me recordaba que debía dar gracias por las circunstancias difíciles.

"¿Dar gracias a Dios por no tener a nadie que me invite a salir?" era mi respuesta enojada. “Sí”, diría ella con amabilidad, pero firmemente.  "Da gracias a Dios por esta oportunidad de alabarlo, crecer en fe en tu dependencia en Él. Darle gracias por las cosas que más anhelas que Él cambie”.

La Biblia dice:

“Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios.  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús." Flp. 4:6-7

Se supone que, con humildad, pidamos por un esposo (eso es lo que significa súplica—pedir por algo humildemente) y con acción de gracias. Sé que es difícil dar gracias en medio de las dudas, temores, relaciones rotas, desengaños y otras más. ¿Cómo estar agradecidas porque te hayan herido, estás enojada y frustrada?

Gracias a Dios que no necesitamos tener un sentimiento. El versículo solo dice que demos gracias. Cuando estoy ansiosa (¡y la mayoría necesitamos este versículo!) el decir “gracias” siempre inicia como un acto de la voluntad. Y a menudo tengo que orar ¡por la gracia para poder hacerlo! Pero la obediencia tiene el beneficio de producir buen fruto.

"Busca primero Su reino" me diría ella. Yo lloraría, oraríamos, y mientras más lo hacía, más sometía mis anhelos no satisfechos a Dios. Mi dolor me llevaba a orar, y a su vez, el dar gracias me protegía de la amargura. Pasar tiempo hablando con Dios era una oportunidad para que Él suavizara mi corazón, moldeando mis deseos conforme a los Suyos. Mi corazón necesitaba suavizarse, primero, porque mi orgullo me alejaba de ser más como Él.

No sé qué quiere Dios cambiar en ti. Todas somos diferentes. Pero hay mucho trabajo por hacer. Pecamos de muchas maneras (Santiago 3:2). Nadie es perfecto y todos tenemos áreas donde necesitamos parecernos más a Él. Si diariamente te sometes a Su proceso, Él te cambiará.

Que se haga Tu voluntad

¿Qué pasaría si Dios responde tus oraciones de una manera diferente a lo que quieres que Él haga? Él puede transformar los deseos de tu corazón para alinearlos con los Suyos y satisfacerte completamente. Podríamos nunca entenderlo con nuestras mentes finitas, pero el Espíritu Santo hace posible que lo asimilemos en nuestro espíritu, por lo que debemos orar como Jesús "Que se haga Tu voluntad."

Me asombra que Dios no me pida empezar ahí, y que no nos requiera negar nuestros deseos y peticiones reales. No solo Filipenses 4:6 nos instruye "sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios" sino que también Jesús lo modeló en su oración en el huerto. Paul E. Miller se refiere a esto en su libro A Praying Life (Una vida de oración):

Lee los Evangelios y encontrarás un hombre con pasión y sentimientos. Gracias a Dios que tenemos un Salvador que está conectado con la realidad, quien ora para no tener que beber la copa de ira del Padre, quien clama en una cruda cruz de madera “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado? Mt. 27:46. Jesús no suprime sus sentimientos, pero tampoco les permite gobernarlo. Él es real. " (pág. 123).

Solo después de que Jesús orara “Si quieres pasa de mí esta copa”, Él pudo orar “no mi voluntad, sino la tuya sea hecha”.

El punto de la oración es crecer en nuestra relación con Dios. Mientras más hablamos y escuchamos, más Dios moldea la conversación. Mientras más nos acercamos a Él, nuestros deseos cambian de lo que queremos -aquello que creemos que es lo que más necesitamos- a lo que Él quiere. Sus deseos se vuelven los míos.

Como escribe David Platt en su libro Radical:

El regalo de Dios de la gracia incluye el regalo de un nuevo corazón. Nuevos deseos, nuevos anhelos. Por primera vez, que queremos a Dios. Vemos nuestra necesidad de Él, y Lo amamos. Lo buscamos, Lo encontramos y descubrimos que Él es la gran recompensa de la salvación… Somos salvos para conocer a Dios. Por eso clamamos por Él. (pág. 39).

Mantener nuestros ojos en Él

Entre un 70 a 80 por ciento de estudiantes del último año de bachillerato dicen que el matrimonio es extremadamente importante. Y entre el 80 y 90 por ciento de los estadounidenses eventualmente se casan. Pero ¿qué pasa si algunas de las personas que no se casan en realidad quieren hacerlo? ¿Cómo reconciliamos lo que estadísticamente es probable con lo que es sobrenaturalmente posible?

