A todas nos gusta que nuestro hogar se vea limpio y acomodado, casi al punto de dar una impresión de perfección a nuestras visitas, ocultamos cosas en las gavetas y amontonamos cachivaches detrás de las puertas cerradas.
Tu corazón puede estar en condiciones similares. Es fácil dar la falsa impresión de que todo está en orden, e incluso hasta llegar a engañarte a ti misma. Pero ¿qué basura se encuentra escondida en los recovecos donde nadie puede ver?
Al acercarnos al evento ¡Clama! Dejemos al descubierto aquellas cosas que preferiríamos mantener escondidas: resentimiento, heridas, fracasos, concesiones, ingratitud, incredulidad e idolatría que yacen en lo profundo de nuestros corazones.
¿Cuándo fue la última vez que le pediste a Dios que abriera tus ojos a aquellos pecados que podrías estar escondiendo? ¿Estarías dispuesta a pedir al Espíritu que escudriñe tu corazón y te pruebe, haciendo evidente tu vida interior para que puedas caminar en libertad?
Así es como el salmista oraba:
Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno (Sal. 139:23-24)
El pedir que el Espíritu Santo nos escudriñe y revele nuestro pecado nos coloca en la senda hacia la verdadera sanidad y restauración. ¿Estás dispuesta a dar el paso decisivo?
En ¡Clama! con valentía pediremos a Dios por ese mismo tipo de sanidad y restauración, a nivel nacional e internacional –Pero le pediremos a Dios que comience esa obra en nosotras.
Inicio de oración personal: “Señor, gracias por ser nuestro Padre amoroso y misericordioso. Te ruego que escudriñes mi corazón. ¿Qué me quieres mostrar? ¿Cómo quieres dirigirme? Dame la gracia para seguirte en estos caminos…”
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