¿Alguna vez has dudado del amor que Dios tiene hacia ti? Debo confesar que en ocasiones en medio de las circunstancias difíciles puedo llegar a preguntarme si realmente Dios me ama. Si Dios me ama ¿porque permite que toda esta ola de dificultades lleguen a mi vida?
En medio de tormentas y en medio del dolor que estas puedan causar, podemos soltar nuestra ancla y andar a la deriva. Comenzamos a dudar si realmente Cristo nos ama. Nuestro débil corazón nos tienta a pensar que Dios nos abandona y que Su amor no es suficiente para satisfacernos en medio de las dificultades.
Amada hermana, hoy quiero animarte a que afirmes tu ancla en el amor de Cristo.
En 1 de Juan 4, el apóstol nos habla acerca del amor. Nos dice que amar es un mandamiento. Nos recuerda que debemos amar a Dios y a nuestro prójimo. Pero mi parte favorita es cuando nos recuerda cuánto nos ama Dios.
- Dios nos ama tanto que envió a Su Hijo al mundo a morir por nosotras. (v. 9)
- Nos ama tanto que nos ha dado de Su Espíritu. (v. 13)
- Nos amó tanto que perdonó nuestros pecados y nos salvó de la condenación eterna. (v. 10, 14)
Y entiendo que muchas de nosotras sabemos esto, lo conocemos, incluso lo sabemos de memoria, pero ¿qué pasa cuando vienen todas esas tormentas? ¿Logramos mantenernos firmes en estas verdades?
Su amor nos sostiene
«Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene paranosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él». -1 Juan 4:16
Cuando dudamos del amor de Dios estamos quitando nuestra ancla de tierra firme. El amor de Dios es aquella tierra firme que nos sostiene. Nosotras ya hemos conocido el amor de Dios. Lo vemos en nuestro día a día. Entonces ¿por qué dudamos cuando viene la tormenta? Muchas veces dudamos porque en el fondo realmente no creemos que Dios nos ama. ¿Qué debemos hacer?
Cuando me di cuenta de que mi ancla no estaba firme en el amor de Dios, fue porque comencé a temer. Tenía miedo de lo que pudiera pasar y comencé a dudar de Dios. Y más adelante, en el versículo 18, dice que «en el amor no hay temor». ¡Ahora lo entiendo! Cuando estamos firmes en el amor de Dios, no tememos a las circunstancias.
¿Qué podemos hacer nosotras para asegurarnos de tener nuestra ancla firme en el amor de Dios?
1.- Arrepentirse
Debemos reconocer nuestra falta de fe y arrepentirnos por no creer en el amor que Dios tiene para nosotras. Es bueno orar y en medio de nuestra oración de arrepentimiento recordar todas las cosas que ha hecho Cristo por nosotras y que nos demuestran Su gran amor.
2.- Creer
Creer que Dios nos ama nos lleva a estar firmes en el amor de Dios. Depositar nuestra fe en ese acto de amor que Cristo hizo por nosotras nos da la fuerza y la fortaleza para sostener nuestra ancla en Su amor.
3.- Permanecer
Permanecer significa mantenerse sin cambio en un mismo lugar. Ahora que ya confesamos y que retomamos nuestra fe en el amor de Dios, debemos mantenernos ahí. A pesar de lo terribles que luzcan nuestras circunstancias, mantenernos en el amor de Dios fortalecerá nuestro corazón.
Permanecer con nuestra ancla firme en el amor de Cristo no es un trabajo fácil. Si luchas con este pecado de dudar del amor de Dios, tienes un trabajo por hacer. No estás sola. Cristo ya venció por nosotras. Él nos dio de Su Espíritu ¿recuerdas?
Más adelante, en el capítulo 5, Juan nos regala estas palabras de ánimo.
«Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo. Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Y quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?» (v. 4).
El Señor Jesús está contigo, Él te sostiene y sostiene Tu ancla. Tu ancla puede estar firme porque Su amor te sostiene.
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