Es irónico que orar se nos haga tan difícil. Digo, en serio, cuando lo piensas bien ¿no es extraño? La oración nos permite acercarnos, y establecer una conversación íntima con nuestro Amigo y Compañero más cercano; y, sin embargo, es algo con lo que la mayoría de nosotras batalla. Cuando sea grande, quiero ser una guerrera de oración. Aún no he llegado a serlo, pero voy a compartir contigo algunas cosas que me han sido útiles a lo largo de los años:
Comienza temprano
Si no comienzo mi día desde temprano tendré que apresurar mi tiempo en la Palabra y en concentrarme en la oración. Y para mí, ésa no será nunca una buena manera de comenzar. Quizás seas una lechuza nocturna y te guste tener tu tiempo de devoción a las 11p.m. Aunque eso funcione con tu particular manera de ser, he notado que necesito comenzar mi día pidiendo al Espíritu que me llene y me dirija; y pidiéndole al Padre que me muestre el pecado ante el cual soy ciega, que abra mi corazón para recibir la verdad de Su Palabra. La oración y la Palabra de Dios van de la mano: La Palabra dirige nuestras oraciones, a la vez que la oración es nuestra línea de comunicación al buscar recibir instrucciones de la Palabra de Dios.
Algo importante que debo decir respecto a comenzar temprano –mientras más avanzo en edad, más nublado está mi cerebro en las mañanas. Por tanto, oro mientras espero la señal de la tetera avisándome que el agua está lista. Sirvo el agua sobre mi bolsa de té y oro mientras dejo el té en el agua. Doy un sorbo a la taza de té y oro… y la niebla de mi cerebro finalmente comienza a aclararse de manera que mi tiempo de oración se vuelva un poco más coherente.
Hay personas por las que oro en las mañanas, diariamente (mi familia y amigos cercanos). Al estudiar la Palabra, con frecuencia el Espíritu trae a mi mente a alguien más, o alguna situación específica por la que no he orado; entonces me detengo y los levanto en oración. También llevo un diario de oración que me ayuda a mantenerme alineada con las personas y ministerios que necesitan oración.
Ora en voz alta
Cuando estoy comenzando mi día, orar en voz alta realmente me ayuda o al menos susurrar mis oraciones. Con frecuencia, las escribo para mantenerme enfocada y no divagar. Aunque no siempre oro en voz alta. No vas a escucharme orando mientras estoy en una conversación, pero con frecuencia estaré elevando oraciones en silencio –pidiendo a Dios discernimiento y ayuda- mientras estoy envuelta en una conversación seria.
La postura es importante
Hay algo al ponerme de rodillas que hace que mi actitud se ajuste a mi oración. No siempre oro de rodillas –oro mientras conduzco el auto, camino, mientras me baño, o me maquillo. Eso es lo hermoso de tener la puerta de comunicación con Dios, abierta. Él es Espíritu, y siempre está accesible. No tengo que transportarme físicamente a un lugar específico para orar. No tiene que ser en la iglesia, y no tengo que arrodillarme. Cuando en el proceso de arrodillarme, muestro que Dios es digno de mi adoración y así ajusto y muevo mi cuerpo humildemente con una postura apropiada ante el Gobernador del Universo, hay algo que ocurre en mi corazón.
Sigue el formato ACGS
Quizás este acrónimo te resulte familiar, pero en caso de que nunca lo hayas oído, puede ser un formato muy simple para tus oraciones:
A: Adoración
Pasa tiempo alabando y adorando a Dios por quién Él es. Una excelente manera de practicarlo es literalmente cantando un himno. Tengo un himnario con mis devocionales, y cuando lo saco (lo que no ocurre con suficiente frecuencia), las palabras majestuosas acerca de mi Salvador me llevan a momentos de adoración personal. Creo que Él se deleita en nuestros cantos de alabanza a Él.
C: Confesión
Dios sabe lo que hay en mi corazón, todo lo que he hecho, toda acción egoísta y pensamiento incorrecto. Nada está oculto a Él, pero cuando lo ignoramos o tratamos de encubrir o esconder nuestro pecado, Dios no escucha nuestras oraciones (Sal. 66:18; Sal. 32). La confesión es ponerme de acuerdo con Dios respecto a mi pecado, trayéndolo a la luz, y alejándome de él.
G: Gratitud
Agradecer a Dios por Su bondad y por todas las maneras en que, manifestado Su gracia, haciendo una lista específica, me lleva a momentos de verdadera adoración.
S: Súplica
Súplica es pedirle algo a Dios. Significa “clamar” a Él por ayuda. Aquí es donde nos mostramos auténticas con Dios respecto a lo que hay en nuestro corazón –donde le dejamos saber lo que necesitamos, nuestros temores, lo que deseamos que Él haga en nuestra vida y la de los demás. Permitir que las Escrituras moldeen y conformen lo que pienso sobre mis peticiones, me ayuda a pedir conforme a la voluntad de Dios. ¡Y ése es un tipo de oración efectiva!
Los cronómetros ayudan
Dos veces al día, el reloj marca las 10:00 y es el tiempo en que el cuerpo de nuestra iglesia ora unos por otros. Algunos de nosotros tenemos alarmas en nuestros teléfonos que nos ayudan a recordar que debemos detenernos por unos momentos y orar. Recientemente, cuando mi esposo y yo estábamos en Enfoque a la Familia, mi alarma de oración de las 10 a.m. sonó mientras estábamos grabando algunos programas. Nos interrumpió, y nos reímos por ello, pero fue verdaderamente especial para mí porque me recordó que nuestra iglesia estaba orando por nosotros.
Algo que me gusta respecto a poner una alarma para orar durante el día, es que llama mi atención y me lleva a lo que en verdad importa –entrar a lo eterno y reanudar la batalla por medio de la oración. ¡Además, mi mente está más despejada cuando llega el tiempo de oración intencional de las 10 a.m.!
Planificación
Tengo un hermoso grupo de amigas-hermanas que oramos juntas por teléfono, una vez al mes. Estamos dispersas por todo el país (una incluso fuera del país), pero cuando tenemos ese tiempo de oración mensual, experimentamos una unidad y comunión sobrenatural que es poderosa y alentadora. Este tipo de momentos de oración no solo ocurren –sino que se necesita planificarlos. (¡Estoy tan agradecida por mi amiga que mantiene al grupo cumpliendo con esa tarea!)
Cuando tengo una amiga que está luchando con algo, programo una llamada de oración. Te animo a que hagas más que tener la “intención” de orar con una amiga o cultivar un compañerismo de oración. Anótalo en el calendario. Planifícalo.
Las Escrituras nos dan dirección
La oración no tiene porqué ser un misterio escondido. Gracias a Dios, Él nos ha dado nuestro propio libro de oración personal que ha escrito para nosotras. Las Escrituras están llenas de oraciones que podemos aplicar a las necesidades por las que estamos intercediendo. Aquí hay algunas que he usado:
- Oraciones por mi esposo: Ef. 1:17-19; Sal. 15:1-2; 92:12-15.
- Oraciones por nuestros hijos: Col. 1:9-12; 2ª Co. 13:7-8; 1ª Ti. 4:12, 6:11-12; 2ª Ti. 2:22; Pr. 2:20.
¿Cuáles son algunas cosas prácticas que te ayudan en tu vida de oración?
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