Al otro lado de la gratitud

El siguiente es un extracto del libro Sea agradecido de Nancy DeMoss Wolgemuth

Conozco muchas mujeres que sufren de una notable deficiencia de paz. En ocasiones, soy una de ellas. No me refiero a la paz que viene de tener un día sin nada qué hacer en la agenda, tirada en el sofá con una taza de té y un buen libro. No porque esa imagen no nos parezca atractiva, sino que siendo honestas, encontrarnos así es una situación muy rara por nosotras. La paz de la que hablo no necesita una cabaña en la montaña o apartarnos por un fin de semana. Puede ocurrir en cualquier lugar, aun en los momentos y lugares más agitados de tu vida.

Pero solo porque la gratitud sabe dónde encontrarlo.

Si estuviéramos sentadas una frente a la otra en una mesa, podrías contarme lo que está robándote la paz en este instante sin tener que pensarlo mucho. Puede que estés en duelo por una pérdida que no se aparta de tus pensamientos. Puede que te acuestes llorando por las noches debido a una situación con algún hijo, que está más allá de tu control; o un matrimonio fracasado, un pequeño en medio de exámenes médicos, o tal vez una rebelión abierta contra Dios y contra las decisiones de tus padres.

Quizás estás enfrentando algunos asuntos de salud propios, tus ingresos no te permiten cubrir los gastos mensuales o tu iglesia se encuentra en medio de una crisis por un tema candente.

Sabemos que podemos y debemos orar por estos asuntos. Pero orar no es todo lo que podemos y debemos hacer. “Por nada estéis afanosos” escribió el apóstol Pablo “antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús”. Filipenses 4:6-7.

Para ponerlo todavía más simple: En toda situación… oración + acción de gracias = paz.

Cuando la oración se une a la gratitud, cuando abrimos nuestros ojos lo suficiente como para ver las misericordias de Dios en medio de nuestro dolor, y cuando ejercitamos nuestra fe y Le damos gracias a Él aun cuando no podemos ver esas misericordias, Él nos alcanza con Su paz indescriptible. Es una promesa.

¡Ah! Podemos intentarlo de otra manera. Sin acción de gracias. La autora y maestra bíblica Beth Moore describe la manera como vive la mayoría de las personas, sustituyendo las frases familiares de Filipenses 4:6-7 con los polos opuestos:

No estés calmada por nada, sino que, en todo, piensa en ello constantemente creyendo que Dios te está fastidiando, y mantén en tu mente que <>, por eso preséntale tus agravios a todo el mundo menos a Él. Y la acidez de tu estómago, que trasciende todos los productos lácteos, te causará una úlcera y las facturas del médico te provocarán un ataque al corazón llevándote a perder el sano juicio.

La oración es vital, pero para experimentar realmente Su paz, tenemos que acercarnos a Él con gratitud. Gratitud difícil de ejercitar. Gratitud costosa. El tipo de gratitud que confía que Dios está obrando para nuestro bien aun en las circunstancias más desagradables… esa gratitud que guarda nuestros corazones y nuestras mentes con Su inexplicable paz.

¿Estás enfrentando una o más situaciones caóticas? ¿Tu alma está agotada de luchar, estresada y drenada? Hay paz querida amiga -Paz de Dios- esperando por ti justo detrás de la puerta de la gratitud intencional. Pero la única manera de encontrarla es yendo tú misma a verla. La paz de Dios es una de las muchas bendiciones que viven al otro lado de la gratitud.

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Sobre el autor

Nancy DeMoss Wolgemuth

Nancy DeMoss Wolgemuth ha tocado las vidas de millones de mujeres a través del ministerio de Aviva Nuestros Corazones y del Movimiento de Mujer Verdadera, llamando a las mujeres a un avivamiento espiritual y a la feminidad bíblica. Su amor … leer más …


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