¿Cómo lidiar con personas difíciles?

No sé si hayas dicho alguna vez como yo: “¡Lidiar con gente no es fácil!”. Existen muchas otras frases para describir esta fricción de hermandad que se torna un poco oscura y difícil. Solemos decir, “Esa persona es más enredada que un andullo”.

Indagando en las escrituras, y esperando una respuesta a la vez, encuentro el deseo en lo más profundo de mi corazón de que el cambio inicie en la persona que considero “difícil” y no en mí. ¿Qué puede ayudarme a ver este asunto de las personas difíciles de manera bíblica?

Una perspectiva realista

Hay ciertas realidades de la vida cristiana que nos ayudan a tener la perspectiva correcta de las personas difíciles.

  1. Yo no puedo cambiar a nadie. Puedo hablar con ella, orientarla acerca de sus áreas de falla, y orar por ella. Pero el verdadero cambio será resultado de su propia intención de cambiar, la ayuda de personas a su alrededor, y, sobre todo, la transformación redentora del Espíritu Santo de Dios.(Jn 16:8)
  2. Todos tenemos un trasfondo diferente. Nacimos y nos criamos en lugares muy difíciles y diferentes. Esto influye algunas veces en nuestra manera de actuar y proceder (aunque de ninguna manera excusa el pecado).
  3. Todos somos pecadores. Nacimos en pecado, y todo lo que hacemos para mal es fruto del pecado que mora en nosotros. En pecado fuimos concebidos. Sa 51:5
  4. Yo no puedo amar a otros por mi propio esfuerzo. Aunque el amar es una decisión y no un sentimiento, es el amor de Dios en mí que me va ayudar a amar a mi prójimo desinteresadamente. 1 Jn 4:7-8
  5. La fricción entre personas es inevitable. Debemos hacer todo lo posible por evitar problemas, pero tenemos la oportunidad de aprender cómo reaccionar cuando se nos presenten estos inconvenientes. Ro. 12:18

Un ejemplo bíblico

Las Escrituras narran la situación de dos hermanas muy devotas a Dios que trabajaron arduamente por el avance del evangelio. Se llaman Evodia y Síntique. (Fip. 4:2-3). No se nos revela los detalles por los que estas mujeres no pudieron trabajar juntas con un mismo sentir. Puedo haber sido cualquier cosa. ¡Quizá fue por el color del uniforme que usarían las damas en el culto! Las creyentes tenemos desacuerdos muchas veces unas con otras, y ¿qué diremos de los que no tienen la luz de Cristo? ¡Aún mayor gracia debemos extender hacia ellos!

Una característica de la mujer cristiana debe ser su afabilidad. Filipenses 4:5 dice, “Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres.” ¿Qué es ser afable? Es ser una persona amable, cortés, cordial, sencilla, y de trato suave. Vemos otra mención de afabilidad en 1 Pedro 2:18, “Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar.”

Algunas sugerencias prácticas

  • Muestra el amor de Dios que has conocido a través de tu servicio a las personas difíciles. (Lc. 6:27, 35)
  • Busca ser afable, misericordiosa, compasiva, y amigable. (1 Pe. 3:8)
  • No devuelvas mal por mal, ni maldición por maldición, sino, por el contrario, bendice. (1 Pe. 3:9)
  • Comprende la condición moral y espiritual de las personas. (Ro. 11:30-31)
  • Ora por los que “os ultrajan y os persiguen”. Si haces esto, terminarás amando a las personas por las que oras y tendrás más compasión por ellas.(Mt. 5:44)
  • No te canses de hacer el bien. No te des por vencida. (Gal. 6:9, 1 Pe. 4:8)

La persona más difícil

Antes de apresurarnos a hablar mal de nuestro prójimo, es bueno detenernos a pensar. De la misma manera que yo llevo una carga pesada por el comportamiento de otros, otros están llevando mi comportamiento pecaminoso sobre sus hombros.

Cristo me puede cambiar a mí, y te puede cambiar a ti. Pídele a Él que te conduzca a su taller de alfarero. Quizás te lleve a un lugar poco atractivo, pero de seguro ahí produce las más hermosas piezas de arte (Jer 18:6; He. 12:11). Pídele que produzca en ti todo el fruto de Su Espíritu (Ga. 5:22-23).

(Si quieres meditar más sobre este punto, te recomiendo estos pasajes: Efe. 4:22-25, 1 Pe. 4:3, 2 Co. 5:17)

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Sobre el autor

Rosanna Ramírez de Rosario

Rosanna Ramírez de Rosario es esposa de Smaily Rosario. Residen en la ciudad de La Romana. Está convencida de la inmensa capacidad con la que Dios ha dotado a la mujer para desempeñar la función que El le asignó en … leer más …


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