Anne Steele una voz que todavía se escucha

Mientras observo pasar los carros a alta velocidad frente a mi casa, y escucho la música que sale por sus ventanas abiertas, me pregunto si los cantantes, y más específicamente, los autores de canciones –no se encontrarán entre las voces más influyentes en nuestra cultura.

Hace un par de siglos –antes del radio, iTunes, iPods, Pandora o Spotify- me imagino que los autores de himnos estaban entre las personas con más influencia en esa época. Hombres, mujeres y niños cantaban sus canciones tanto en la congregación como en sus labores diarias.

Anne Steele (1717-1778) fue una de las influencias con mayor impacto –históricamente la primera mujer autora de himnos que alcanzó connotación y supuestamente la escritora de himnos bautistas más popular en la historia de la iglesia.

Mi esposo, amante de himnos, me presentó a la fallecida Anne Steele hace un par de años. De hecho, si en alguna librería de libros usados logras desentrañar su obra de tres volúmenes, y me lo vendes, con toda probabilidad Trevor y yo le pongamos tu nombre a nuestro primer descendiente, como muestra de nuestra profunda gratitud. (Anne es la autora de himnos favorita de Trevor, y este libro es uno de sus tesoros más preciado.) Pero ya estoy divagando…

Un corazón humilde

Anne nunca se propuso convertirse en una autora exitosa. Ella escribía como parte de sus reflexiones personales, hasta que su padre-pastor comenzó a usar sus himnos en la iglesia que pastoreaba.

De acuerdo a John Gadsby:

Desde muy temprano en su vida [Anne] disfrutaba enormemente de la poesía, pero no estaba dispuesta a que sus producciones se sometieran al público. Cuando por fin dio su consentimiento, no quiso que su nombre apareciera en los volúmenes, sino que los publicó bajo el seudónimo de Teodosia (“El Regalo de Dios”), y dio todas las ganancias a obras de caridad.  

Los himnos de Anne aparecieron por primera vez en un himnario en 1769. Su padre escribió en su diario:

Hoy Nanny envió a imprimir parte de sus composiciones en Londres. Ruego al Dios misericordioso que la capacitó y motivó para tal obra, que dirija y bendiga este proyecto para el bien de muchos. Suplico a Dios que sea útil y a ella la mantenga humilde.

Y humilde se mantuvo. En una carta a su padre –a quien cariñosamente se refería como “padre íntegro”- Anne escribió:

Si mientras duermo en la tumba silenciosa, mis pensamientos son de verdadera bendición al menor de los siervos de mi Dios, que la honra sea para el Todopoderoso Dador de toda gracia.

Oh ¡y cuánto ha bendecido al Cuerpo de Cristo! Y no porque ella fuese perfecta.  Anne batallaba con dudas y la seguridad de su salvación. De hecho, ésa es una de las cosas que más valoro en sus escritos: se muestra muy sincera en sus temores, dolor, dudas –y en ocasiones- hasta en sus profundas aflicciones como creyente.

Siglos más tarde, es evidente que los himnos de Anne han soportado la prueba del tiempo.  Kevin Twit, fundador de Gracia Indeleble –una organización que produce himnos antiguos con música reciente- escribe “Encuentro sus himnos tan profundos y, sin embargo, fácilmente comprensibles ¡aún para aquellos que vivimos 250 años después de su muerte!”

Una fe profunda

Otra cosa que aprecio acerca de los himnos de Anne es que no son meramente ejercicios intelectuales. Como lo escribió John Sheppard, autor de una biografía corta sobre Anne: “Las emociones expresadas eran de lo más genuinas, y la fe que las despertaba era verdadera y por siempre en vigor.”

Eso era probablemente debido a cuánto sufrió:

  • Su madre murió apenas tres años después de que Anne nació.

  • Sufrió físicamente, viviendo con malaria crónica recurrente, cuestiones dolorosas del estómago, y dolor dental severo… así como serios daños debido a que fue lanzada de un caballo a los 19 años.

  • Su prometido, Robert, se ahogó cuando ella tenía veintiún años

Y, aun así, aquellos que la conocieron personalmente dan testimonio que a pesar de todo esto, ella…

Poseía un gozo auténtico, que ni siquiera los dolores agonizantes de sus últimos días se lo pudieron quitar. En los cortos intervalos de tiempo en que su aflicción disminuía, a través de su animada conversación y de distintas maneras, ella traía gozo a quienes estaban a su alrededor (Dr. Caleb Evans).

La única explicación es su íntima, profunda relación con Dios. Para un vistazo de su gozo en Él, miremos la manera única en que ella se refería a Dios en sus himnos:

  • Fuente amorosa de verdadero deleite

  • El querido refugio de mi alma cansada

  • Fuente eterna de gozo divino

  • Grandiosa fuente de gracia y poder ilimitados

  • Padre de misericordias en Tu Palabra

  • Amado centro de mis mejores deseos

Personalmente, me pregunto si la cercanía que ella experimentaba con su Padre celestial estaba directamente relacionada a su relación con su padre terrenal, quien se refería a sus cartas como “querida Nancy, cada vez más y más divertida.”

Anne vivió con su padre y madrastra hasta que él falleció. Pasó sus días escribiendo (144 himnos, cuarenta y ocho salmos en verso, y casi cincuenta poemas) y ayudando a su padre con sus deberes pastorales. Anne murió a la edad de sesenta y un años, después de nueve dolorosos años confinada a su cama. El Dr. Evans escribe:

Con frecuencia hablaba, no meramente con tranquilidad, sino con gozo, respecto a su fallecimiento.

…fue rodeada de dulces amigos que lloraban alrededor de ella……sus últimas palabras: “Yo sé que mi Redentor vive.”  

En su tumba en el campo de la iglesia se lee:

La lira en silencio, y muda la lengua armoniosa que cantó sobre la tierra su gran alabanza al Redentor;

Pero ahora en el cielo se une al canto angelical en composiciones más exaltadas y armoniosas.

Los himnos de Anne aún viven; que su legado viva en ti y en mí también:

  • ¿Somos consideradas y alentadoras con los demás aun cuando sufrimos?

  • ¿Somos diligentes pero humildes en ministrar nuestros dones para bendecir a miembros del Cuerpo de Cristo?

  • ¿Está anclada nuestra esperanza en el día en que estaremos cara a cara ante Dios…o en las búsquedas triviales que experimentamos aquí y ahora?

  • ¿Somos honestas con Dios y con otros acerca de nuestras dudas y luchas?

  • ¿Disfrutamos profundamente a nuestro glorioso Dios y lo colmamos de las alabanzas que Él merece?

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Sobre el autor

Paula Hendricks Marsteller

Paula se graduó del Instituto Bíblico Moody en 2005 con una licenciatura en Comunicación Impresa. Dos semanas más tarde, ella comenzó a trabajar en Revive Our Hearts, donde actualmente se desempeña como Directora de Redacción y Editorial. Su … leer más …


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