Adoptados y herederos

La adopción de Moisés

No tienes que leer muy lejos en la Biblia para encontrar la adopción. Jocabed la madre de Moisés, lo amaba tanto que lo dejó ir por el río Nilo cuando Faraón ordenó matar a los niños hebreos. En la providencia del Señor, la hija del Faraón lo adoptó y pidió a la madre biológica que lo amamantara por un tiempo. Dios mostró su fidelidad a Jocabed, ya que ella no sabía si volvería ver a su hijo. Así mismo vemos la soberanía de Dios hacia la hija del Faraón en darle un hijo por medio de la adopción y ¡ser llamada mamá! Esta adopción no es de un huérfano tradicional, sin embargo, el plan perfecto y soberano de Dios se cumplió en la vida de Moisés, para luego él reconocer que era mejor “ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado” (Hebreos 11:25). ¿Recuerdas qué pasó con ese niño?

Fue educado y criado como un hijo de la realeza y al paso de cuarenta años fue preparado por la élite egipcia en la ley, los idiomas, las matemáticas y la religión. La hija del Faraón amó y protegió a Moisés hasta crecer y convertirse en uno de los siervos más fieles de Dios. Él incluso escribió los primeros cinco libros de la Biblia. Nada mal para un niño adoptado.

El ser madre, es un privilegio que viene del Padre de los cielos, no es algo que decidimos o tenemos control. Es un llamado que Dios nos otorga y una oportunidad de vivir el Evangelio de Cristo por medio del amor sacrificial hacia los hijos.

La adopción de Hadasa

Otra historia de la adopción y fidelidad de Dios se encuentra en el libro de Ester. Hadasa, una joven judía de hermosa figura y de buen parecer. Ella perdió a sus padres y Mardoqueo, su primo, la adoptó como hija suya. Muchos de nosotros conocemos esta historia, Ester era una candidata poco probable para ser escogida a ser reina y contra todo obstáculo llegó al trono con un propósito. El plan perfecto de Dios se cumplió en la vida de esta huérfana, pero todo no fue sin sufrimiento y pruebas.

Al transcurso del tiempo, Mardoqueo vino a Ester para contarle que Amán quería destruir a los judíos, la reina tuvo gran dolor y no supo qué hacer en ese momento, pero su papá Mardoqueo le recordó del plan de Dios en su vida: “No pienses que escaparás en la casa del rey más que cualquier otro judío. Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (Ester 4:13-14).

Como madre de cinco hijos por medio de adopción, hay temporadas donde me siento desanimada, asustada, insignificante o inadecuada para la tarea que tengo en la crianza de mis hijos, pero encuentro mucho aliento en las palabras de Mardoqueo por más desafiantes que fueran, y en el ejemplo de Jocabed en su amor sacrificial.

Si eres madre por medio de la adopción, ¿has considerado que ha sido el Señor quien te ha puesto en esta posición para que le traigas mucha gloria? No importa de dónde provienen tus hijos adoptivos o lo que hayan vivido, Dios te ha elegido para que los cuides, te ha escogido para esta vocación de alta estima, que es un don perfecto que viene de lo alto.

Nuestra adopción espiritual

Hemos considerado dos relatos de la adopción física y reconocemos que es una idea de Dios, ahora veamos cómo esto nos apunta a una realidad más trascendente, nuestra adopción espiritual. Lo vemos en el libro de Gálatas cuando dice: "...nacido de mujer y nacido bajo la ley...recibiéramos la adopción de hijos”, Pablo describe que fuimos adoptados por Dios. En nuestra cultura, "adoptado" no siempre tiene una connotación positiva, pero el apóstol usa dos palabras intercambiables: hijos y adoptados. Pablo continúa diciendo: “ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”, el ser adoptados por Dios nos hace herederos. Normalmente, un heredero se define como "una persona con derecho legal", al igual que un sucesor y beneficiario.

Al nombrarnos sus hijos y herederos en Cristo, tenemos todas sus riquezas, y somos beneficiarios de toda sus riquezas. Maravillosa reflexión, que no importa dónde o de quién nacimos, fuimos adoptados como Sus hijos, sin condiciones. Nos amó antes de la fundación del mundo, se comprometió a nunca dejarnos, hasta que nos llame a Su presencia como sus hijos y herederos. Esta es la herencia para Sus hijos adoptados y una hermosa imagen en cómo amar a nuestros hijos, sin importar de dónde vinieron. Esta es la genuina religión, pura y sin mácula delante de Dios visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, lo cual trae mucha gloria a nuestro Padre celestial.

Estas dos historias nos ayudan a reflexionar a profundo la adopción, ¿como te animan a cambiar tu perspectiva en adoptar al recordar que tú eres una hija adoptada por Dios?

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Sobre el autor

Nedelka Medina

Nedelka es esposa de Diego y madre de 5 regalos del Señor dados por medio de la adopción. Se deleita en la educación de sus hijos; aprende mucho de ellos a través de las oportunidades ofrecidas por medio de la … leer más …


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