Amplia Gracia

«No creo que Dios quiera perdonarme otra vez»… «Mi pecado me persigue y no lo puedo evitar»… «Fallé de nuevo. No sirvo para esta vida cristiana». Todos son pensamientos que he tenido y frases que he dicho porque he estado ahí, en el país de la culpa. 

Casi paralizada por el peso de mi pecado, parece imposible de creer lo que fervientemente podemos recitar, repetir, leer. Y esa separación de Dios, hace que nuestro corazón se desvíe lenta pero persistentemente hacia el lugar frío de un corazón olvidado de la gracia de Cristo. 

Y, como seguramente ya bien sabes, es imposible que, en la vida cristiana, andemos con un récord de cero pecado, pero ciertamente, nuestro fiel ayudador, el Espíritu Santo, nos lleva de la mano, para regresar a Dios el Padre por los méritos de Cristo, el Hijo. 

El Salmo 51 fue escrito por el rey David, después de ser confrontado por el pecado de adulterio con Betsabé, tras planear aún más pecado para evitar ser descubierto. Tras su transgresión inicial, las decisiones del rey fueron en pos de cómo cubrir las huellas del pecado con la mujer de Urías. Esta porción es una preciosa herramienta provista por Dios para confesar nuestras faltas, arrepentirnos de nuestros pecados y el desdén hacia Dios y Su palabra, y entonces, recibir Su paz. 

«Ten piedad de mí, oh, Dios, conforme a Tu misericordia; conforme a lo inmenso de Tu compasión, borra mis transgresiones. Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí». -Salmo 51:1-3 

El perdón que pedía David, y que podemos también nosotras rogar, es conforme a la inmensa misericordia de Dios. ¿Qué tamaño es ese? Ninguno que cualquier ser humano pueda calcular o imaginar. 

«Contra Ti, contra Ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de Tus ojos, de manera que eres justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas». -Salmo 51:4-5

Nuestro pecado siempre tiene como primer agraviado al Dios Santo que nos ha dado vida. Y ante esto, tenemos la necesidad de arrepentirnos, porque no hay cristiano auténtico si no hay arrepentimiento. Y la tristeza que viene después, Dios la usa para llevarnos a una profunda intimidad con Él. Dios usa el dolor que puede surgir de ese pecado para mostrarnos que no estamos llamadas a permanecer en estado de postración y lamento, cargadas de culpa, sino llamadas a dar testimonio de Su misericordia.

La Biblia nos relata en Eclesiastés que hay un tiempo para todo, y la intención de Dios, dada Su bondad inherente y Su voluntad para que todos procedamos al arrepentimiento (para salvación y santificación), no es que quedemos en tristeza y lamento, sino que Dios, en Su perfecto amor, busca reencontrarse con nosotros. En el dolor, en la soledad, en la humillación, Dios se revela una y otra vez como la fuente de gozo, por eso el salmista dice:

«Hazme oír gozo y alegría, haz que se regocijen los huesos que has quebrantado». -Salmo 51:8

¿Cómo? ¿Gozo ahora que estoy quebrantada? ¿En este momento que mi vida está hecha pedazos? ¿Ahora que la vida diaria es una cuesta arriba llena dolor? Sí, querida. Leíste bien. Gozo.

Bendición de saber que, por Cristo, en Cristo, puedo estar llena de paz, adoración y agradecimiento porque Cristo ya pagó por mí en la cruz. Él dijo: «Consumado es» (Juan 19:30).

«Y cuando ustedes estaban muertos en sus delitos y en la incircuncisión de su carne, Dios les dio vida juntamente con Cristo, habiéndonos perdonado todos los delitos, habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz». -Colosenses 2:13-14

Para los que han creído en el Nombre de Jesús, estas palabras son de alabanza pura para el Dios de victoria, que no solo nos ha tomado de la muerte que produce el pecado, sino que «habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de Él» (Colosenses 2:15).

¿Para qué este despliegue de gracia? 

«Restitúyeme el gozo de Tu salvación, y sostenme con un espíritu de poder. Entonces enseñaré a los transgresores Tus caminos, y los pecadores se convertirán a Ti». -Salmo 51:12-13

La alegría de Su salvación es saberme hija de Dios, amada, perdonada, restaurada. Con un corazón cambiado por Jesús, dependiente de Él, en todo. Un corazón que responde en gozo, sin culpa, para contar a otros, rebeldes como yo lo fui, los preciosos caminos de misericordia y gracia del Señor.

No te estaciones en la culpa del pecado. Toma la amplia salida de la gracia: confiesa, arrepiéntete y avanza a la vida abundante en Cristo Jesús.

Ayúdanos a llegar a otras

Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Mujer Verdadera?

Donar $3

Sobre el autor

Claudia Sosa

Claudia Sosa es mexicana, de la ciudad de Mérida, para ser más especifica. Nacida de nuevo, por gracia de Dios, en Enero de 2009. Casada con Rubén, su novio de toda la vida, desde hace casi 28 años. ¡Matrimonio rescatado … leer más …


Únete a la conversación