Las mujeres que nunca se casan se parecen mucho a Pedro cuando caminó sobre las aguas (Mt. 14:22-33). Pedro no estaba supuesto a caminar sobre el agua. Y cuando lo hizo, al desenfocarse por la tormenta y por las peligrosas olas a su alrededor, Él hizo lo que se anticipaba que sucediera, se hundió. Pero mientras mantuvo sus ojos en Jesús, hizo lo inesperado.  

Para muchas mujeres, casarse podría parecer milagroso. Alabemos a Dios porque Él no ha cambiado. Todavía sigue siendo el Dios asombroso que caminó con Pedro sobre las aguas, todavía hace lo inesperado. Pero nos toca hacer nuestra parte. Mantener nuestros ojos en Él.

En el proceso, Él cambia nuestras actitudes, nuestros hábitos, nuestra salud. Lo que sea necesario cambiar. Él puede hacer cualquier cosa. Él es Dios. Puedes confiar en Él y contar con Él. Él es fiel. Fiel pero no predecible. Las cosas pueden dar un giro hacia lo que no quieres.

En el libro de C.S. Lewis “El león, la bruja y el ropero”, Susan le pregunta al señor Castor sobre Aslan “¡Él está protegido?”  El señor Castor responde “¿protegido? ¿quién ha hablado de estar protegido? Claro que no lo está. Pero Él es bueno. Él es el Rey. Te lo aseguro”. Sabemos que a cualquier lugar donde nos lleve el viaje con Él, será bueno.

Cree que Dios es capaz. Confía en Él. Pero tienes que saber que creer y confiar no son lo mismo en lo que se refiere a dejarte amargar por el desengaño si Él no te responde como esperabas. Dios nos está llamando a tener fe como Sadrac, Mesac y Abed Nego quienes dijeron:

… respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado. (Daniel 3:16-18)

El Dios a quien servimos puede darnos un esposo. Pero aún si no lo hace ¿continuarías confiando en Él y en Su bondad?

Antes de que ores por un esposo…

Cuando empecé a escribir este artículo, pensé en un listado de características y versículos específicos para orar. Pero mientras más escribía y oraba, más me daba cuenta de que la dirección de Dios para nuestra oración es individual. Cada uno de nosotras es única, y Su obra en nosotras difiere de persona a persona. Eso no significa que no puedas orar con versículos que se refieren al matrimonio. Creo que sí puedes hacerlo.  

Pero también pienso que debes pedir a Dios que te muestre cómo orar dada tu historia y este momento particular de tu vida. Esta mañana mientras oraba sobre este artículo, me preguntaba cómo Dios me dirigiría a orar por un esposo si yo estuviera soltera todavía.  Me di cuenta que antes de orar por un esposo, necesitaría orar que esta generación de hombres sea transformada por el poder de Dios para levantarse como hombres capaces de asumir el compromiso del matrimonio.

Debido a todas las malas noticias con relación a los hombres, se me ocurre que antes de orar por hombres para ser esposos, necesitamos orar por ellos como nuestros hermanos en Cristo. Muchos son espiritualmente débiles. Oremos que Dios levante una generación de hombres piadosos que no solamente estén deseosos de aceptar el reto y llamado de ser esposos y padres piadosos, sino que también sean capaces de vivirlo.

Sin importar la etapa de la vida en que te encuentres, necesitas orar, pues la oración se trata de nuestra relación con Dios. Ya sea que estés soltera y orando por un esposo; o, más adelante, casada y orando por un bebé; u orando por la necesidad de un trabajo (tuyo o de tu esposo); o si nunca te casas, orando por servir fielmente en tu soltería; la necesidad de orar nunca termina. Jesús dijo a Sus discípulos que debían "orar siempre y no desmayar." Nunca es demasiado temprano ni muy tarde para empezar.

¿Cómo te animó este artículo a orar por los deseos de tu corazón (ya sea por un esposo o cualquier otro motivo)? ¿De qué manera puedes orar según tu historia de vida?

Este artículo fue adaptado en su versión en inglés de la publicación de la autora en Boundless.org. Utilizado con permiso.

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Sobre el autor

Candice Watters

Candice Watters es esposa, madre, escritora y conferencista. Ella y su esposo Steve crearon Boundless para el Ministerio Focus on the Family en 1998. Además de su columna bisemanal, ella es editora asistente de la rama para la familia del … leer más …


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