20 Beneficios de habitar en la Palabra de Dios de acuerdo al Salmo 119

La Palabra de Dios es mi ancla. Ata mi mente a la verdad cuando las mentiras del enemigo están disponibles fácilmente, me envuelve con seguridad cuando mi futuro es incierto, me devuelve a la presencia de Dios cuando he buscado la compañía de intereses inferiores.

Seré honesta, no sé quién sería lejos del Señor y Su Palabra; probablemente navegando por las aguas embravecidas de la duda, la desesperación y el desánimo, incapaz de salir del caos de la oscuridad. Pero con Dios hay esperanza y en Su Palabra encuentro aliento, paz y satisfacción. Encuentro tierra firme para apoyarme.

Si tan solo el mundo pudiera comprender los beneficios disponibles para el alma que busca a Dios a través de Su Palabra al estar dispuesta a verla como verdad, apegándose a ella en cada momento. Porque la Palabra de Dios cambia, sostiene y da vida. El salmista nos ofrece numerosas razones para correr hacia el consuelo de la Escritura y nunca apartarnos de ella.

Veinte beneficios de habitar en la Palabra de Dios.

  1. Te lleva hacia el gozo.

«¡Cuán bienaventurados son los que guardan Sus testimonios, y con todo el corazón lo buscan!» (v. 2).

La Nueva Traducción Viviente traduce la palabra «bienaventurados» como «felices», esta palabra también puede ser traducida como «contento». Conocer y buscar a Dios a través de Su Palabra es una actividad que te llena de gozo. ¿Y quién entre nosotras no necesita gozo?

  1. Puede impedir que pequemos.

«¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra» (v.9).

La Palabra de Dios puede evitar que nos extraviemos, pero cuando la ignoramos, tenemos pocas esperanzas de no desviarnos.

  1. Ofrece consejería.

«También tus testimonios son mi deleite; ellos son mis consejeros» (v. 24).

¿Cuántas veces he necesitado consejo? Muchas. ¿Cuántas veces he necesitado perspectiva? Demasiadas para contar. ¡La Palabra de Dios es el mejor y más confiable consejero!

  1. Protege contra la trampa del egoísmo.

«Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la ganancia deshonesta» (v. 36).

¿Por qué es tan importante? Porque la búsqueda de uno mismo es una trampa, no conduce a la plenitud que promete, sino a un vacío profundo; sin embargo, buscar a Dios por encima de nuestros propios intereses es encontrar la satisfacción que realmente buscamos.

  1. Nos da esperanza.

«No quites jamás de mi boca la palabra de verdad, porque yo espero en Tus ordenanzas» (v. 43).

Tenemos esperanza en las reglas de Dios no porque sean restrictivas, sino porque son redentoras. 

  1. Nos otorga libertad.

«Y andaré en libertad, porque busco Tus preceptos» (v. 45).

La verdadera libertad no se encuentra en vivir como yo quiera. La verdadera libertad se encuentra viviendo en una relación correcta con Dios, los mandamientos de Dios nos proveen los límites para hacerlo.

  1. Nos trae consuelo en la aflicción.

«Este es mi consuelo en la aflicción: que tu palabra me ha vivificado» (v. 50). 

Sin importar las circunstancias, la Palabra de Dios ofrece alivio cuando nada más puede hacerlo. Sus promesas son verdaderas y se mantienen firmes en cualquier situación.

  1. Nos ofrece algo de que cantar.

«Cánticos para mí son Tus estatutos en la casa de mi peregrinación» (v. 54).

¿Cuándo tendemos a cantar? Cuando estamos contentas, ¿verdad? A medida que nos abrimos camino por la vida, la seguridad de la Palabra de Dios y Su fidelidad a ella nos llena de alegría. Esto nos da muchos motivos para cantar.

  1. Es un ancla de verdad en medio de un océano de mentiras.

«Los soberbios han forjado mentiras contra mí, pero de todo corazón guardaré tus preceptos» (v. 69).

El salmista continúa diciendo: «La suma de tu palabra es verdad» (v. 160), pase lo que pase, la Palabra de Dios es siempre verdadera y capaz de evitar que caigamos en las amplias y persuasivas mentiras del diablo.

  1. Nos permite ser un ejemplo para otras personas.

«Tengo más discernimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios son mi meditación. Entiendo más que los ancianos, porque Tus preceptos he guardado (v. 99-100).

