En un mundo donde el terrorismo, la guerra, la violencia y el divorcio son el pan de cada día, uno de los ministerios más vitales que podemos tener como mujeres, es el ministerio de animarnos unas a otras.
Todas nosotras sabemos lo que es estar desanimadas. Y todas nosotras conocemos personas que necesitan ser animadas en gran manera. Cada semana escucho de oyentes que luchan con la desesperanza y la desesperación. Ellas necesitan desesperadamente ser alentados por alguien. Alguien que les dé valor, esperanza, confianza y consuelo.
Ser una mujer que anima a otros, no fluye naturalmente para la mayoría de nosotras, pero, para una creyente esto no es una opción. Treinta y dos veces en el Nuevo Testamento se nos recuerda de cosas que debemos hacer «unos por otros». Uno de esos mandamientos es «animarnos unos a otros» (Hebreos 3:13). Cuando animamos a otros estamos reflejando el corazón de Dios, quien es el Dios de toda consolación. (Romanos 15:5).
¿Quién lo necesita?
Mientras piensas en las personas que conoces, pídele al Señor que coloque en tu corazón dos o tres personas que necesiten ser animadas.
Empieza con tu propia familia. Es hipócrita de nuestra parte tratar de animar a cualquier persona en el mundo, mientras fallamos en animar a aquellos que se encuentran dentro de las cuatro paredes de nuestro propio hogar.
Si estás casada, tu esposo necesita que seas su animadora número uno. Tu casa debe ser un refugio para tu esposo, el único lugar donde él sabe que puede recurrir y recibir ánimo constantemente.
Si eres mamá, no importa qué edad tengan tus hijos, ellos necesitan de tu aliento y ánimo. Cuando las personas nos dan palabras de ánimo, nos sentimos motivados a seguir sus consejos. Todas las personas florecen al ser estimuladas, y esto incluye a tus hijos.
Otros que necesitan de nuestro ánimo incluyen:
- Pastores, miembros del personal de la iglesia, y sus esposas.
- Otras madres, incluyendo mujeres embarazadas o madres solteras.
- Aquellas que están solas, solteras o ancianas.
- Personas que se encuentran enfermas y hospitalizadas.
- Nuevos creyentes.
- Aquellos que están luchando contra hábitos de pecado.
- Aquellos que están en duelo.
La mejor manera de experimentar el ánimo que anhelas recibir es animando y alentando a otros. Entonces, pídele a Dios que te ayude a ver a las personas con sus ojos, amarlos con su corazón, y animarlos con sus manos ayudadoras. A medida que lo haces, Dios animará y fortalecerá tu propio corazón.
Formas de animar
No conozco nada más alentador que puedes hacer por otros, que orar por ellos. Ora por ellos y ora con ellos. Si alguien dice «estoy luchando con esto» o «tengo una necesidad», detente y ora con esa persona allí mismo si es posible.
No sabes cuán valioso es para mí cuando alguien me dice «déjame orar por ti» – y lo hace inmediatamente. Tengo un amigo que prácticamente nunca termina una conversación – sea personalmente o por teléfono – sin orar por la persona con la que está hablando. Ese amigo ha sido una gran fuente de ánimo para mí, así como para muchos otros.
Otra forma importante con la que podemos animarnos unas a otras es con nuestras palabras. Proverbios 12:25 nos dice que «la ansiedad en el corazón del hombre lo deprime, mas la buena palabra lo alegra» (LBLA). Tus palabras de ánimo pueden ser un aliciente en la vida de otras personas.
No puedo enfatizar lo suficiente en la importancia que tiene esto para las personas más cercanas a nosotros. Piensa en esos momentos donde tu esposo esta muy desanimado. ¿Tus palabras lo derrumban más o lo fortalecen? Tus palabras, sean habladas o escritas, pueden dar valor y fuerza a los corazones de aquellas personas que se sienten desesperanzadas y abrumadas.
Podemos animarnos unas a otras a través de regalos – y esos regalos no tienen que ser costosos. Durante la semana pasada, recibí varios regalos significativos – incluyendo una placa de las Escrituras, flores, tarjetas y un CD con música de alabanza – de personas que solo querían que yo supiera que ellos estaban pensando en mí. ¡Esos detalles y recordatorios especiales han sido de gran aliento a mi corazón!
Hacer actos de servicio, es otra forma de animar a otros: Llévale comida a alguien. Ofrécete a cuidar los niños de una pareja para que puedan salir los dos a una cita; visita a una persona anciana; o limpia la casa a un amigo enfermo o a una mamá con muchos niños pequeños.
En un mundo donde muchas personas se encuentran tristes, solas, y heridas, ¡cuánto necesitamos animarnos unas a otras! Mientras lo hacemos, Dios usará nuestras manos, corazones y palabras para comunicar Su corazón y servir con gracia a quienes nos rodean.
© Revive Our Hearts. Used with permission. www.ReviveOurHearts.com
Ayúdanos a llegar a otras
Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Mujer Verdadera?
Donar $3
Únete a la conversación