Una vez más, en este año Dios nos ha llenado de tantas bendiciones. Y lo mejor de todo es que al madurar en nuestra fe hacemos mejor consciencia de que realmente ¡nada merecemos!
A simple vista nada extraordinario ha sucedido en este 2014. Sin embargo, como cada vez estoy más convencida de que nada merezco, más son las razones para testificar y dar gracias.
-Gracias Señor por darnos mayor entendimiento de Tu Palabra y de cómo ponerla en práctica.
-Gracias porque cada vez me es más claro mi rol como mujer de acuerdo a Tu diseño y ¡qué liberador ha sido esto!
-Gracias porque cada vez se hacen más evidentes las bondades de someterme a mi esposo y el privilegio de servirle a mis hijos y a todos los que me rodean.
-Gracias porque mi ego sigue decreciendo y mi YO sigue mermando.
-Veo hacia el 2013 y para Su gloria puedo decir que seguimos avanzando en la carrera de la fe.
Veo hacia adelante con los ojos fijos en El y sé también que resta mucho por hacer.
¡Dios es siempre bueno!
¿Y tú, reconoces que nada bueno mereces y que todo lo recibimos por Su Gracia? ¿O todavía sigues en constantes quejas en lugar de contar tus bendiciones?
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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