Atráeme, en pos de Ti, correré

Por: Claudia Chalé

Cantares 1:4(a) Atráeme; en pos de ti correremos

“He aquí el novio viene” de Nancy DeMoss Wolgemuth, es una de las enseñanzas más bellas que he escuchado y que más ha impactado mi corazón; en ella, nuestro Amado Señor Jesucristo es Magnificado, Reverenciado y Glorificado.

Cuán hermoso es detenernos y meditar en el libro el Cantar de los Cantares con una actitud y una disposición genuinamente espiritual y adentrarnos a la figura del romance entre el Amado, el Señor Jesucristo con su amada Iglesia. Si hemos decidido decirle Sí, Señor: creo en Ti y te recibo como mi Amado Señor y Salvador, el Rey de mi vida, y estoy dispuesta a seguirte, entonces pertenecemos a Su amada Iglesia: la Novia de Cristo; tú y yo somos una novia para el Señor, somos una hermosa novia, esperando ansiosamente las bodas del Cordero.

¿Cuántas anhelamos un romance? Aun cuando somos casadas deseamos que nuestros esposos sean románticos, pero ¿cuántas de nosotras nos hemos equivocado por el deseo del romance? Realmente, a Quien buscamos y anhelamos es a CRISTO, porque fuimos creadas para amarlo con todo el corazón, con todas nuestras fuerzas y toda nuestra alma. Es al Dios del Universo, al Redentor, Al Dios Trino, al tres veces Santo a quien en realidad nuestro corazón anhela y busca; por tanto, es al Amado Señor Jesucristo a quien debemos entregar por completo nuestro corazón.

Como mujeres sabemos que ser románticas es parte de nuestra esencia ¿a cuántas nos encanta la historia de Rut la moabita y Booz? O, de ¿Isaac y Rebeca? o ¿Lo poético del Cantar de los Cantares? Este romanticismo natural en nosotras no es para nuestra equivocación ¡Cuánto dolor, frustración y desesperanza experimentamos al buscar un romance en un (os) hombre(s) a quien(es) Dios no aprobó, haciéndolo a nuestra manera, fuera de la voluntad del Señor, pensando que allí radica nuestra felicidad o nuestra valía o ¡Por nuestro romanticismo podemos convertir al esposo en un ídolo!

Dios nos dio este romanticismo natural para nuestra bendición, el Señor nos dio la capacidad de relacionarnos profunda, íntima y primeramente con Él; es al Dios Altísimo a quien necesitamos y anhelamos, desarrollando una total dependencia en Su Persona.  Quizás sabes que nuestra vida relata una historia de amor entre Dios y nosotras; una historia de amor incondicional, perfecto e inalterable. Aun cuando no conocíamos al Señor ya estaba construyendo nuestra historia de amor con Él, un amor puro, capaz de completar los deseos más profundos de nuestro corazón. El Dios Eterno nos atrajo hacía Sí mismo para reflejar en nuestras vidas el Evangelio del Señor Jesucristo y la gloria de Dios.

Sin importar tu estado civil, tú y yo necesitamos convertir al Señor en nuestro Amado, Fuente de gozo y de total satisfacción, nuestro único deseo, allí radica toda nuestra seguridad y nuestra paz. El salmista expresa en Salmos 73:25 ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

Es mi oración que cada mujer que ha dicho ‘Sí, Señor’ pueda experimentar el genuino amor del Amado Señor Jesucristo, el cual es Suficiente y es Todo cuanto necesitamos; de reconocerlo como nuestro Esposo amado.

Isaías 54.5 “…pues tu esposo será tu creador, su nombre es Señor del universo”.

¿Qué te parece expresarle al Señor el deseo de tu corazón cada día en tu tiempo a solas con Él y decirle de forma personal tal como lo expresó el escritor del Cantar de los Cantares: “ATRÁEME Y EN POS DE TI, CORRERÉ”.

 

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