La historia de Ester es una de las historias de la Biblia difíciles de olvidar, ya que demuestra el carácter de una persona con el valor de hacer algo extraordinario en medio de circunstancias imposibles. Siempre he encontrado en este libro mucha enseñanza que produce emociones que brotan en mi corazón. Empieza con un rey en busca de una reina, y termina con una reina en busca del favor de un rey.
Quiero compartir contigo tres características en la vida de Ester que pueden servirnos como modelo a seguir en nuestros días. Veremos actitudes y respuestas en esta joven que reflejaron un corazón dispuesto a responder al llamado de Dios en un momento crucial y determinante.
Ester fue una joven obediente
«Ester todavía no había dado a conocer ni su parentela ni su pueblo, tal como Mardoqueo le había mandado, porque Ester hizo lo que le había dicho Mardoqueo, como cuando estaba bajo su tutela». -Ester 2:20
En este versículo vemos una actitud de obediencia y prudencia de parte de Ester. Mardoqueo la había cuidado y enseñado como a una hija desde el momento en que quedó huérfana. Podemos pensar que una de las razones por las que él le mandó a callar fue su protección. La obediencia y sujeción a la autoridad fue una característica clave y también lo debe ser en nuestras vidas.
Ester fue una ayuda idónea
En distintos momentos en el transcurso del libro, vemos a Ester ayudando a los que le rodean. Protegió la vida de su esposo, el rey Asuero, de los que procuraban matarle (Est. 2:22). También intercedió por su vida y la de su pueblo (Est.7:3). Cuando Mardoqueo pidió la ayuda de Ester para hablar con el rey e interceder por los judíos y ella lo hizo (Est. 4:16). Podemos ver en la Biblia que ser ayuda idónea es parte de nuestro diseño divino. Esto no aplica solo al matrimonio, sino a todas las áreas y etapas de la vida.
«Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea». Génesis 2:18
Ester estuvo dispuesta a dar su vida por su pueblo
Esta es una de las características más relevantes en su vida. Cuando su pueblo se vio en riesgo de ser destruido, Ester reconoció y entendió que Dios la había puesto en el centro del palacio, como esposa del rey, no para disfrutar de bienes y riquezas, sino para interceder por su pueblo.
Mardoqueo le recuerda las siguientes palabras: «Porque si permaneces callada en este tiempo, alivio y liberación vendrán de otro lugar para los judíos, pero tú y la casa de tu padre perecerán. ¿Y quién sabe si para una ocasión como esta tú habrás llegado a ser reina?» (Est. 4:14).
La respuesta de Ester muestra su amor por su pueblo y confianza en que, pase lo que pase, haría lo correcto. Ella responde: «Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunen por mí; no coman ni beban por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco» (Est. 4:16).
Dispuesta a morir cumpliendo el propósito para el cual había sido puesta en la casa del rey, Ester revela un corazón lleno de amor, obediencia y temor a Dios. Jesús nos llama a tener esta misma actitud frente a los demás: «Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos» (Juan 15:13).
Podemos aprender de esta actitud de Ester a amar a los demás como a nosotras mismas (Mateo 22:33). Esto solo se logra cuando nuestras vidas dependen de Dios. Dios es amor (1Jn.4:8) y esto se refleja en la vida de sus hijos, ya que Él les capacita para amar de tal forma que demos honra y gloria a Su nombre.
Al reflexionar en todo esto, viendo el carácter de Ester y su ejemplo, podrías meditar y compartir con nosotras tus respuestas a las siguientes preguntas:
- ¿ Cómo puedes reflejar la obediencia en tu vida?
- ¿ De qué maneras puedes ser de ayuda idónea en tu alrededor?
- ¿ En cuáles formas puedes mostrar el amor de Dios a tu prójimo?
Oremos unas por otras que Dios nos capacite a ser como Ester en nuestra generación, dispuestas a responder a Su llamado para un momento como este.
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