¿ADÚLTERA YO? ¡a mí que me esculquen! 10 señales para detectar la idolatría

Encontrar a los amigos que jamás me olvidaron ha sido algo muy grato. Hace unos meses 
volví a ver a uno, al que dejé de ver hacía muchísimos años y apenas me vio lo primero que me dijo fue Marce, ¡cómo estás de vieja! Sin embargo, minutos después de asimilar esta nueva realidad, volvimos a ser los de antes y conversamos durante horas y horas; y entre una anécdota y otra me contó una historia de amor que me impactó profundamente:
En una época de su vida, él se enamoró de una mujer muy hermosa y sostuvieron una relación que estaba funcionando bastante bien, hasta que un día, él se dio cuenta de que ella era una prostituta al mismo tiempo que sostenían el romance. Cuando él me contó, vinieron a mi mente toda clase de preguntas

¿Qué mujer puede ser tan insensata? 

¿Cómo pudo continuar en esa práctica y traicionar una relación estable con un hombre con tantas cualidades? 

¿O, por qué no confió en él?
Y mientras yo lo escuchaba a él y lo observaba, pude notar en sus ojos  que todavía tiene una gran tristeza y aunque se recrimina el no haberse dado cuenta a tiempo de la situación también pude notar en sus palabras que contenían un perdón inexplicable, y me atrevo a pensar que, si ella hubiera recapacitado a tiempo, él la hubiera perdonado, porque se nota que la amaba profundamente.

Mientras yo escuchaba a mi amigo, llegó una convicción a mi corazón, de que así, como esa mujer, soy yo, pero con Dios. Luego recapacité y me dije no, ¡A mí que me esculquen!
Sin embargo, días después, escuché una enseñanza, en la que me invitaba a pasar todos mis afectos, mis anhelos y mis obsesiones, por el filtro de 10 preguntas que detectan si hay idolatría en mi corazón.

¿Eso que tengo o que deseo y me obsesiona, está ocupando mi mente de tal manera que está eclipsando a Dios en mi vida

¿Ese anhelo de mi corazón, no solamente ocupa mis pensamientos sino también mis conversaciones y el no obtenerlo me está generando una gran frustración y ansiedad, como si Dios no fuera suficiente para mí

Ésta es muy importante: ¿Cuáles son mis peticiones más continuas de oración?, ¿Esa petición suplanta a Dios, de tal manera que busco a Dios como un instrumento para que me lo provea?

 ¿He estado dispuesta a “hacer lo que sea”, aunque esto ofenda a Dios, con tal de conseguir lo que quiero? 

¿He llegado a transgredir los límites con tal de retener lo que me obsesiona porque no estoy dispuesta a perderlo?
¿Qué es aquello en lo que está basada mi confianza y mi seguridad, aparte de Dios

 ¿Qué es aquello que me daría felicidad y propósito, y sentido a mi vida, diferente de Dios

 ¿A qué le estoy teniendo un temor, que me genera una gran ansiedad? 
¿Qué me mueve a hacer lo que hago? ¿es por una búsqueda de aprobación? 

 ¿A qué me refiero cuando yo digo “¿Yo sin esto, no puedo vivir”? …y, ¡yo sí que he dicho esto!

De manera que, esa convicción que había venido a mi corazón, era real, puesto que, a cada pregunta mis respuestas han sido, que no solo he tenido uno, sino muchos ídolos, estando en mi relación con Dios, y la idolatría es, adulterio espiritual
De manera que, ¿qué clase de insensata he sido que he traicionado mi relación con un Dios que es el Único Fiel y Verdadero?
Cuando lo he buscado, Dios me ha perdonado, de una manera inexplicable, pues, no hay nada tan malo que yo pueda hacer, para que Dios me ame menos, ni nada tan bueno, para que Dios me ame más y cuando yo pongo a Dios en el altar de mi corazón, todo lo demás queda en el panorama y equilibrio correcto. 

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Sobre el autor

Marcela Sosa

Marcela Sosa, es una mujer apasionada por Cristo.  Al beber “agua viva”, quiere contar a las personas, que encuentra en su camino, las maravillas de Dios. Tiene tres hijos y cuatro nietos. Graduada en Comunicación Social-Periodismo de la “Universidad de … leer más …


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