Hace un tiempo, recibí un mensaje de texto desesperado de una amiga que estaba dolida. Había descubierto que algunos de los líderes del ministerio que ella admiraba grandemente y que había jugado un papel significativo en su crecimiento espiritual había estado llevando una doble vida – enseñando una cosa mientras encubría en forma descarada un estilo de vida no piadoso.
“Una noche sin dormir. enojada; herida; asustada; No lo creo…y otra serie de cosas. He estado pensando durante la noche cómo todo lo que había creído era una mentira y cómo fui tan tonta además darme cuenta que los últimos 14 años de mi vida se habían edificado alrededor de dos personas que hoy ni siquiera conozco. Lo odiaba todo”.
Mi amiga experimentaba la desgarradora amargura de la traición. Si alguna vez has atravesado algo similar, sabes que es natural sentirse dolida, te molesta el estómago, como si tu mundo hubiera sido sacudido. Aunque esos sentimientos son naturales, no son un lugar saludable donde estar durante un periodo extendido de tiempo. Confío que mi respuesta a mi amiga traiga consuelo, esperanza, y algunas ideas prácticas sobre cómo continuar y encontrar sanidad.
Él te sostendrá cuando no te puedas sostener a ti misma
No será un viaje fácil. Pero Él caminará contigo a través del mismo. Él te sostendrá cuando no te puedas sostener a ti misma. No he estado precisamente donde te encuentras, pero he experimentado desilusión intensa en la cual mi fe se removió profundamente. Puedo decirte que Él es fiel y verdadero.
Aquí te presento algunos pensamientos y sugerencias para atravesar este doloroso proceso:
- Sé honesta con Dios sobre lo que sientes. Él puede manejarlo.
- Duerme. Has estado muy agotada con toda esta situación. Cuando nos agotamos físicamente, nos volvemos más vulnerables a creer cosas acerca de Dios que no son verdad.
- Escucha música que hable verdad bíblica a tu corazón, mantenla tocando; escúchala una y otra y otra vez.
- Detente por un tiempo en los Salmos. Lee despacio. Mira cómo los salmistas le gritaban a Dios en su dolor y cómo en Su tiempo Él levantaba sus cabezas. Sigue leyendo aun cuando no crees o no lo sientes.
- Encuentra algunos versículos que hablen a las circunstancias que enfrentas ahora; memorízalos y mantente recitándolos una y otra vez. He estado haciendo eso recientemente con Salmo 18:1-3.
- Camina. Escucha sermones o música mientras lo haces. Estar sedentaria alimenta la depresión y emociones no confiables.
- No saques conclusiones basado en lo que crees o sientes durante las horas nocturnas. El enemigo parece crear más temor, duda e incredulidad en la oscuridad.
- Medita en Jeremías 17:5-10 y Salmo 118:8-9. ¿Cómo quiere el Señor transferir tu confianza en los hombres hacia Cristo?
- Tomará un tiempo manejar estos sentimientos que estás experimentando. Está bien. Me tomó dieciocho meses salir de “mi hora más oscura de la noche”. La noche no durará por siempre.
- Guárdate de la amargura. Creo que mi tiempo no debió haber sido tan largo como lo fue en realidad si no hubiera dado lugar a la amargura.
- Cuídate de no quedarte sola. Cuando estás en luchas, busca a Dios y a otros. No puedes pelear esta batalla sola. Si tratas de hacerlo será más fácil para el enemigo derribarte.
- No dudes en la oscuridad lo que has visto en la luz.
Superarás esta prueba, pero no porque eres fuerte… “Somos débiles y Él es fuerte”. Con el tiempo te darás cuenta y creerás y amarás a Dios aún más profundo de lo que jamás te habías imaginado.
Quédate quieta delante del Señor. Espéralo con paciencia. No te abandonará. Te liberará. Y te hará un instrumento más poderoso en Su mano.
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