Texto para meditar: Juan 13
“Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea.” —Génesis 2:18
“La mujer fue hecha por Dios para complementar las deficiencias del hombre.” —John MacArthur*
Dios diseñó una unidad preciosa y complementaria entre el hombre y la mujer para que funcionaran en armonía. Él creó al hombre primero y le dio responsabilidades específicas desde mucho antes que la mujer apareciera en escena. Sin embargo, aunque Dios diseñó al hombre como líder y le dio la responsabilidad de ser cabeza, esto de ninguna manera implica que él ocupa una posición superior con relación a la mujer. John Piper describe el liderazgo del hombre de la siguiente forma:
“El llamado al liderazgo no es un llamado a exaltarnos a nosotros mismos sobre cualquier mujer. No es un llamado para dominar o denigrar o para ‘poner a la mujer en su puesto’. El llamado al liderazgo es un llamado a humillarnos a nosotros mismos y a tomar la responsabilidad de ser un líder-siervo de formas que sean apropiadas en cada una de las diversas relaciones con las mujeres.”**
En el rol de ayuda idónea que tiene la mujer, ella está llamada a apoyar el liderazgo del hombre y a facilitarle su funcionamiento en el rol que Dios le ha asignado. Sin embargo, el rol asignado a la mujer es uno que requiere una contribución significativa. De manera particular, una mujer casada debe usar sus dones dados por Dios para asistir a su esposo como su compañera, trayendo a la relación sus fortalezas y sus perspectivas como mujer. De esta forma ella le servirá de complemento a él.
Una relación de dos cabezas, en la que cada individuo está luchando por tener el poder y el control, es inefectiva y finalmente se autodestruirá. Dios revoluciona esta forma de pensamiento. Él llama al hombre a ser un líder-siervo y a la mujer a ser su ayuda idónea. Adicionalmente a esto, Él llama a los hombres a atesorar y a cuidar a sus esposas, amándolas de la misma forma desinteresada y servicial como Cristo amó a Su novia, la Iglesia.
Tómate un tiempo para reflexionar
¿Abrazas o resientes el rol de “ayuda idónea”? ¿Acaso ves este llamado como denigrante, o de menos importancia que el rol del hombre? Lee Juan 13 y medita en el ejemplo de Jesús como líder-siervo. ¿Consideras a Jesús como menos valioso que los discípulos por haber tomado el rol de asistente al ministrar a Sus discípulos? Pídele a Dios que te revele cualquier área de orgullo que pueda estar causando que te resistas a la idea ser la ayuda idónea de tu esposo.
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