¿Cuántas de nosotras confiamos en nuestra capacidad para dirigir a otras? Tal vez algunas. Cuando vivimos de acuerdo a la Palabra de Dios, podemos estar seguras de nuestra habilidad para dirigir correctamente, especialmente cuando enseñamos a nuestros hijos.

  1. Nos ofrece esperanza mientras esperamos.

«Mi alma desfallece por Tu salvación; en Tu palabra espero» (v. 81).

La espera es compañera de la fe y parte inevitable de la vida; pero mientras esperamos, es la Palabra de Dios la que nos ofrece esperanza.

  1. Nos sostiene durante temporadas difíciles.

«Si tu ley no hubiera sido mi deleite, entonces habría perecido en mi aflicción» (v. 92).

¿Te has sentido alguna vez tan abatida que pensaste que no podrías seguir adelante? Así se sintió el salmista, pero la Palabra de Dios le sostuvo incluso en los momentos más duros.

  1. Es vivificante.

«Jamás me olvidaré de Tus preceptos, porque por ellos me has vivificado» (v. 93).

Una vez estuve perdida, pero ahora fui hallada; una vez estuve muerta, pero ahora estoy viva. ¿Cómo? La Palabra de Dios y el Espíritu de Dios obrando poderosamente en mí.

  1. Da sabiduría y entendimiento.

«Tengo más discernimiento que todos mis maestros, porque Tus testimonios son mi meditación» (v. 99).

No hay sabiduría aparte de Dios. En Cristo «están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento» (Col. 2:3). Conocer la Palabra es conocer a Cristo, y conocer a Cristo es conocer a Dios, y conocer a Dios es conocer la sabiduría.

  1. Alumbra el camino que debemos seguir.

«Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino» (v. 105).

¿Estás insegura sobre qué camino tomar? La Palabra es una luz hacia el camino correcto, este camino siempre te llevará hacia Dios y no te alejará; te llevará hacia la justicia y no hacia el pecado.

  1. Nos impide caer en las trampas del enemigo.

«Los impíos me han tendido lazo, pero no me he desviado de Tus preceptos» (v. 110).

Lidiar con personas difíciles puede ser difícil, pero la Palabra de Dios nos da el camino adecuado para mantenernos en integridad.

  1. Actúa como un escudo a nuestro alrededor.

«Tu eres mi escondedero y mi escudo; en Tu palabra espero» (v. 114).

La Palabra de Dios es nuestra defensa porque nunca nos fallará; es un refugio porque nunca nos abandonará. Hay un lugar donde siempre podemos escondernos cuando el enemigo nos tienta: la fidelidad de Dios a Su Palabra.

  1. Nos ayuda a conocer el carácter de Dios.

«Justo eres Tú, Señor, y rectos Tus juicios» (v. 137).

La Palabra revela quién es Dios y lo que ha hecho. Apartadas de la Palabra nunca le conoceríamos a Él ni a Su justicia.

  1. Es la forma de experimentar la fidelidad de Dios.

«Es muy pura Tu palabra, y tu siervo la ama» (v. 140).

Si no sabemos lo que Dios dice, ¿cómo sabremos que es fiel? Y si no confiamos en que Él cumplirá Su Palabra, ¿cómo nos daremos cuenta de Su providencia? Conocer y confiar en la Palabra de Dios es experimentar Su liberación llena de paz, firme y constante.

  1. Nos da paz.

«Mucha paz tienen los que aman Tu ley, y nada los hace tropezar» (v. 165).

Dios hizo nuestras almas para vivir de acuerdo con Él y Su Palabra. Así que cuando no lo hacemos, algo se siente mal, pero cuando hacemos de la Palabra de Dios nuestra prioridad, encontramos un refugio de paz.

Preciosa amiga, no tenemos ninguna razón para no profundizar en la Palabra de Dios y tenemos muchas razones para hacerlo ahora mismo, ¡no esperes! Deja que la Palabra de Dios sea la meditación diaria de tu corazón para que tú también puedas conocer la vivificante, sustentadora, gozosa y pacífica abundancia de la Palabra de Dios.
 

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Sobre el autor

Stacey Salsbery

Stacey Salsbery

Stacey Salsbery es esposa de granjero y madre de cuatro hijos. Cuando no está sirviendo una comida, viajando en un tractor con su esposo o llevando a los niños a practicar, la encontrará escapando de la locura escribiendo devocionales en … leer más …


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