Texto para meditar: Isaías 44
“¡Ay del que contiende con su Hacedor, el tiesto entre los tiestos de tierra! ¿Dirá el barro al alfarero: "Qué haces?” —Isaías 45:9
¿Alguna vez te has preguntado si algo no habrá salido bien el día que tu ADN se elaboró en el Taller de la Creación? Quizás no es tu apariencia física lo que te hace estar resentida contra tu Hacedor, pero quizás eres vulnerable a la misma tentación que metió a Eva en problemas: Dios me está dejando de dar algo y necesito tomar las cosas en mis propias manos para poder sentirme realmente satisfecha.
Cuando nos sentimos insatisfechas con nuestro diseño físico, descontentas con el plan de Dios para nuestras vidas, o tentadas a resentir o resistirnos a la voluntad de Él, podemos terminar en la peligrosa posición de “contender con nuestro Hacedor.”
Gracias a los avances médicos y tecnológicos, ya no tenemos que vivir con mentones caídos, con bolsas debajo de los ojos, con cinturas protuberantes, o con otras partes del cuerpo no satisfactorias. Hoy podemos ser recortadas, refrescadas, y contorneadas; ¡hasta podemos cambiar nuestro género!
Más aún, podemos hasta cambiar las circunstancias que no nos gusten. Por ejemplo, una mujer ya no tiene que permanecer casada con un hombre que adore el fútbol del lunes por la noche más que a su esposa —un buen divorcio al vapor es una forma fácil y asequible para terminar un matrimonio desdichado o difícil.
En un mundo de interminables oportunidades para nuevas y excitantes carreras, para experiencias sensuales ilimitadas, y para innumerables formas de “satisfacer” tu vida (desde gurús de la Nueva Era con sus ofertas de una espiritualidad superior hasta los últimos programas de pérdida de peso), no hay escasez en las formas de alimentar nuestro descontento.
He aquí algo para pensar: ¿Has comprado la mentira de que alguien sabe lo que te conviene a ti, Su vasija preciada, más que tu omnisciente Maestro Alfarero? Contender con Él es más inútil que luchar contra el viento. El único camino para la verdadera satisfacción es a través de la gratitud, el contentamiento y la humildad.
Cuando finalmente aprendemos a confiar en el Maestro Alfarero, nuestras luchas cesarán, nuestras iras y nuestros temores huirán y encontraremos descanso y tranquilidad en Él.
Tómate un tiempo para reflexionar
Utiliza el texto de Isaías 44 para dirigir tu corazón hacia la alabanza de tu Maestro Alfarero. Enfócate en Su gran poder, en Su fidelidad, en Su amor tierno y Su cuidado hacia ti. Dios te creó muy especialmente para Sus buenos propósitos. Memoriza el Salmo 139:14 y úsalo para batallar contra las mentiras del descontento.
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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