Texto para meditar: 1 Corintios 11:1–16
“..pues en verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre.” —1 Corintios 11:9
Una de las características más persistentes en el hombre (¡y la mujer!) caído es la tendencia a elevar nuestras ambiciones personales, nuestras preocupaciones, y nuestro futuro por encima de todo lo demás. De esta forma no solo perdemos de vista el panorama general de las cosas, sino que de hecho nos convertimos en el panorama general. ¡Craso error! Es por esto que siempre debemos recordar que esta vida no se trata de nosotras.
De muchas formas nuestra visión de la vida es similar a la de un niño que, al estar haciendo un rompecabezas, pone toda su atención en una sola pieza. Muchas de nosotras nos enamoramos tanto de nuestra propia pieza unidimensional y colorida que empezamos a ver los bordes de esta pieza irregular de cartón como si fuesen los límites del universo. Orgullosamente sentimos que el mundo gira alrededor nuestro y que nuestra pieza del rompecabezas ¡constituye el panorama completo!
Lamentablemente, se nos olvida que tan solo somos una pequeña pieza en el gran esquema de redención de Dios y que Él es quien ordena la colocación de cada pieza en Su gran panorama.
Para aquellas mujeres que luchan con el orgullo, el texto de 1ª Corintios 11:9 puede ser difícil de digerir, especialmente si todavía permanecemos atrapadas en la idea de que nuestra pieza del rompecabezas es la pieza necesaria que hace falta en el universo. “¿Cómo es eso de que yo fui creada para el hombre?”, nos preguntamos. Nuestra primera reacción cuando leemos esta porción de las Escrituras podría ser discutir y luchar por una posición algo más prominente, o quizás pudiéramos decir “¿Oye, pero no podría haber sido creada para mí misma? ¿Qué tiene que ver el hombre en todo esto?”
Si tu reacción es similar a éstas, quizás es tiempo de que des un paso hacia atrás en señal de humildad antes de retar u objetar la infalible Palabra de Dios.
Tómate tiempo para reflexionar
¿Consideras acaso a aquellos individuos que sirven en roles que requieren seguir las instrucciones de un líder como menos valiosos que el líder? ¿Te cuesta trabajo honrar la autoridad? Medita despacio a través del texto de 1ª Corintios 11:1–16. (Un buen comentario bíblico podría ser de ayuda al intentar estudiar este pasaje.) ¿Existen algunas cosas en este texto que consideras ofensivas? De ser así, ¿por qué? ¿Revela esto algunos asuntos en tu corazón con los cuales debes lidiar? Pasa un momento preguntándole a Dios y espera Su evaluación honesta.
Durante las próximas semanas, quizás te sientas tentada a darte por vencida o a saltar este devocional del todo. Tenemos la esperanza de que perseveres a través de este tiempo de preparación de tu corazón. Pídele a Dios que te revele cuáles áreas de tu corazón pudieran estar obstaculizando que cumplas a cabalidad tu rol como mujer bíblica.
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Este artículo procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ® www.avivanuestroscorazones.com
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